Cultura
La Feria del Libro hace balance: "El sitio es bonito, pero falta información y es un desastre si llueve"
Libreros y editores valoran gratamente los Jardines de Murillo como nuevo emplazamiento, sin embargo, el barro provocado por la lluvia ha perjudicado notablemente a las ventas de este año
La Feria del Libro de Sevilla está a escasas horas de cerrar la persiana hasta el año que viene, aunque algunas casetas ya lo han hecho. Esta edición ha estado sembrada de polémica e imprevistos: una ubicación nueva -los Jardines de Murillo-, una DANA que ha obligado a clausurar el espacio durante dos jornadas y una prórroga de tres días que "no ha compensado".
La principal incertidumbre, el nuevo escenario, ha tenido una respuesta unánime por parte de los libreros y editores: "El sitio es bonito, pero falta información y es un desastre si llueve", comenta a este medio Alberto Haj-Salej, socio de Casa Tomada, una afirmación compartida por el resto de profesionales del gremio.
La feria se inauguró el pasado 24 de octubre y tenía previsto finalizar este domingo 3 de noviembre, sin embargo, las lluvias provocadas por la DANA a finales de la semana pasada obligaron a cerrar la feria durante dos días porque el suelo, que es albero, estaba embarrado y no permitía circular. Con la intención de ayudar a los libreros y editores y en respuesta a la petición de la Asociación de la Feria del Libro, el Ayuntamiento de Sevilla decidió extender el evento tres días: del lunes 4 al miércoles 6 de noviembre.
A los profesionales del gremio que han participado en el evento literario más concurrido de la capital andaluza les invadía la incertidumbre el primer día de la feria, muchos de ellos pudieron hablar con este medio. Ahora, 13 días después, ya tienen certezas.
El principal motivo que generaba controversia tenía nombre y apellido: Jardines de Murillo. Este año, como consecuencia de unas obras en la Plaza Nueva, donde se venía celebrando la feria los últimos años, el evento tuvo que trasladarse.
"Hacerlo aquí ha sido todo un acierto, yo no volvería a la ubicación anterior", señala a este periódico Jesús Álvarez, de la librería Entre líneas, en Triana. No obstante, finalizada la feria, el motivo que más ha perjudicado las ventas de los libreros y editores, tal como apuntan, no ha sido el enclave, sino la lluvia y, de forma totalmente unánime, coinciden en un fallo de la gestión: la falta de publicidad.
"Si no hacen publicidad la gente no se entera"
La publicidad ha sido la principal queja de los libreros y editores. Cartelería, marquesinas, rótulos y anuncios son algunos de los principales recursos que han echado de menos durante la campaña previa a la feria. "Si no hacen publicidad la gente no se entera, sobre todo por el cambio de ubicación", asegura Marián Pérez, librera.
A esta opinión se han sumado todos los libreros con los que ha hablado este periódico, como Jesús Álvarez: "Con la prórroga de tres días, el cartel de la entrada no se cambió, sigue poniendo que se acaba el día 3 y aquí estamos".
Insisten en que, al tratarse de la feria "con el presupuesto más alto de la historia", tal como aseguró Ángela Moreno, delegada de Cultura, durante la presentación del evento, "se podría haber invertido más en publicidad" para dar a conocer el acontecimiento y darle la difusión que merece.
Los Jardines de Murillo: ¿Sí o no?
El cambio de ubicación se cuestionaba por dos principales motivos: la accesibilidad y la comodidad del terreno. Lo primero era porque a diferencia de la Plaza Nueva, estos emblemáticos jardines no están ubicados en una zona de paso, a pesar de la buena conexión con el transporte público. "Aquí hay que venir expresamente, pero la gente ha venido", comenta Rafael Rodríguez, librero de la librería Botica de Lectores y presidente de la Asociación de la Feria del Libro de Sevilla.
Marian Pérez de Namek Games & Comic resalta la belleza del lugar, siendo un espacio que "invita a la gente a pasearse", algo que ha repercutido en las ventas de su librería.
Por su parte, Jesús Álvarez destaca la distribución de las casetas, ahora hay una pasarela que hace que no haya jerarquía entre stands y de esta forma el visitante pase por todas ellas, algo que no ocurría en la plaza del Ayuntamiento. "A la gente le ha encantado hacerlo aquí, el sitio es muy bonito, parece que esté medio encantado", dice Alberto Haj-Saleh.
Sin embargo, Lola Jiménez, de la librería El erizo de papel, tiene sentimientos encontrados: "El sitio es precioso, pero no sé si es funcional, el albero nos ha perjudicado mucho en las ventas estos días de lluvia". Una respuesta a la que se ha adherido Haj-Saleh aludiendo a que un día de agua en este espacio es sinónimo a un día de cierre.
La lluvia eclipsa el éxito de la Feria
La lluvia ha tenido grandes consecuencias en la feria de este año. Lejos de ver muchos paraguas o una leve disminución del público, ha provocado el cierre completo durante dos días. Aunque para los libreros realmente han sido tres. "El agua convirtió el albero en barro y grandes charcos, por lo que el martes pasado aunque estuviéramos abiertos, aquí no había nadie, fue un día más de cierre", comenta la librera Marian Pérez.
Y ante la adversidad, algunos quisieron afrontar la situación desde el humor, por lo que la librería Botica de Lectores durante la jornada del domingo 27 de octubre colgó un cartel con este mensaje: "Casetas con vistas al lago", por los grandes charcos que había justo delante, aunque según comentan libreros vecinos, el Ayuntamiento lo arregló rápido.
Tres días de prórroga "para nada"
La Feria es el conjunto de sus actividades: firmas, presentaciones de libros, charlas entre autores, ponencias de periodistas y profesionales del sector y, por supuesto, casetas de librerías y editoriales.
En un primer momento, la prórroga de la feria parecía una muy buena noticia, sin embargo, ha resultado ser "una perdida de tiempo" para la mayoría de libreros con los que ha podido hablar este periódico. "Se ha vendido muy poco, nada y menos, no ha compensado", comenta Inmaculada Parra, una librera de la caseta del ICAS, mientras recoge los libros del stand.
¿El motivo? Según la librera Lola Jiménez, ha sido la falta de ambiente de feria: estos tres días no ha habido firmas, ni presentaciones, el puesto de información ha estado cerrado, no ha habido música ambiente ni ninguna actividad que atraiga al público más allá de las casetas.
No obstante, Rodríguez, presidente de la Asociación de la Feria del Libro, destaca que "las actividades estaban programadas y el 99% de autores no son de aquí", motivo por el cual era inevitable que el ambiente disminuyera, a pesar de que ha sido un "esfuerzo" para el Ayuntamiento alargar el evento.
Un sabor agridulce en las ventas
Ante esta situación, esta edición deja a los libreros con un sabor agridulce. Los primeros días "las ventas fueron muy superiores a ediciones pasadas", dice Jesús Álvarez. Sin embargo, con la llegada de la lluvia el ritmo cambió por completo. "A nosotros no nos ha ido tan bien como otros años por el tiempo", asegura Marián Pérez, que es veterana de la Feria del Libro.
El presidente de la Asociación de la Feria del Libro ha destacado los buenos resultados de las ediciones anteriores en ventas, catalogando a la de 2023 como "récord". "Por lo tanto, igualar las cifras del año pasado ya es todo un éxito, creo que nos hemos quedado muy poquito por detrás", afirma.
Este miércoles, que el buen tiempo impera y pasearse por los Jardines de Murillo es sin duda una buena idea, los libreros tienen que volver a llenar sus cajas de libros y despedirse de una feria "algo extraña".
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