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Actualizado: 01 feb 2017 / 17:16 h.
  • Un instituto de Padre Pío lleva cinco años denunciando grietas
    María del Carmen Belmonte muestra los testigos que se han puesto en las grietas. / Fotos: El Correo TV
  • Un instituto de Padre Pío lleva cinco años denunciando grietas
  • Un instituto de Padre Pío lleva cinco años denunciando grietas
    El aseo clausurado se usa de almacén.

Los padres del alumnado del instituto de Secundaria Leonardo Da Vinci, en el barrio de Padre Pío, están preocupados por el estado de conservación que presenta el edificio. En concreto, el inmueble anexo a la vieja edificación que se construyó hace unos años para dar respuesta a la demanda educativa de la zona. La asociación de madres y padres (AMPA) lleva cinco años denunciando grietas y otros desperfectos estructurales sin que, dicen, hasta el momento se haya acometido «una reforma integral» de estas instalaciones en las que reciben clases más de 250 niños. «No podemos seguir así. Tenemos miedo a que se produzca un derrumbe», advierten.

La primera denuncia se presentó a la Consejería de Educación el 24 de febrero de 2012. «Unos años antes habían aparecido las primeras grietas en la primera plata y desprendimientos en la fachada principal, que durante un tiempo llegó a estar apuntalada», recuerda María del Carmen Belmonte, que por entonces acababa de llegar a la directiva de la AMPA.

Las primeras explicaciones que reciben de los técnicos es que «no hay peligro» y que son movimientos de asentamiento del edificio nuevo». Pero va pasando el tiempo y empieza a reinar la incertidumbre al comprobar que la realidad es otra. «Fueron apareciendo más grietas: en los pasillos, en las aulas, en el suelo del patio del recreo... y, a la vez, comenzaron a desprenderse losas de los aseos de los niños en la primera planta».

La reacción fue lógica: insistir en las reclamaciones y escritos a los servicios de intervenciones de la consejería. «Solicitamos el arreglo de estos desperfectos que estaban alarmando a toda la comunidad». Las quejas de los padres forzaron que en marzo de 2015 se convocara un encuentro con el delegado de Educación, el director del centro y la AMPA para tratar el asunto. A última hora se desconvocó: «Nos explicaron verbalmente que como el único punto era el arreglo del edificio y que se había aprobado la ejecución de la obra, se suspendía la reunión». Además, indican, que se les anunció que las obras comenzarían «en unos tres meses, el tiempo que tardara la adjudicación del proyecto».

Se realizó el estudio geotécnico, las empresas aspirantes visitaron el recinto... pero pasaron los tres meses y hasta prácticamente un año, y «ni rastro de las anunciadas obras». Sin embargo, la AMPA no tiró la toalla y retomó las reclamaciones a la Consejería de Educación al tiempo que seguían creciendo las grietas, «en las que prácticamente cabe una mano», y se clausuran los aseos de la primera planta que ha ido perdiendo la totalidad del alicatado a consecuencia del movimiento del edificio. Reciben una vez más la visita de técnicos, que analizan la situación y colocan testigos en las grietas para evaluar el nivel de desplazamiento de complejo escolar.

La nueva situación obliga a replantear el proyecto de reforma presentado con un presupuesto de 144.000 euros, en un principio, y de 200.000 euros, luego, del Plan de Oportunidades Laborales en Andalucía (OLA). «Nos dijeron que al estar peor, se necesitaba más dinero y, de nuevo, a esperar. Cualquier día va a haber una desgracia», detalla Belmonte, quien señala que se solicitó una malla en la fachada frente a los desprendimientos pero «nunca llegó». Eso sí, hubo «una reparación puntual» para eliminar los puntales de este punto.

Después de meses «sin noticias», la comunidad educativa recibió antes del pasado verano la comunicación de que «de momento no habría obras». La respuesta sorprendió a todos: «Si las obras ya estaban adjudicadas y hasta había un presupuesto y todo, dónde a ido a parar el dinero», exponen indignados los padres, que añaden que continúa sin arreglarse el depósito de la caldera del instituto pero que, «gracias a un apaño», los niños tienen calefacción.

Este periódico ha intentado ponerse en contacto varias veces con la Consejería de Educación sin que haya resultado posible establecer una comunicación para tratar este tema.