Opinión | Tribuna
¿Qué debates se han vetado en el Claustro de la Universidad de Sevilla sobre el estatuto?
El pasado jueves, a eso de las 11 de la noche, los y las claustrales de la Universidad de Sevilla (US) recibimos una convocatoria de Claustro para aprobar el nuevo estatuto. Con la documentación tuvimos conocimiento de las enmiendas presentadas, 122, de las que 60 han sido presentadas por los profesores funcionarios y laborales indefinidos (Sector A). De esas 60, catorce no van a ser debatidas por el claustro y 13 de las 14 llevan mi firma (presenté 22). Cuando repasaba esos números pensé “Uff, que mal día tuve cuando hice las enmiendas. Para 13 no he conseguido ni un mísero voto de los 17 miembros de la Comisión de Proyectos Normativos”.
Obviamente es broma, no tuve un mal día. Al contrario, creo que acerté de pleno con las enmiendas. Tanto acerté que me consta que el Rector se ha empleado a fondo para vetarlas y conseguir que los 17 miembros de una comisión, en la que se incluyen alumnos/as, personal de administración y docentes e investigadores no permanentes, decidan unánimemente que no se llevan a votación a Claustro esas 13 enmiendas.
La pregunta que surge inmediatamente es ¿y por qué podría tener interés del Rector en evitar que esas enmiendas se debatan y se voten? ¿por qué se dedicaría a armar una coalición en la comisión para frenar esas enmiendas? La respuesta para mí es fácil. Tuvo miedo de que algunas de esas enmiendas pudieran ser aprobadas en Claustro.
¿Por qué podría tener interés del Rector en evitar que las enmiendas se debatan y se voten? ¿por qué se dedicaría a armar una coalición en la comisión para frenar esas enmiendas? La respuesta para mí es fácil
De hecho, si repasamos las enmiendas ningunas de las rechazadas incluyen asuntos baladíes. Lo primero que se intenta impedir es que debatamos y votemos sobre algunos instrumentos para el control de la actividad y gestión de la Universidad.
Así, en mis enmiendas proponía: a) la creación de un Comisionado de Transparencia y Estadísticas (enmiendas 6 y 12), para garantizar la publicidad de la información y la transparencia; b) la creación de un Consejo de Rendición de Cuentas (enmienda 9, que ya presentó el Profesor Marchena como alegación), indispensable ante el flagrante incumplimiento del proyecto de estatuto del artículo 39.2 de la Ley Orgánica del Sistema Universitario (LOSU) que obliga a que el Estatuto defina los mecanismos para la “rendición de cuentas respecto a la gestión de los recursos económicos y de personal, la calidad y evaluación de la docencia y del rendimiento del estudiantado, las actividades de investigación y de transferencia e intercambio del conocimiento, la captación de recursos para su desarrollo, la política de internacionalización, y la calidad de la gestión y la disponibilidad de los servicios universitarios; y c) la instauración de auditorías de servicios para la distribución de los recursos de administración y servicios de la Universidad (enmienda 25). ¿Por qué no podemos discutir en el claustro sobre transparencia, rendición de cuentas o auditorías de gestión? ¿Se tiene miedo a las consecuencias de que el claustro apruebe esos instrumentos?
¿Por qué no podemos discutir en el claustro sobre transparencia, rendición de cuentas o auditorías de gestión? ¿Se tiene miedo a las consecuencias de que el claustro apruebe esos instrumentos?
Tampoco ha permitido el debate y votación en el Claustro, el próximo día 18, de nada que implique una ampliación de competencias del claustro. Uno de los mayores fracasos del actual Rector han sido los acuerdos de adscripción de centros privados, que se han utilizado para abrir la puerta trasera de la US a estudiantes que no han obtenido las notas de corte para entrar en ciertas titulaciones, y que las estudian pagando en centros privados, que al final otorgan el mismo título por la Universidad de Sevilla.
¿Por qué impide el rectorado que se debata (enmienda 68) en claustro para que no se adscriban centros privados para titulaciones ya impartidas por la Universidad de Sevilla?¿Por qué no quiere que el claustro debata un reglamento general sobre este tipo de convenios (enmiendas 5 y 21) para acabar con las chapuzas como el grado de Enfermería de la Orden de San Juan de Dios, hecho para niños/as de papa sin nota, que ha acabado en los tribunales?
Es verdad que no me ha extrañado que el Rector haya hecho uso de su poder para vetar el debate sobre el despojo que hace el proyecto de estatuto del poder del claustro, asignando la potestad reglamentaria al Consejo de Gobierno (enmienda 7) en lugar de al Claustro que es el órgano “legislativo” representante legítimo de la voluntad democrática de la comunidad universitaria; o debatir la cuestión de las incompatibilidades de los claustrales (enmienda 19).
De hecho, muy probablemente el Rector entró en pánico al pensar que pudieran establecerse incompatibilidades para los claustrales que impidieran a los todopoderosos rectores/as atrapar voluntades y votos en el claustro, mediante el nombramiento de claustrales que, incomprensiblemente, compatibilizan la representación de sus votantes en el claustro con los cargos ejecutivos nombrados y cesados por el rector. Si Montesquieu levantara la cabeza huiría despavorido al apreciar tan burda manipulación de la voluntad colectiva de la comunidad universitaria.
Muy probablemente el Rector entró en pánico al pensar que pudieran establecerse incompatibilidades para los claustrales que impidieran a los todopoderosos rectores/as atrapar voluntades y votos en el claustro
Obviamente, mucho menos iba a permitir el Rector que el Claustro debatiera y votara la obligación de que los representantes en el Consejo de Gobierno reúnan a sus representados previamente, para fijar el voto en las sesiones del Consejo (enmienda 25). ¡Estamos locos, preguntar a los representados, hasta dónde vamos a llegar!
En fin, llegado aquí, solo me queda referirme a las tres últimas enmiendas que han quedado fuera de debate y votación. Una, reconozco que era algo tramposa, consistía proponer sustituir las competencias del Consejo Social por el texto que establece la LOSU (enmienda 28). No haber aceptado esta enmienda supone que el Estatuto es manifiestamente ilegal puesto que los Estatutos no pueden atribuir competencias al Consejo Social, solo puede hacerlo la propia LOSU y la legislación autonómica en tramitación (LUPA); pero de haberla aceptado hubiera supuesto el reconocimiento de un error garrafal en la redacción del estatuto, tanto para las funciones del Consejo Social como para el resto de órganos. No sé, lo mismo a alguien le interesa que la Junta de Andalucía devuelva el estatuto en su control de legalidad.
Finalmente, hay dos enmiendas que al no haber pasado a debate y votación demuestran sin lugar a error que el rechazo de estas 13 enmiendas es un pacto forjado por el Rector con los miembros de la Comisión de Proyectos Normativos.
En concreto me refiero a dos enmiendas que beneficiaban ostensiblemente a los estudiantes de la US: - la adecuación de las ofertas de plazas en los grados a la demanda tomando como referencia las notas de corte de la EVAU, para que no haya escasez de plazas en los estudios más demandados (enmienda 73); - y la evaluación compensatoria, un sistema reclamado por los y las estudiantes, un día sí y otro también, para que puedan compensar la nota quienes no obtienen el título porque les queda una única asignatura que se les atraganta. Ambas enmiendas no han tenido el voto ni del sector C, los estudiantes teóricamente beneficiados, y ni se debatirán ni se votarán.
¿Por qué los estudiantes van a renunciar a que se voten algunas de sus mayores demandas cuando lo pueden conseguir votando la enmienda en comisión?
¿Por qué los estudiantes van a renunciar a que se voten algunas de sus mayores demandas cuando lo pueden conseguir votando la enmienda en comisión? Solo quien pacta y tiene que renunciar a algo para conseguir otra cosa que le interesa más tiene ese comportamiento. Por ejemplo, lo que sí ha pasado a claustro es mi enmienda (la 99) sobre la obligatoriedad de la evaluación continua que va a ser debatida y votada.
Lo que no sé es lo que han conseguido los representantes del sector A en la Comisión, que, sin haber reunido a sus representados, y a pesar de un correo que les envié solicitando su apoyo, han hecho decaer las enmiendas que ha presentado un compañero a quien teóricamente representan.
Afortunadamente a uno le queda la satisfacción de haber hecho dignamente su trabajo como claustral para intentar mejorar la US y haber conseguido que el Rector se haya tenido que emplear a fondo para tratar de que sobreviva el sistema despótico-ilustrado que representa. Menos mal que en breve se emprenderá una nueva reforma del estatuto, con un nuevo Rector/a elegido por sufragio universal, que espero nos permita pasar esta página de la historia de la Universidad de Sevilla y comenzar a construir un nuevo futuro.
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