URBANISMO

Un gran parque perdido para Sevilla: vandalismo y okupas en los Jardines del Guadalquivir

Aunque la titularidad del parque todavía pertenece a la Junta de Andalucía, el espacio se cedió al Ayuntamiento de Sevilla en 2011 y las competencias de limpieza y mantenimiento pertenecen al consistorio

Estado actual de los Jardines del Guadalquivir

Rocío Soler Coll

Rocío Soler Coll

Rocío Soler Coll

Sobres de jeringas, excrementos humanos, montañas de basura, patrimonio vandalizado e instalaciones ocupadas: este es el actual estado de algunas zonas de los Jardines del Guadalquivir.

Este parque, situado en el Canal de la Expo y construido específicamente para la Exposición Universal de Sevilla del 92, es uno de los pulmones verdes más grandes de Sevilla, con casi un kilómetro de largo en la dársena del río Guadalquivir.

Este espacio fue un enclave privilegiado durante la Exposición del 92. Casi 8 hectáreas llenas de diversidad vegetal, con 190 especies originarias de los cinco continentes y un conjunto de fuentes y monumentos construidos por artistas internacionales. Se trata del pulmón verde entre el río Guadalquivir y la Isla de la Cartuja. Ubicado entre el puente de la Barqueta y el Jardín Americano, estos jardines fueron obra de los arquitectos y paisajistas Jorge Subirana y Sylvia Decorde. Un lugar que en su día recibió a miles de visitantes diarios y que hoy podría ser disfrutado por vecinos, trabajadores del Parque Tecnológico y turistas que lleguen hasta la Isla de la Cartuja.

Sin embargo, este emblema de la Expo del 92, que desde 2011 está cedido al Ayuntamiento de Sevilla pero la titularidad todavía pertenece a la Junta de Andalucía, aunque pretende cambiar pronto, es hoy un emplazamiento desértico, con todo su patrimonio vandalizado, sin luz, y con zonas "prohibidas".

La situación es la siguiente: la Junta está dispuesta a darle la titularidad del parque, y de otros espacios del Canal de la Expo, al Ayuntamiento, incluso le entrega dos inmuebles para que el consistorio pueda venderlos y obtener el presupuesto suficiente para la reforma del espacio. No obstante, el bloqueo de la oposición para el cambio del suelo urbanístico impiden al Ayuntamiento poder firmar el convenio junto al Gobierno andaluz.

Una pérgola invadida de basura, a pocos metros de una de las entradas a los Jardines del Guadalquivir.

Una pérgola invadida de basura, a pocos metros de una de las entradas a los Jardines del Guadalquivir. / El Correo

En una visita a los Jardines del Guadalquivir, un trabajador laboral del Ayuntamiento que lleva más de nueve años siendo el oficial a cargo del mantenimiento del parque, le enseña a El Correo de Andalucía los entresijos de los jardines y las zonas más perjudicadas.

Cabe destacar que es uno de los responsables de que el parque esté limpio y cuidado, uno de los tres o cuatro trabajadores que acceden a diario al parque para mantenerlo limpio. En este sentido, fuentes del Ayuntamiento de Sevilla aseguran que es un "espacio perfectamente acondicionado y cuidado" por el consistorio. 

Pese a que la mayoría del recinto está limpio, el trabajador de mantenimiento le enseña a este periódico la principal área oculta e invisible a simple vista. Esta zona empieza más allá del laberinto de setos, al norte del parque, donde linda con el Puente de la Barqueta, en la salida donde se encuentra la estación de bombeo de Emasesa. Pasear por allí es peligroso y antihigiénico.

En esa parte del parque duermen personas en tiendas de campaña y en la antigua casa del jardinero del recinto, que está ocupada. Según el trabajador, hay parejas que tienen relaciones sexuales al aire libre por la noche, e incluso se practica el cruissing, encuentros sexuales entre hombres. El suelo está plagado de excrementos recientes y disecados y es fácil encontrar preservativos y sobres de jeringas.

Escaleras de los Jardines del Guadalquivir llenas de botellas de plástico, entre otras cosas.

Escaleras de los Jardines del Guadalquivir llenas de botellas de plástico, entre otras cosas. / El Correo

Cabe destacar que este parque, al estar justo detrás de la discoteca Antique, es el escenario de muchísimos botellones, que aunque se hayan intentado desalojar en varias ocasiones, siempre vuelven a organizarse.

La antigua casa del jardinero del parque en la Expo del 92, ahora totalmente ocupada.

La antigua casa del jardinero del parque en la Expo del 92, ahora totalmente ocupada. / El Correo

Una puerta abierta a la suciedad y el abandono

En el sector norte del jardín, donde linda con la estación de bombeo de Emasesa, los trabajadores de mantenimiento, según cuenta el trabajor, "tienen la orden de no entrar a limpiar esa zona específica". El motivo por el que se ha convertido en prácticamente un vertedero de basura y en el cobijo de personas sin hogar es el fácil acceso al recinto: una de las cuatro puertas está abierta 24 horas, sin seguridad que evite el desorden de la zona. Es la puerta auxiliar que está justo detrás de la discoteca Antique.

"Es imposible limpiar todo esto", afirma señalando un camino que llega hasta la antigua casa del jardinero del parque, ahora ocupada, llena de todo tipo de basura, haciéndola intransitable.

El camino desde el laberinto de setos hasta la puerta que linda con la estación de bombeo de Emasesa, abarrotada de basura.

El camino desde el laberinto de setos hasta la puerta que linda con la estación de bombeo de Emasesa, abarrotada de basura. / El Correo

"Hace poco, a un compañero mío que limpiaba la zona con una desbrozadora, le salpicaron en las piernas excrementos humanos, además de ser desagradable y asqueroso, es peligroso. Quién nos garantiza a nosotros que la persona no tiene ninguna enfermedad", manifiesta el oficial de mantenimiento.

Ante semejante escenario, lleno de basura y sin encontrar un remedio para blindar el parque por la noche, los trabajadores recibieron la orden de no limpiar esa parte de los jardines, que no es pequeña.

Uno de los muros que separa la zona mantenida de la zona abandonada.

Uno de los muros que separa la zona mantenida de la zona abandonada. / El Correo

Al transitar por el parque es fácil percatarse de la frontera invisible que separa lo que está limpio y lo que está totalmente inundado de escombros, como si las entidades responsables del espacio se hubieran resignado a dejar este parque en manos de quienes lo destruyen.

Casi ocho hectáreas sin apenas seguridad

La teoría dice que este parque cierra por la noche, a las 22 horas. Sin embargo, la realidad es que es fácil entrar en los jardines, puesto que, además de haber una puerta abierta todo el día, apenas hay seguridad que controle las instalaciones. El trabajador del Ayuntamiento insiste en que "por mucho que se pongan candados en la puerta, siempre los destrozan", por lo que, en su día, se desistió al cierre de la puerta. Asimismo, tampoco hay rastro de ninguna cámara en las cuatro entradas del parque.

Una de las cuatro puertas que dan acceso al parque, sin candado, ni seguridad que impida ser abierta.

Una de las cuatro puertas que dan acceso al parque, sin candado, ni seguridad que impida ser abierta. / El Correo

Una prueba irrefutable de esta situación de inseguridad es el extremo vandalismo al que se ha visto expuesto este parque. No tiene luz porque hace años se robó toda la instalación de cables, no hay agua, ni potable ni bruta y no hay monumento que no esté en ruinas, destrozado o graffiteado.

"Recuerdo que limpiaron el monumento que simboliza el NO&DO hace relativamente poco, y tardaron tres días en volverlo a vandalizar", explica este trabajador sobre la obra que hizo la escultora austriaca Eva Lootz.

La escultura que simboliza el NO&DO, de Eva Lootz, vandalizada.

La escultura que simboliza el NO&DO, de Eva Lootz, vandalizada. / El Correo

"La única seguridad que hay ahora mismo por la noche son las patrullas que vigilan varios parques a lo largo de la noche, pero nada más que eso", explica el trabajador laboral del Ayuntamiento.

Todo en este parque es víctima del vandalismo. Por ello, además de reformarlo y devolverle el aspecto que tuvo en 1992 y en 2011, es necesario plantearse una inversión en seguridad, para que el esfuerzo en remodelar el patrimonio del parque no sea en vano.

Una guardería ilegal, también abandonada

Los Jardines del Guadalquivir han presenciado numerosos delitos. Durante años, una asociación que defendía un proyecto de educación alternativo llamado Tambora ocupó, al parecer ilegalmente, unas instalaciones en el interior del parque, justo detrás de la Torre Banesto. El empleado del recinto cuenta a este medio que tras el desalojo de la Policía Local a esta entidad, y el posterior precinto del local, hicieron falta tan solo 24 horas para vandalizar las instalaciones y robar todo el mobiliario.

Estos hechos fueron a finales de 2023, y desde ese entonces la supuesta guardería sigue con juguetes por el suelo, mobiliario roto y cristales reventados. En nueve meses nadie ha venido a limpiar las instalaciones para que este desorden público no esté a la vista de todos los vecinos.