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Actualizado: 18 mar 2018 / 10:53 h.
  • Un canto de alabanza a las cofradías
    Rosamar Prieto-Castro presenta el pregón de 2010. / J.M. Cabello
  • Un canto de alabanza a las cofradías
  • Un canto de alabanza a las cofradías
    Alberto García Reyes, pregonero de la Semana Santa de Sevilla del pasado año. / Jesús Barrera
  • Un canto de alabanza a las cofradías

Del «¿Me deja paso, señora» hasta aquel «ante Dios, cuando Dios quiera, / mis dos palabras postreras / serán Sevilla y amén» bordó el toreo literario el periodista Alberto García Reyes en su Pregón de la Semana Santa de 2017. Los suyos fueron los últimos piropos de amor a Sevilla y sus cofradías que se escucharon en el Maestranza y que todavía hoy resuenan en el alma del teatro. Esta mañana, Domingo de Pasión, tomará el testigo de la palabra José Ignacio del Rey Tirado, un abogado y cofrade del Silencio y Los Estudiantes cuyo deseo, también su reto, es «reivindicar la importancia de las cofradías en la ciudad».

Cuando comiencen a sonar las primeras notas de Virgen de los Estudiantes, la marcha elegida por Del Rey, arrancará la septuagésima sexta (76) edición del Pregón de la Semana Santa de Sevilla desde que el escritor José María Pemán pronunciara el primero en el Teatro San Fernando en el año 1942. Aquel texto, del que por cierto solo se conservan las crónicas en la prensa de aquella época, estrenó un formato que años atrás había tenido un antecedente y que se considera el origen de este acto literario tal y como hoy lo conocemos. Se trataba de una charla con tintes de sermón que pronunció hasta en tres ocasiones (los años 1937, 1939 y 1940) Federico García Sanchís . Un año después, en 1941, la hermandad del Museo organizó en su capilla la primera edición del llamado Proemio Cofradiero –que aún hoy se conserva–, a cargo de Antonio Rodríguez Buzón, y que para algunos es el origen real del pregón que ha llegado hasta nuestros días.

Pero más allá de los antecedentes, la historia ha fijado el texto de Pemán en 1942 como el primer Pregón de la Semana Santa de Sevilla. Por aquel entonces era el Ayuntamiento de la ciudad el encargado de organizar el acto y, por tanto, de elegir a la persona que se encargaría de esta exaltación. El Consistorio contaba entonces con la colaboración de la denominada Comisión de Cofradías, antecedente del Consejo de Hermandades y Cofradías de nuestros días. No sería hasta los primeros años de la década de los 60 cuando la institución cofradiera asumió la gestión del acto y el nombramiento del pregonero.

El día de celebración de la exaltación también ha variado con el paso del tiempo. De hecho, en sus primeros años y salvo excepciones puntuales, tenía lugar el cuarto domingo de Cuaresma, conocido como el de Laetare. Ya en los inicios de la década de los años 60, coincidiendo con la organización del pregón por parte del Consejo de Cofradías, se decide cambiar la fecha y fijarla de un modo definitivo el Domingo de Pasión, el último del tiempo de Cuaresma, tradición que todavía se conserva en nuestros días. Es, sin duda, una de las usanzas clásicas de este acto entre las que también destaca la presencia de la Banda Municipal de Sevilla, cuyos sones han acompañado a la exaltación desde sus primeras ediciones.

Lo que sí ha cambiado a lo largo de estas casi ocho décadas es el escenario del pregón. Los primeros se celebraron en el desaparecido Teatro San Fernando, que estaba ubicado en la antigua calle Colcheros, hoy conocida como calle Tetuán. En él tuvieron lugar las ediciones entre 1942 y 1969, año en que fue pregonero Domingo Manfredi Cano, con la salvedad del año 1943 en el que Luis Ortiz Muñoz realizó su exaltación en el Palacio Central, un edificio situado entre las calles O´Donnell, Pedro Caravaca y Sierpes y que hoy se conserva como gran superficie comercial. Tras este periodo, el pregón se trasladó al Teatro Lope de Vega, escenario que estrenó José Sánchez Dubé en 1970, con las excepciones de 1986 y 1987 en las que por obras se mudó al Teatro Álvarez Quintero. En el Lope de Vega permaneció varios años, hasta que después de la Expo 92 se trasladó hasta su actual sede, el Teatro de la Maestranza, un espacio que inauguró el padre José María Javierre en el año 1993.

A lo largo de estas 76 ediciones se han contabilizado numerosos hitos y anécdotas que han marcado la historia del pregón. Entre ellas, el hecho de que todavía no haya habido una pregonera en Sevilla. Si hubo una mujer cuya voz se escuchó durante cuatro años en el Maestranza, la de la concejal Rosamar Prieto-Castro, encargada de presentar a los pregoneros entre 2008 y 2011 en su condición de delegada de Fiestas Mayores del Ayuntamiento.

La innovación en el desarrollo del pregón ha sido, y todavía sigue siendo, uno de los asuntos que más comentarios ha generado. Hasta no hace muchos años, han sido varios los pregoneros que lo han intentado sin éxito. Fue Lutgardo García Díaz en 2015 quien logró incorporar unos compases musicales al final de su pregón, un modelo que Rafael González-Serna continuó y amplio en 2016 y que mantuvo Alberto García Reyes el pasado año. Por el momento, otros cambios como el uso de imágenes o proyecciones siguen esperando su momento oportuno.

En tantos años, el pregón ha vivido prácticamente de todo. Basta con repasar su historia para saber que en él se han estrenado marchas, se han escrito hermosas páginas literarias, debatido sobre la conveniencia de nombrar a todas las hermandades y hasta alguna desafortunada anécdota con la curia. En todos ellos, escritores, periodistas, médicos, poetas, sacerdotes, abogados, cofrades todos, han puesto voz y alma a una Semana Santa a la que otros tantos le cantaron sin que Sevilla si quiera lo supiera.