Opinión | Pensamiento Periférico

Pedro Sánchez se pone las pinturas de guerra en Andalucía

Sánchez deja de mirar a Ayuso y tiene en el presidente andaluz su nuevo rival político, le interesa más Andalucía que Madrid ahora mismo

El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez y la vicepresidenta primera y ministra de Hacienda, María Jesús Montero.

El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez y la vicepresidenta primera y ministra de Hacienda, María Jesús Montero. / Eduardo Parra / Europa Press

Las señales de guerra son claras. No hace falta ser nadie avezado en comunicación política para comprobar que el Gobierno de Pedro Sánchez y el PSOE han cambiado el marco de su estrategia. Tras años de Sánchez con una mujer del PP como la gran antagonista, Isabel Díaz Ayuso pasa a un segundo plano y es Juan Manuel Moreno el que se convierte en el enemigo elegido por Moncloa. La orden es “desenmascarar al moderado”. Traducido, recuperar, en la medida de lo posible, el voto prestado de socialistas que eligieron al presidente andaluz del PP en las últimas elecciones andaluzas.

La diatriba este martes desde la sala de prensa del Consejo de Ministros con Pilar Alegría como portavoz de la oposición a Moreno fue clara. No es común ver a un ministro dando un discurso contra un gobierno autonómico de manera tan concreta. Se encargó Alegría de dejar claro que Andalucía rechazó 112 millones de euros destinados a plazas de educación infantil públicas porque quería preservar un modelo de guardarías privadas o concertadas. “Quiero que sepan que ha habido una renuncia expresa por parte de Moreno Bonilla”, señaló. La Junta siempre dijo que no quería crear más plazas públicas sino poder destinar ese dinero a los centros concertados, muchos con pequeñas y medianas empresas detrás, que sostienen el sistema de educación infantil en Andalucía.

No tiran la toalla

Admiten los socialistas desde Madrid que van tarde pero con la misma claridad señalan que no pueden dar por perdida Andalucía. Si se rinden en su granero tradicional, donde encadenan cuatro derrotas seguidas, están perdidos. Es curioso que el brío venga desde Ferraz porque la militancia andaluza, incluidos sus cuadros orgánicos, asumen que vencer al PP en 2026 es misión imposible y que el ciclo aún se fía largo. Frente a ese derrotismo, fruto posiblemente de una oposición que ha estado desdibujada demasiado tiempo, es María Jesús Montero desde el Gobierno y Ferraz quien maneja los hilos.

En su comparecencia de inicio de curso, Pedro Sánchez se refirió a dos comunidades del PP, Andalucía y Madrid, con un modelo “caduco neoliberal” que trata los servicios públicos, dijo, como “mercancías” en vez de como “derechos”. Puso de ejemplo la gestión de la Junta de Andalucía, “donde se han suprimido 2.000 clases públicas y ha crecido un 22% el gasto en educación concertada”.

Ya se había conocido que el PSOE iba a traer a Sevilla el congreso federal del partido a finales de noviembre. La vicepresidenta primera del Gobierno y vicesecretaria general del PSOE, María Jesús Montero, eligió Sevilla para comparecer ante la interparlamentaria andaluza y explicar que el acuerdo “singular” con Cataluña se puede extender a las demás comunidades. Tampoco pasa desapercibido el desembarco de ministros, con Óscar Puente en el ránking de los que más veces pisan suelo andaluz con las infraestructuras pendientes en el punto de mira.

El tono de las críticas desde el PP andaluz y el Gobierno de Moreno contra el Ejecutivo de Pedro Sánchez es duro. Llamadas a la “rebelión”, “maltrato” a Andalucía, “agresión” de Montero, “autora intelectual del cupo catalán”… El reparto de papeles en el Gobierno de Andalucía es nítido. Ahora es la consejera de Economía y Hacienda, Carolina España, la que tiene mano dura mientras que Moreno se reserva un papel más institucional, asegurando que él sí se va a reunir con el presidente si lo llama. Enfrente tendrá a un Pedro Sánchez que se ha puesto las pinturas de guerra para frenar la debacle socialista en Andalucía.