Solo sabiendo la verdad sobre el origen de una pandemia que seguimos sufriendo podremos sacar conclusiones que nos permitan afrontar las que vengan con mayores garantías.
Hasta ahora, la teoría que parecía más sólida es la que habla del traspaso del coronavirus de un animal al hombre y de que ese proceso se pudo producir en un mercado local de Wuhan. En este momento, vuelve a estar en entredicho esta hipótesis y toma fuerza la posibilidad de que el SARS-CoV-2 saltase hasta el ser humano en un laboratorio virológico de esa misma ciudad. Sea como sea, el origen del coronavirus, claramente, es de origen animal.
Todo parece cambiar ahora que se ha sabido que tres científicos del laboratorio de Wuhan se contagiaron en otoño de 2019, antes de que se registrase el primer caso de forma oficial. Y todo lo que parecía una teoría conspiratoria siendo Donald Trump presidente de los Estados Unidos de América, toma fuerza como algo cierto.
Joe Biden ha dado noventa días a sus servicios de inteligencia para que puedan presentar un informe sobre el origen de la pandemia. Desde China llegan acusaciones que intentan apuntar a los laboratorios norteamericanos como culpables. Pero lo importante es que se descubra la verdadera causa de un problema sanitario que ha arrasado con la economía del mundo entero y está generando problemas sociales de enorme calado.
Sin conocer la verdad estaremos condenados a repetir, una y otra vez, la misma experiencia. Y eso es algo que la humanidad no puede permitirse.