Salida extraordinaria

'Piedad, Postigo y Giralda': crónica de una jornada histórica junto a la Piedad del Baratillo

El punto álgido de la procesión tendrá lugar con la misa estacional de la Coronación Canónica que tendrá lugar el próximo 14 de septiembre

La Virgen de la Piedad camino de la Catedral bajo un cielo anaranjado

La Virgen de la Piedad camino de la Catedral bajo un cielo anaranjado / Pablo García Torrejón

Pablo García Torrejón

Pablo García Torrejón

Como si de un Miércoles Santo se tratara, amanecía en la torera calle Adriano, bañada de oro y verde por el sol que asomaba por el Real de la Carretería. La Capilla del Baratillo se abría a las diez de la mañana para que pudiéramos rezar ante el magnífico conjunto de la Piedad, exornado con un monte de rosas rojas. Una mezcla de emoción, nerviosismo y, sobre todo, de ilusión invadía a los cofrades, ya que comenzaban los días más señalados de este intenso año para la corporación.

La mañana transcurrió entre corrillos que comentaban la gran relevancia y justicia histórica que supone la Coronación Canónica de esta advocación. El ambiente cofrade se extendía por las calles aledañas mientras que distintos grupos de hermanos se afanaban en los últimos detalles. Por la puerta trasera de la capilla, en la calle Otto Moeckel, terminaban de limpiar las varas y preparar la cera. En La Moneda se ponía una rosa a la estatua de El Pali y en la casa neomudéjar de Tomás de Ibarra colgaban capotes de toreros y banderolas para recibir a la Piedad.

La capilla permaneció abierta hasta las dos de la tarde, cuando se cerraron las puertas hasta dar comienzo a la procesión de ida a la Catedral.

Aspecto exterior que presentaba en la mañana del sábado la puerta de la Capilla del Baratillo

Aspecto exterior que presentaba en la mañana del sábado la puerta de la Capilla del Baratillo / Pablo García Torrejón

Una procesión llena de detalles.

En una tarde en la que hasta hubo tiempo para la incertidumbre meteorológica, por fin el reloj marcó las ocho y las puertas de la capilla volvieron a abrirse, esta vez entre una ovación atronadora. Aún con el cielo de color plomizo y un ambiente que se tornaba a fresco, unos 800 cirios de color azul baratillo divididos en cinco tramos perfectamente formados, antecedían al paso de madera dorada que portaba a la Piedad. La Dolorosa iba a ataviada con el terno de Rodríguez Ojeda y un tocado tradicional de blondas por José Antonio Grande de León.

Distintas representaciones como el Delegado y el Director de Fiestas Mayores, Manolo Alés y Javier Hernández de Lucas, presenciaron la salida del cortejo junto al Hermano Mayor de la corporación, Luis Fernando Rodríguez Carrillo y el resto de su junta de gobierno.

Difícil, como siempre, fue la salida del templo baratillero debido a las reducidas dimensiones de la puerta y que requirió de un gran esfuerzo de la cuadrilla comandada por José Manuel Valenzuela. La Banda de Cornetas y Tambores de Nuestra Señora del Sol, con un espléndido nivel, interpretó tras la Marcha Real una de sus composiciones más ilustres como es Bendiciónde Juan Manuel Fernández Carranza, siguiendo con un repertorio clásico y definitorio de esta histórica formación. Se completaba así una estampa para el recuerdo con las últimas luces del día que tornaban al cielo de un color dorado, a juego con el color del portentoso misterio.

Esta salida extraordinaria ha reunido a muchos fieles expectantes por ver de nuevo a La Piedad

Esta salida extraordinaria ha reunido a muchos fieles expectantes por ver de nuevo a La Piedad / Rocío Soler Coll

A un buen paso, el cortejo continuó por Arfe para buscar el resto del recorrido bajo la luz de la noche. Especialmente emotivos fueron el paso por un Arco del Postigo a rebosar y por el entorno privilegiado de la Catedral de Sevilla y la Plaza del Triunfo, dando lugar a un bellísimo discurrir en una noche marcada por los anales de la historia para la hermandad.

La traca final será la semana que viene

El punto álgido de la procesión tendrá lugar con la misa estacional de la Coronación Canónica que tendrá lugar el próximo 14 de septiembre. Tras este acto, la Virgen de la Piedad del Baratillo, recién coronada, recorrerá las calles del centro de la ciudad y del barrio de Triana.

No obstante, a la hermandad del Arenal le queda un amplio calendario de cultos y actos durante la semana. Durante los días 8 y 9, la Piedad estará en besamanos en el presbiterio de la Parroquia del Sagrario. En el mismo templo, se celebrará el triduo preparatorio durante los días 10, 11 y 12. Tras finalizar el último día de triduo será trasladada al Convento de la Encarnación y tras una vigilia con las Madres Agustinas, volverá a la Santa Iglesia Catedral el día 13 para amanecer al día siguiente ante el Altar del Jubileo de Laureano de Piña, lugar en el que será coronada.