Opinión | El triángulo

Un fin de semana para olvidar

Llados y Milei comparten la aspiración de ser el más fuerte en la selva, pero la cadena alimentaria ya enseña que debe haber más corderos que leones

Javier Milei dio un polémico discurso el pasado sábado en Madrid / A. Pérez Meca (Europa Press)

Mientras Amadeo Llados, gurú de la libertad financiera y el fitness, reunió en el casino de Aranjuez a 200 hombres que pagaron 1.000 euros para saber cómo abandonando los estudios, a sus familiares y amigos, pero eso sí, haciendo ejercicio a las cinco de la mañana te convertías en un hombre de éxito, casi 11.000 personas jaleaban gratis a Milei por una vida sin Estado.

No es modernidad, aunque esté llena de técnica comunicativa, luces y versiones musicales de éxito, es la vuelta al siglo XVII con una población sin nación Estado, que repudia la vida en comunidad, y a lo público como red protectora en un darwinismo social que pretende tener a los ciudadanos aislados y solos. Hay algunos que creen poder acercarse a esta descomposición social sin mancharse, o que serán capaces de manejarla. Quince directivos empresariales convocados por la CEOE a una reunión de urgencia el sábado a las nueve y media de la mañana en la embajada argentina en Madrid, aparecieron recelosos por sus inversiones en ese país quebrado económicamente, y quedaron inmortalizados en una foto para la historia.

La respuesta rápida de la CEOE al presidente Milei que así revestía de oficial y pagado por los argentinos, un viaje privado destinado a presentar su libro y competir en la familia del populismo ultra, se demostró al día siguiente más que precipitada. El lunes, el presidente Antonio Garamendi tuvo que salir en los medios para rechazar el ataque del líder argentino al presidente Sánchez, y una tras otra las multinacionales convocadas el sábado manifestaron el mismo malestar 48 horas más tarde.

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Pedir estabilidad política y aproximarse al activismo antisistema es como creer que el capitalismo económico puede subsistir en Irak, algunos lo intentaron sin éxito. El movimiento ultra es indomable y arrastra a todo aquel que se acerca, Marine Le Pen devoró al gaullismo en Francia, Meloni y su padre Berlusconi a la Democracia Cristiana en Italia, Orban al Foro Democrático Húngaro. Las previsiones españolas sobre la posible absorción del votante de Vox por el Partido Popular se desbarataron con los últimos resultados en elecciones autonómicas, y en las encuestas europeas que les doblan la presencia con respecto a la actualidad. Llados y Milei comparten el hecho aspiracional de ser el más fuerte en la selva, pero la cadena alimentaria ya enseña que debe haber más corderos que leones, así que mejor mantener cierta resistencia previa y la colaboración del rebaño. Rebaño por convicción y pastoreo con rendición de cuentas, que de salvadores están las crisis llenas y esas sabemos todos quiénes las pagan.