Opinión | El pulso de España

Lo de Armengol y Tellado

La relación de la presidenta del Congreso con el portavoz del PP va de mal en peor y refleja el estado de tensión entre socialistas y populares

Armengol y Tellado.

Armengol y Tellado. / Agencias

Procedo a contarles un detalle que sirve para entender en qué punto está la política y las relaciones entre los políticos españoles. Este miércoles 26 de septiembre la presidenta del Congreso, Francina Armengol, convocó a los portavoces de los grupos a un almuerzo privado. Es habitual este tipo de citas informales con mantel y tenedores de por medio para repasar prioridades de curso y para tratar de desinflamar ambientes públicos cargados, cuando lo están. Armengol, según parece, pretende arrancar la temporada con un tono más relajado en los debates de la Cámara.  

Pero Armengol se encontró con dos plantones a su iniciativa: el de la portavoz de Vox, Pepa Millán –que eligió excusarse con el argumento de que ella no come en la misma mesa que un responsable de Bildu- y el del popular Miguel Tellado, que dada la tensísima relación que mantiene hace tiempo con Armengol, no necesita mucha explicación.

Tellado es miembro del ‘clan gallego’, círculo de máxima confianza con el que Alberto Núñez Feijóo llegó, se instaló y desplegó su proyecto en Madrid. Como diputado es parte del Congreso, sí, pero Tellado es también núcleo duro del PP. Eso explica el poco éxito que cosechó la presidenta del Parlamento cuando, recientemente y cansada de los habituales desaires o faltas de atención que le dedica el portavoz gallego –ni acude a las reuniones bilaterales con ella ni le envía un sustituto- recurrió a Génova para pedir auxilio… no entendió que Génova es Tellado y Tellado es Feijóo.

La tregua que pretende Armengol con Tellado, en medio de sus llamadas generales al sosiego parlamentario, ni llega ni llegará. El principal partido de la oposición marcó distancias con la máxima responsable de la Cámara cuando introdujo el uso de las lenguas cooficiales en el hemiciclo, en el inicio de la legislatura, por la puerta de atrás, sin que se hubiera formalizado la necesaria reforma en el reglamento para implementar el simbólico cambio de usos y costumbres. El atajo utilizado para que Pedro Sánchez cumpliera, cuanto antes, con uno de sus compromisos de investidura para con algunos de sus socios no gustó a los conservadores y lo hicieron notar.

Pero las relaciones del PP con la expresidenta de Baleares (esto también explica parte de la mirada que le dedican a Armengol los populares) se echaron totalmente a perder cuando comenzó a salir a la luz el ‘caso Koldo’ y, como derivada, los contratos de material sanitario firmados por la Administración balear hace unos años. Desde entonces, las peticiones de dimisión a la presidenta del Congreso se han convertido en un mantra del grupo popular. Y quien tiene el récord sobre esa petición es, precisamente, Tellado, que no se muestra dispuesto a renunciar a esa bandera.   

Lo de Armengol y Tellado, aun siendo una parte, sirve para explicar cómo está el “todo” en las relaciones PSOE-PP. Sus jefes siguen manteniendo una distancia sideral y una frialdad llamativa entre ellos que no ha hecho más que empeorar desde que Feijóo ganara en votos las elecciones, pero fuera incapaz de recabar avales parlamentarios para llegar a un gobierno en el que finalmente repitió Sánchez y su coalición. Que el presidente socialista tenga una dependencia máxima del independentismo catalán y haya puesto sobre la mesa la amnistía al 1-O y ahora lo que los populares entienden como un “cupo” catalán, no ayuda. La decisión del principal partido de la oposición de convertir la política exterior en una baza más de erosión o su defensa de la judicialización del caso Begoña Gómez es obvio que tampoco favorece que la brecha política se acorte.

La realidad es que tras el espejismo que supuso la hipertardía y polémica renovación del Consejo General del Poder Judicial (CGPJ) o el proyecto (acordadísimo) de la ley de la ELA, ya ha llegado el otoño con sus estériles peleas de patio. De patio de colegios y del Congreso y sin visos de acuerdos de enjundia. España está sin presupuestos y modelo de financiación autonómica o local actualizados; vive con una clara asfixia en varias generaciones por falta de vivienda asequible y con la gestión del fenómeno de la inmigración apelando a nuestras conciencias y a nuestra capacidad de abordar crisis sin agrandarlas. Pero no hay indicios de acercamiento ni en estas cuestiones de Estado ni entre Tellado y Armengol. Seguiremos informando.