Opinión | Mollete de calamares

La vida se mide en Bernabéus

Fanáticos de la cantante Taylor Swift esperan para entrar al concierto en el Santiago Bernabéu.

Fanáticos de la cantante Taylor Swift esperan para entrar al concierto en el Santiago Bernabéu. / Manu Fernandez

Les doy una noticia que quizás no saben: Taylor Swift ha llenado dos Bernabéus esta semana. También es vital que sepan que los seguidores de la cantante estadounidense se llaman swifties y llevan pulseras de la amistad.

Tal ha sido el impacto de los conciertos, que el tercer periódico digital más leído de España titulaba: “¿Depresión posconcierto de Taylor Swift? Los expertos explican cómo hay que superarla”. Yo lo estoy llevando regular y aún estoy hundido en un pozo tan profundo como cuatro Bernabéus.

No van a encontrar aquí ni una crítica a Taylor Swift. Tengo que decir que me suenan bien muchas de sus canciones. No estuve en sus conciertos, pero hay que reconocer que es todo un acontecimiento que un ser humano sea capaz de meter dos días en un recinto a 140.000 personas cantando todas sus canciones en completo éxtasis con su obra artística. Hoteles llenos, fans venidos de toda Europa, restaurantes a reventar. Y dos Bernabéus llenos. 

Este texto no es una crítica a Taylor Swift ni a AC/DC, es una autocrítica al madrileñocentrismo que en demasiadas ocasiones destilamos los grandes medios de comunicación con sede en la capital

Esta semana ha habido también quienes han sido capaces de meter a 140.000 en un recinto. Seguidores que cantaban cada uno de los temas que interpretaban en el concierto. Completamente en trance disfrutando de sus ídolos. Han llenado hoteles, han venido fans de toda Europa, han colapsado restaurantes y bares de copas. Me estoy repitiendo pero no me he vuelto loco. Les hablo de AC/DC, una banda legendaria, también de éxito mundial y que estos días ha revolucionado Sevilla. Aunque solo les ha faltado algo: llenar dos Bernabéus.

Este texto no es una crítica a Taylor Swift ni a AC/DC, es una autocrítica al madrileñocentrismo que en demasiadas ocasiones destilamos los grandes medios de comunicación con sede en la capital. Tanto que ha sido difícil estos días encontrar crónicas en la prensa o minutos en radios y televisiones dedicados a la visita de la mítica banda australiana al estadio de la Cartuja de Sevilla. Ningún medio nacional ha calculado el impacto económico de los conciertos en la capital andaluza ni ha radiografiado el look y las pulseras de sus seguidores. Sabemos todo de los swifties y nada de los acedeceros.

Si no pasa en Madrid, no pasa. Desde la capital del Reino no existe lo que ocurre más allá de la M30. Cuesta hacerse hueco en la agenda y en el caso de Andalucía aún más. Más allá de la feria, la Semana Santa o las playas, pintamos poco en el debate público. Tal vez habría que tentarse la propia ropa y reflexionar si nos vendemos bien. O tal vez estamos condenados, hagamos lo que hagamos, a la irrelevancia. Alguno dirá que lo que nos falta es explicarnos mejor. Sugiero algo para que las cosas empiecen a cambiar: medir las cosas en Bernabéus. A ver si así nos hacemos entender.

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