Patrona

¿Están gastados los zapatos de la Virgen de los Reyes? La leyenda de la patrona que perdura ocho siglos

A lo largo de la historia numerosas personas se han encontrado con una misteriosa mujer que deambula por las naves de la Catedral, pero nadie ha dado con ella nunca

La Virgen de los Reyes en el altar durante la novena en su honor

La Virgen de los Reyes en el altar durante la novena en su honor / El Correo

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Cuenta la leyenda que las suelas de los zapatos de la Virgen de los Reyes están gastados, que la patrona de Sevilla deambula por las naves de la Catedral y que vuelve a sentarse en su trono antes de que nadie pueda identificarla. Durante la Edad Media las leyendas sobre las imágenes religiosas fueron muy populares, pero las de esta talla del gótico se mantienen ocho siglos después de que esta fuese esculpida.

La hoy patrona llegó a la ciudad de la mano del rey San Fernando, protector también de la capital andaluza, durante la reconquista y es considerada el motivo de la victoria del conquistador sobre los musulmanes. Tal era la devoción del rey santo a esta talla gótica que pidió ser enterrado a sus pies, donde permanece hoy día. El monarca cristiano tomó gran popularidad entre los seguidores de la iglesia tras su muerte y se escribieron numerosas obras sobre su figura.

Tal era la veneración que tenía Fernando III por la Virgen de los Reyes que las leyendas sobre la milagrosidad de la misma se extendieron de formar rápida tras su canonización. Según contaban en la época, cuando el monarca se preparaba para conquistar Sevilla a los musulmanes le pidió a la Virgen que le diese ideas para poder conquistar la ciudad, que estaba amurallada y cerrada. Durante la noche, el rey soñó con que ella le prometía su ayuda y cuando despertó se encontró con las llaves de la ciudad a su lado. Fernando III abrió las puertas de la ciudad y se hizo con ella.

Sus paseos siguen vivos hoy

Como explica en la doctora por la Universidad de Cádiz María de los Ángeles Gutiérrez Romero en un estudio, la historia cuenta que nadie vio nada, solo un musulmán comentó haberse encontrado con una mujer cubierta por un manto negro justo antes de quedarse dormido, cuando dicen que la Virgen le quitó las llaves y se las dio al monarca cristiano. Cuando, quienes acompañaban al rey santo, se dirigieron esa mañana a rezarle a la imagen se percataron de unas huellas daban la vuelta a la iglesia y que los zapatos de la Virgen estaban cubiertos de polvo, como si hubiera andado. Desde entonces, se cree que fue ella misma quien le quitó las llaves a los musulmanes para dársela a los cristianos.

Pero las aventuras andantes de la patrona de Sevilla no quedan ahí y perduran hasta el día de hoy. Quienes visten a la imagen para su procesión y cultos aseguran que en muchas ocasiones las suelas de los zapatos se encuentran desgastadas, cuando se trata de una talla de la Virgen sentada.

Los rumores sobre las caminatas de la imagen se han reproducido durante siglos. De hecho, cuenta otra leyenda que alguna que otra noche de lluvia en Sevilla, la patrona ha amanecido con los bajos de su manto cubiertos de barro. Durante los años 30 numerosas personas aseguraron haber visto a una mujer vestida de época corriendo por las naves de la Catedral sin llegar nunca a dar con ella. Un deán de la Catedral contó que una de estas noches lluviosas se le apareció esta misma mujer y cuando pensó que había dado con ella, en la Capilla Real, solo encontró unas huellas de barro que llegaban hasta la peana de la Virgen.

Cabe destacar que las extremidades de la talla son articulables, es decir, que la Virgen tiene capacidad de movimiento, lo que hace que la leyenda se haya extendido aún más. A esto se suma que la imagen tiene un mecanismo que le otorga movilidad, aunque este no está en funcionamiento hoy en día.

Pero la leyenda no se queda en ella, sino que se extiende también a la imagen del niño, de quien se dice que a menudo deja agujeros en los calcetines que se le colocan, lo que deja también que la imaginación sueñe con los paseos y los juegos de la imagen. Al igual que la talla de la Virgen, el niño también tiene extremidades móviles lo que ha avivado la leyenda.