Análisis

La gallardía del alcalde de Málaga

Menos rivalidad miope y más competitividad sana por atraer empresas e inversiones. De la Torre ha venido a Sevilla a dejar claro por qué es alcalde desde hace 24 años.

El alcalde de Málaga, Francisco de la Torre, y el consejero de la Presidencia, Antonio Sanz, en el Hotel Alfonso XIII de Sevilla.

El alcalde de Málaga, Francisco de la Torre, y el consejero de la Presidencia, Antonio Sanz, en el Hotel Alfonso XIII de Sevilla. / María José López /Europa Press

Isabel Morillo

Isabel Morillo

Qué gusto da ver que se superan las barreras catetas y los localismos y oír a los alcaldes de Málaga y Sevilla defender la necesidad de alianzas y de dejarse de “debates estériles”, “tontadas” y “rencillas”. Lo dijo el presidente de la Cámara de Comercio de Sevilla, Francisco Herrero, responsable de que Francisco de la Torre y José Luis Sanz hayan desayunado este jueves juntos en Sevilla: “La unión hace la fuerza”.

La vocación regional, pensar que lo que es bueno para Málaga lo es para Sevilla y viceversa, porque, en definitiva, es bueno para Andalucía, fue la filosofía que impregnó un encuentro que llega precedido de un nuevo roce entre ambas capitales, que se disputan el vuelo directo de China. La vertebración de Andalucía es un debe eterno en el proyecto político de la Junta de Andalucía. Los discursos víctimistas y llorones con el agravio son lo más cansino del panorama político del otoño, ya en clave localista son directamente insoportables.

Un referente

El alcalde de Málaga es, como el de Vigo, el socialista Abel Caballero, un referente del municipalismo en España. Oírlo despeja dudas de por qué es regidor desde hace 24 años, confirmado por los malagueños pese a problemas acuciantes en una ciudad de absoluta moda, en riesgo de morir de éxito y con un problema muy grave por el precio disparado, y disparatado, de la vivienda en la ciudad.

De la Torre es un hombre templado que tuvo un proyecto, una visión para Málaga hace muchos años, que ha peleado por su modelo de una ciudad volcada en los museos y convertida en 'Silicon Valley de Andalucía'. Tuvo una idea y fue a por ella. Quizás sea exagerado, como él mismo dijo, que haya ido a la caza a lazo del empresario, descolgando el teléfono cuando quería un proyecto en la ciudad sin importarle las horas intempestivas, pero todas las leyendas urbanas encierran algo de verdad. Esa determinación y esa alfombra roja al empresario de caché ha existido.

De la Torre habla claro en defensa de Málaga. No le importa decir que la ley de capitalidad, que defiende Sevilla, es absurda y que él “pagaría” por que Málaga fuera capital de Andalucía. No distingue entre colores políticos para quejarse de un Gobierno de España o de la Junta que le haya hecho un feo a su ciudad. Demostró que no se corta ante el consejero de Turismo, Arturo Bernal, cuota malagueña del Gobierno de Juanma Moreno y hombre bendecido por el todopoderoso sector turístico andaluz. Todos son del PP pero no tienen por qué todos pensar lo mismo.

Sin crispación

Su gallardía le permite decir sin crispación, sin enfrentamiento y sin agresividad que él quiere con todas las letras una tasa turística para su ciudad. Con dos fórmulas, que grave al hotel de lujo cinco estrellas, porque eso, dijo, prestigia al turismo de la ciudad y atrae a un perfil de visitante de alta calidad. Y que paguen los apartamentos turísticos, para destinar ese dinero a alquileres sociales y al parque de vivienda público, compensando así las tensiones por la falta de viviendas y esa sensación de “invasión de los espacios urbanos” que padecen los ciudadanos. “Es vital”, dijo ante el consejero del ramo, que se opone con uñas y dientes, porque "al turismo hay que protegerlo". El alcalde de Sevilla no se atrevió a explicarse y se limitó, en una posición mucho más timorata, a pedir “un instrumento de financiación extraordinario” para las ciudades más turísticas. Pese a que en otros foros habla de tasa turística, aquí, se cortó. Fue muy llamativo el eufemismo.

Un proyecto de ciudad

Sanz siempre dice que Málaga ha podido desarrollarse como lo ha hecho en las dos últimas décadas en Andalucía porque ha tenido “estabilidad”. Un alcalde se perpetúa 24 años en un cargo porque lo votan los ciudadanos. Hay que tener un proyecto claro, atraer inversión y defender tus ideas le pese a quien le pese. Hace poco alguien muy importante en la Junta de Andalucía comentó en una cena que ahora mismo la situación acomplejada que existió, durante mucho tiempo, de Málaga hacia Sevilla se ha invertido y que es la capital hispalense la que se siente amenazada por el poderío malagueño.

“Si ahora mismo China eligiera el aeropuerto de Málaga para su vuelo directo sería un grave problema para Juanma Moreno y se armaría una gran bronca en Sevilla. Si fuera al revés, si la elegida fuera Sevilla, Málaga no haría ruido y se centraría en otro objetivo, porque ya tiene muchos vuelos directos muy importantes”, señaló este alto cargo. Una reflexión muy interesante. Sevilla no tiene que competir con Málaga. Sevilla necesita valentía para defender un proyecto nítido de ciudad, una ofensiva por las mejores empresas e inversiones y menos complejos. Más ambición y menos caspa. Una visión de futuro, moderna, más allá de la Semana Santa perpetúa todo el año y la Feria de Abril. Ya, lo de gobernar durante 24 años, lo decidirán los ciudadanos.

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