El sector industrial en serio peligro

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02 jun 2020 / 06:00 h - Actualizado: 01 jun 2020 / 13:57 h.
"Editorial","Coronavirus"
  • Operario en una empresa antes de la pandemia. / EFE
    Operario en una empresa antes de la pandemia. / EFE

Durante los meses de marzo y abril de 2020, 91.000 empresas han echado el cierre definitivamente a causa del coronavirus. Lógicamente, los problemas vendrían acumulándose desde tiempo atrás en muchos casos, pero la pandemia ha terminado de destrozar las cuentas exhaustas de todas esas empresas. De estas, 4.500 se encuadran en el sector secundario, es decir, en el industrial.

En la última década, la cifra se eleva a 14.500 empresas industriales desaparecidas y, desde que Pedro Sánchez llegó al Palacio de La Moncloa, son 6.784 las empresas del sector secundario las que han cerrado. Eso supone el 6 por ciento del tejido industrial según los datos que ofrece la Seguridad Social.

Las cifras resultan apabullantes y hablan de la necesidad de planes que puedan activar un sector que siempre fue débil en España y, ahora, resulta especialmente pequeño. La industria manufacturera representa en España el 12,6 por ciento del PIB (datos de 2018) mientras en Europa la media es el 14,5 por ciento (datos de 2018).

Los planes del Ministerio de Industria, Comercio y Turismo han fracasado por un evidente bloqueo político. La pandemia ha llegado en el peor momento y ha dificultado aún más las cosas. La situación actual es más que preocupante.

Las empresas del sector manifiestan un enorme temor a subidas fiscales que afecten al consumo y subidas de impuestos que afecten a las empresas industriales. La competencia extranjera, correosa y muy difícil de contener; y un coste energético que impide movimientos estratégicos a los empresarios, están provocando gran alarma.

Es necesario detener una sangría en un sector que ya estaba debilitado en exceso. España no puede depender solo del turismo y ha de encontrar locomotoras que puedan sustituir a la principal. El Gobierno está obligado a asumir que su situación roza la precariedad en el Congreso de los Diputados y que es el futuro de la nación lo que está en juego. Por ello, cualquier acuerdo con otras fuerzas políticas leales y que busquen el bien común y la unidad de todos los españoles será bienvenida. Pedro Sánchez debe hacer el esfuerzo necesario para conseguir que el sector secundario español tenga posibilidades de mantenerse y crecer en un periodo corto de tiempo. Cualquier otra cosa nos llevará al desastre; a la destrucción de empleo y de riqueza.