Adolfo Sánchez cuenta que más de una vez ha tenido que ir a aparcar al Cerro del Águila. «Era eso o dejar el coche en doble fila, o bien en la mediana de la calle, con el riesgo de que me multen o termine obstaculizando la entrada de una ambulancia o un camión de Bomberos ante una emergencia». La estación de Cocheras del Metro ha puesto en el mapa a Las Águilas. También ha creado nuevos problemas de movilidad. «Los domingos, en Semana Santa y en Feria es imposible aparcar aquí. La gente deja los coches y se va en Metro al centro. Luego venimos nosotros de trabajar y nos llevamos toda la noche dando vueltas». La asociación de vecinos Nuestra Señora del Águila reclama al Ayuntamiento una solución ante «la invasión» de coches que asfixia la barriada.
Los vecinos explican que hace 15 días vivieron «momentos de angustia» por esta cuestión cuando salieron ardiendo dos coches en la calle Águila Barbuda. «Se lió porque no estaba señalizado y los Bomberos no sabían por donde pasar», dice Eladio García, de la directiva vecinal, quien lamenta este tipo de vandalismo ante la escasa presencia policial y que ésta cuando viene es «solo para multar» la doble fila. Hasta en tres ocasiones se ha presentado en el distrito el proyecto de habilitar como parking el solar de la calle Águila de Oro con Águila Perdicera. «Es solo preparar el terreno y poner puntos de luces, pero dice que si es terreno de AVRA, que si del Ayuntamiento...» El gobierno local aclara que se están manteniendo «contactos» para dar respuesta a esta demanda.
Un parque sin uso
Otra queja vecinal tiene que ver con el parque de gimnasia de mayores de la esquina de Águila Barbuda. «En los seis años que tiene nadie lo ha usado por las humedades del terreno, las cacas de perros y el nulo mantenimiento», replica indignada Isabel Vizuete, vecina veterana de Las Águilas, que añade con ironía: «Aquí parece que le regalamos la contribución al Ayuntamiento. Esto está todo muy abandonado». La asociación pide que se traslade a una plaza «soleada» y «con mejor firme» en Águila Perdicera. Precisamente en esta misma vía, en dirección a Hytasa, la obra de un parque infantil está agotando la paciencia de la guardería del barrio: «Nos dijeron que antes de Navidad, luego que después y estamos a las puertas de marzo y no termina. Y sí o sí los niños necesitan que les dé el sol. ¡Que llevan seis meses sin salir al recreo!», concluye la directora Piedad Lizana, esposa del mítico líder vecinal Manolo Reyes.
La parroquia del barrio
La barriada de Las Águilas forma parte de la feligresía de la parroquia del Carmen de Su Eminencia, que desde hace tres años coordina el sacerdote Marcel Kakrabah Quarshie. El párroco de origen africano explica que la zona tiene «muchas necesidades» pero también que es «muy cosmopolita» y «rica en culturas». A través de Cáritas Parroquial se atiende a 50 familias y, desde hace tres años, se trabaja en el proyecto Casa de todos que promueven congregaciones de la parroquia, como Verbo de Dios, Hermanas de la Asunción, Los Maristas, y el Ayuntamiento. «Se da de comer a 60 personas, sobre todo familias con niños y mayores del distrito», señala Kakrabah.