Emasesa
Las toallitas colapsan las depuradoras de Sevilla: cada año se tiran al váter tantas como un edificio de 10 pisos
Emasesa alerta sobre las consecuencias de verter este material, junto a pañales, tampones o bastoncillos, en el inodoro en lugar de un cubo, como el atasco de tuberías, inundaciones, mal olor, contaminación y cortes de luz
El simple gesto de tirar una toallita húmeda al retrete, en vez de a un cubo de residuos, repetido durante los 365 días del año, supone que se retiren de tuberías y cauces de Sevilla hasta 755 toneladas. Puestas una toallitas encimas de otras, lo equivalente a un edificio de diez pisos o a 400 camiones. Estas toallitas viajan a lo largo de la red de saneamiento hasta las diferentes Estaciones Depuradoras de Aguas Residuales (EDAR) de la provincia. Y allí se acumulan, día tras día, hasta llenar unos cinco contenedores semanales de entre cinco y siete metros cúbicos, llegando incluso a ser entre siete y diez en un día de fuertes lluvias, como ha sucedido recientemente con la DANA.
Con motivo del Día Mundial del Saneamiento, la Empresa de Abastecimiento y Saneamiento de Aguas de Sevilla (Emasesa), dependiente del Ayuntamiento de Sevilla, ha organizado este martes una visita a la planta EDAR San Jerónimo con los medios de comunicación, con el objetivo de concienciar sobre las consecuencias de verter las toallitas al váter.
Según han explicado diversas voces de Emasesa durante el recorrido, hay un grave problema de conocimiento del problema, de malos hábitos instaurados en la sociedad, tanto en los consumidores como en los fabricantes. Ya no solo con las toallitas húmedas, también con compresas, pañales, tampones, preservativos o bastoncillos, generando graves inconvenientes económicos, sociales y ambientales.
"Hace unos años no pasaba porque no se usaban toallitas. Pero hemos normalizado su mal uso", asegura Francisco Javier Martínez, responsable del EDAR San Jerónimo-Mairena. Añade Miguel Ángel Doval, responsable de Inspección de Vertidos Industriales, que "al consumidor le llegan mensajes de que no hay problemática". "Inicialmente había toallitas para bebés, pero se ha producido un crecimiento exponencial", cuenta también este experto.
La diferencia, explica Doval, es que el papel higiénico "es celulosa y fibra natural", por lo que se deshace, mientras que las toallitas son "fibras sintéticas y permanecen sin alterarse". Por toallitas se incluye papel húmedo, toallitas desmaquilladoras, pañales o higiene íntima ya en el cuarto de baño, o material que se usa para ventanas, cocinas y otras superficies del hogar.
También dificultan el tratamiento de las aguas residuales la acumulación de medicamentos, aceites usados, grasas o restos de comida, debido a su carga química, lo que contaminan, y lo costosa que es su depuración.
Atascos en tuberías y bajantes
Una toallita en el inodoro tarda siete veces más en ser deshecha que cuando se tira al cubo, puede alargarse hasta 100 años en degradarse de forma natural. Antes de llegar a las depuradoras, estos residuos circulan por las tuberías, donde se puede producir el primer problema. Se crean atascos, rotura de tuberías, inundaciones o incluso cortes de suministro de luz o internet por desplazamiento de cables de fibra óptica.
"Rara es la comunidad de vecinos en la que los bajantes, no preparados para este tipo de productos, revientan. Y la única manera de quitarlos es contratando a una empresa que vaya", explica Miguel Ángel Doval. Calcula esta empresa municipal que asciende a una media de 160 euros por servicio.
En la visita también han participado vecinos. "Me ha costado la misma vida educar a mis vecinos porque hemos tenido muchos problemas con las toallitas. Los niños lo entienden pero los mayores no, somos un mal ejemplo. No sirve de nada la educación que reciben los niños", ha expresado una de las vecinas que ha intervenido.
Colapso en las depuradoras
Cuando las toallitas atraviesan toda la red llegan a una de las seis estaciones depuradoras que cubren la provincia, y estas entran en colapso. "Estamos haciendo nuestro deber, pero no es suficiente. Las buenas prácticas son fundamentales", destaca Enrique Baquerizo, jefe del Departamento de Aguas residuales de Emasesa.
Miguel Ángel Doval añade que en la red de saneamiento el agua cargada de toallitas genera atascos y "los dispositivos de desbaste colapsan", que son los que conforman la fase de Pretratamiento de la EDAR.
De hecho, Emasesa gasta alrededor de cinco millones de euros más al año para la limpieza de los cauces, averías y atascos puntuales, limpieza de colectores y retirada y tratamiento de residuos que llegan a las depuradoras.
Cuando llueve, el problema se multiplica. "Las montañas de toallitas en días de lluvia no se las pueden imaginar", lamenta el responsable del EDAR San Jerónimo. "Los colectores vienen hasta arriba, por encima de la capacidad de una depuradora normal", añade. Francisco José Juan Rodríguez, director de Sostenibilidad e Innovación, comenta también "se remueven todas las tuberías y se generan atascos". Y lamenta: "Dicen que en Sevilla la lluvia es una maravilla pero no sé si va a dejar de serlo, porque llueve menos y de manera concentrada".
Los programas de Emasesa
Además de la concienciación, por un lado Emasesa tiene previsto poner en marcha el proyecto Creando, con un plazo de ejecución hasta junio de 2026. Esta iniciativa contempla 17 actuaciones destinadas a la implantación de un nuevo modelo de gestión de sistemas de saneamiento en grandes entornos urbanos. La idea es implantar una gestión inteligente a través de inteligencia artificial, sensores y modelos digitales.
Por otro lado, está el proyecto RIMAAS (Reducción del Impacto en Masas de Agua por Alivios de Saneamiento), como una solución integral y ambiciosa para eliminar sólidos gruesos y flotantes como las toallitas tanto en aliviaderos como en la red de saneamiento. Tendría una inversión de 25 millones de euros, financiados en un 85% con fondos europeos, e incorporaría una metodología innovadora de medición del impacto.
Un pequeño gesto incorporado en nuestro día a día, es lo que piden los expertos. Que cada vez que pensemos en tirar una toallita al váter, tengamos en nuestra mente la imagen de toneladas y toneladas de residuos acumulados y vayamos al cubo de basura directamente.
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