Con la llegada del otoño, todo nuestro organismo cambia. Bajan las temperaturas, los días son más cortos, absorbemos menos luz solar, llueve más y aumentan los catarros y enfermedades estomacales. Es aquí, donde nuestra alimentación puede ayudarnos a cambiar de hábito más rápidamente y sentirnos mucho mejor.
Desde la Fundación Española de Nutrición (FEN) aseguran en una entrevista con Infosalus que nuestra dieta sí debe variar de cara al otoño para contrarrestar estos cambios. "Es cierto que actualmente podemos encontrar los alimentos en cualquier época del año, pero lo recomendable sería consumirlos en temporada. En otoño dejamos atrás frutas y hortalizas como el melón, la sandía o el puerro, y aparecen nuevas como la coliflor, el brócoli o las setas, que deben formar parte de nuestros platos", según aprecian.
Así, los expertos indican que la alimentación debe ser lo más saludable posible y siempre priorizando los alimentos de temporada. "Es una buena época para variar con las verduras y hortalizas, y para introducir alimentos que sólo encontramos en esta época del año, como las setas, los frutos secos (castañas, almendras, por ejemplo), o los frutos rojos. Además, es también un buen momento para incluir nuevas técnicas culinarias propias de épocas más frías, por ejemplo purés, sopas, o guisos, entre otros", explican en la entrevista.
Con todo ello, desde la Fundación Española de Nutrición plantean estos 6 consejos sobre nuestra nutrición en otoño: Incluir alimentos de temporada: calabacines, calabazas, setas, caquis, membrillos, uvas, coles, coliflor, entre otros; Retomar la práctica de actividad física; Evitar comidas copiosas; Hidratarse bien; Aumentar el consumo de legumbres, frutos rojos, frutos secos, pescado azul: evitar astenia otoñal y evitar situaciones de estrés.
Por otro lado, desde la Organización de Consumidores y Usuarios (OCU) aprecian que el otoño se caracteriza por poner a nuestro alcance alimentos que son "auténticas joyas nutricionales", proponiendo cinco alimentos como imprescindibles del otoño:
Las setas. Estos frutos del bosque no se han cotizado sólo ahora, se consumen desde la antigüedad y siempre se les ha tenido en gran consideración. Los romanos creían que se trataba de alimentos propios de emperadores. Acude a tu frutería de confianza para disfrutar de esta joya otoñal.
Las coles. "El fuerte olor que desprenden en la cocción o la fama de generar flatulencias en la digestión son los aspectos negativos de unas verduras especialmente ricas, que aportan a nuestra dieta muchos beneficios nutricionales y gastronómicos. Repollo, coliflor, coles de Bruselas, berza o nabos, por ejemplo, cualquiera de ellas es una buena opción: no hay excusas para no beneficiarse de ellas", explica la OCU.
Las legumbres. Su consumo colabora en la prevención de la obesidad, dolencias cardiacas y enfermedades como la diabetes. Resultan también una fuente idónea de proteína, en particular en regiones donde la carne y los lácteos no son física o económicamente accesibles. También son un alimento casi indispensable en dietas flexivegetarianas, vegetarianas o veganas, opciones que cada vez ganan más adeptos.
Cítricos. "Son la fruta otoñal por excelencia. Mandarinas, naranja, o pomelo, por ejemplo, son frutas ricas sobre todo en vitamina C (o ácido ascórbico). Con sólo una naranja se pueden cubrir las necesidades diarias de esta vitamina antioxidante (aunque no bastará para librarte del catarro) y además, aportan mucha fibra", señalan desde la Organización.
Frutos secos. Se trata de alimentos "muy nutritivos y energéticos", un concentrado de proteínas, grasas y buenas dosis de vitaminas, minerales y fibra. "Sus bondades nutricionales aconsejan su presencia en la dieta mediterránea todos los días, pero un puñado de frutos secos naturales basta. Así no te pasarás de calorías", concluye la OCU.