Facebook Twitter WhatsApp Linkedin Copiar la URL
Enlace copiado
Actualizado: 31 dic 2017 / 08:38 h.
  • Antonio Rodrigo Torrijos: derrotado, que no rendido

Hablar de Antonio Rodrigo Torrijos es hablar del comunismo más ortodoxo y doctrinario. Puede que más que por el nombre usted recuerde al que llegara ser primer teniente de alcalde de la ciudad por su pipa y su barba siempre cuidada. Sí, Antonio el comunista, el de la pipa, aunque haga un año que dejara de fumar, resiste y sigue luchando contra el fascismo desde un segundo plano en su formación política, IU. Desde su retirada de la política institucional –de la que dice que ya «ha pasado» su tiempo– en diciembre de 2013 Torrijos ha convertido las redes sociales en su herramienta de lucha. Su nombre volvió este año a la esfera pública, y volvió a ocupar portadas, aunque no tantas como cuando lo señalaron como el ogro de la izquierda al que quisieron colgarle el sambenito de la corrupción. Finalmente, y aunque llegó a sentarse en un banquillo, resultó absuelto por el caso Mercasevilla. Absuelto, pero no sin pena, pues la apertura de esta caso supuso para él la ruptura con el Ayuntamiento, desde el que impulsó actuaciones tan importantes como el carril bici, las peatonalizaciones o el bonobús solidario.

Torrijos lleva a gala ser de izquierdas, y sus 67 años no lo va ocultar, después de haber forjado su carrera política desde las trincheras del sindicalismo, pues fue uno de los fundadores de CCOO en la clandestinidad, cuando ser un rojo era pecado. Hombre de amplia oratoria, los que conocen dicen de él que es una persona vehemente, trabajadora y testaruda.

Pese a tener una sentencia a favor reconoce que «los malos han ganado». Aún así, este sanitario, no se siente «rendido», sino «derrotado», porque «solo son vencidos aquellos que se rinden» y Antonio Rodrigo Torrijos tiene claro que no se va a rendir, por mucho sufrimiento que haya pasado. El que fuera primer teniente de alcalde en la etapa de Alfredo Sánchez Monteseirín como alcalde es uno de los diez acusados que se sentaron en el banquillo por la venta de los suelos de Mercasevilla, en la que Alaya veía irregularidades. Es la tercera de las cuatro causas por las que el PP le llevó a los juzgados. «Fue acoso político», asegura.

El juicio arrancaba el 17 de enero de 2017 y además de Torrijos, sentaba en el banquillo al exconcejal socialista Gonzalo Crespo. Seis meses después el juzgado procedía a la lectura pública del fallo de la sentencia. Torrijos no pudo estar ese día allí, por motivos de salud, pero recibía minutos después la llamada emocionada de su abogada anunciándole su absolución. Era el tercer carpetazo a un asunto que vinculaba su nombre con la corrupción. Esta misma semana calificabaen una entrevista en esta casa todo lo sucedido como «una estrategia política para eliminar a un adversario político».

La sentencia suponía un auténtico varapalo a los siete años de instrucción de Alaya y a los argumentos de la propia Fiscalía Anticorrupción –que incluso ya retiró cargos contra Crespo y Torrijos al final del juicio–, que sostenían que tras esta operación se cometieron delitos de fraude y exacciones ilegales, prevaricación y societario. Según la magistrada, el procedimiento seguido para la venta de los suelos de la lonja «no puede considerarse un paripé» con el fin de que fuera beneficiada la constructora Sando. «En las cerca de 440 páginas, la sentencia dice que no hay indicios de presunta actuación ilegal», resumía Torrijos.

Mercasevilla se unía así al resultado final de las causas abiertas por Sevilla Global y Fundación DeSevilla, que fueron archivadas sin ni siquiera llegar a juicio. «Se puso en marcha una operación para dar la imagen de un político falaz, sucio, que no merecía ni el respeto ni el voto de los sevillanos», sostiene Torrijos, quien lamenta la «cobardía» de Zoido y Beltrán de los que aún no ha recibido una disculpa.

Él sigue activo tanto en su formación política como en movimientos sociales –ahora por ejemplo, está inmerso en la plataforma en defensa de las pensiones públicas–, pero saca pecho de las políticas que desarrolló en el Ayuntamiento y que dejaron en la ciudad un legado importante: carril bici, vivienda pública, peatonalizaciones... De hecho, si volviera atrás volvería a la política y al Ayuntamiento y lo dice cuando aún tiene pendiente una causa, cuyo resultado espera que sea el mismo.