El rincón de la Alfalfa que lleva 25 años repartiendo felicidad a base de liliums, margaritas y eucalipto

Veinticinco años seleccionando la flor, creando diseños de ramos originales, alambrando y forrando tallos y mezclando el eucalipto con las astromelias para provocar en sus clientes una sonrisa. Francisco Gómez lleva un cuarto de siglo al frente de la Floristería Alfalfa, el único puesto de flores que hay en la emblemática y concurrida Plaza de la Alfalfa.

Este florista solo tenía 30 años cuando le salió la oportunidad de trasladarse a la Alfalfa para ponerse detrás del mostrador como propietario de su negocio de flores. La mujer que regentaba este puesto se jubiló y le ofrecieron a Francisco este pequeño local. "En aquel momento era copropietario junto a mis primos de una floristería de venta al por mayor en Nervión, yo venía mucho por aquí con mi motillo a entregar flores", cuenta en una conversación con El Correo de Andalucía.

"Este año cumplo 25 años y desde el primer día estoy encantado", afirma. Se nota, pues tarda escasos minutos en elaborar cada ramo, sin que les falte detalle. La práctica y la experiencia han hecho de este negocio uno de los predilectos para los vecinos de la zona y de otros puntos de la ciudad. "¡Qué cosa más bonita, por favor!" o "Es más bonito de lo que imaginaba", son solo algunas de las respuestas de los vecinos al recoger el ramo.

Flores de todo el mundo en la Alfalfa

"Tengo flores que vienen de todas partes: Chipiona, Cabra o Aracena y también de Ecuador y Colombia, podría decir que prácticamente de todo el mundo, pero la mayoría de Andalucía", destaca.

Este experto de las flores señala que, al vivir en Sevilla, es muy importante tener en cuenta el clima a la hora de traer según qué flores a la floristería. Han de ser flores resistentes y duraderas que, tal como específica, puedan vivir en la calle soportando las altas temperaturas en primavera y verano.

Un siglo de flores a la Virgen de los Reyes: “El primer nardo es para mi padre, que nos enseñó”

"Por ejemplo, las peonías las tengo que tener por encargo, porque llegan a partir de mayo y como haga un día de calor fuerte, al rato se me ha venido abajo la flor", remarca. Flores que nunca pueden faltar en su floristería, siguiendo respetuosamente las temporadas, son los nardos, las rosas, astromelias, margaritas y liliums.

Sobre los tipos de ramo, Francisco resalta cómo han cambiado a lo largo de los años. Antes, en general, se consumían menos flores, sin embargo, los ramos eran solo de flores. Ahora, a pesar de que la gente compra muchas más flores, "los ramos los quieren con más verde", señala el propietario haciendo hincapié en el eucalipto, una planta que hace unos años no se demandaba y que ahora es prácticamente imprescindible en cada ramo. "Como en todo, los ramos también siguen modas", sentencia.

"Lo que más me gusta es el trato con la gente"

"De mi oficio, lo que más me gusta es el trato con la gente, asesorarles y ayudarles a que den con el ramo que tienen en mente", enfatiza, pues las conversaciones con sus clientes son constantes a lo largo de la mañana en el puesto de flores. "Llegué muy joven y con mucha ilusión, desde siempre me han acogido muy bien", remarca.

A pesar de que Francisco resalta la venta directa con el cliente, también menciona las ventas por teléfono y online, cada vez más asiduas. "Tenemos una página web que también nos funciona muy bien, la gente cada vez compra más flores".

El florista de Los Gitanos y La Estrella

Su puesto de flores es pequeño, como el típico kiosco con todo el género expuesto en la calle. Las cuatro paredes que levantan la floristería, llenas de tallos, hojas y pétalos por el suelo, están custodiadas por imágenes de la Esperanza Macarena, la Esperanza de Triana, San Judas Tadeo, la Virgen de Los Reyes y la Virgen del Rocío, entre otras imágenes de vírgenes de gloria. "Soy creyente, pero la realidad es que estas imágenes y estampitas me las han dado mis clientes a lo largo de los años".

Desde su floristería se encarga de proveer de flores al paso del Cristo de la Salud y la Virgen de las Angustias de la Hermandad de los Gitanos cada Semana Santa desde hace, por lo menos, 20 años. "Me encanta la Semana Santa y tener el privilegio de hacer este trabajo artesanal para estos pasos es una suerte", reconoce Francisco. Tanto es así que, poco después de la pandemia recibió el encargo de ponerle flores a otra Hermandad sevillana: la de La Estrella, en Triana. "Ahora trabajamos con hermandades de varios en municipios como Alcalá de Guadaíra, Dos Hermanas, Algaba o el barrio de San Bernardo".

Francisco, quien reconoce una cierta debilidad por los nardos en verano y los tulipanes cuando llega el invierno, solo le pide una cosa a la vida: seguir como está. "Me quedan 10 años de trabajo y me encantaría poder jubilarme aquí, no querría moverme de esta plaza", confiesa.