Barrios

«¿Qué El Plantinar está bien? Cada día hay más caídas por el estado del acerado»

Las últimas declaraciones del distrito asegurando que «es falso» que haya «una desatención» del barrio enciende a los vecinos, que han dibujado un mapa con los principales puntos negros para el peatón

Manuel J. Fernández M_J_Fernandez /
22 sep 2019 / 06:05 h - Actualizado: 22 sep 2019 / 13:45 h.
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Hace una semana los vecinos del Plantinar y del Juncal denunciaban «la degradación» de ambas barriadas al detectar un aumento de la suciedad, del deterioro del viario y de la presencia de ratas. Sus quejas eran recogidas por el portavoz del PP en el Ayuntamiento, Beltrán Pérez, que se había desplazado a la zona para mantener un encuentro con los residentes afectados. Horas más tarde, el distrito Sur replicaba en una nota que era «falso» que hubiera una desatención de servicios públicos. Lejos de terminar ahí el debate, las afirmaciones de la delegada del distrito, Marisa Gómez, han encendido aún más a los vecinos del Plantinar, que han dibujado el mapa de los principales puntos negros para el peatón con un exhaustivo paseo por todo el barrio. «¿Que El Plantinar está bien? Cada día hay más caídas por el mal estado del acerado. Es una realidad y no exageración de los vecinos», aseveran indignados.

Este recorrido de la vergüenza comienza en la calle Igueldo. En concreto, indican los vecinos, en el tramo que hace esquina con la plaza del Aljarafe. Sobre la acera, próxima a la entrada de un bloque de pisos, un panel cubre el hundimiento del firme mientras que cerca del bordillo que delimita la calzada, un poco de albero suple la ausencia de losas. Un poco más adelante, justo frente a un conocido bar, hay un marmolillo levantado mientras que continuos resaltos dificultan caminar y, sobre todo, cruzar el paso de peatones, que carece de rebajes para facilitar la movilidad a personas mayores, impedidas en sillas de ruedas o carros de niños pequeños. «Esta esquina es un horror. Mira cómo está el suelo todo levantado y roto... y encima hay dos señales de tráfico y una papelera. ¿Quién puede pasar por aquí? Ya se han caído muchas personas mayores, con roturas de clavícula y hasta de cadera», explica Pili, vecina del barrio que regenta en esta zona una conocida frutería.

Su denuncia la corrobora otra residente del Plantinar. Chary ha tenido que salir más de una vez de la barra del bar para auxiliar a los que han tropezado y han terminado en el suelo. «He tenido que sacar sillas para que se sentaran y llamar al 112 de Emergencias para que vinieran a atenderlos».

Tanto Pili como Chary recuerdan especialmente el accidente que tuvo uno de los vecinos, Romualdo. «El pobre hombre tropezó con los agujeros y al caer se rajó toda la mano. Cuando lo vi ensangrentado en el suelo... No sé ni lo que me entró por el cuerpo. Nada más que me acordaba de que tomaba el sintrom». El propio Romualdo rememora aquella fatal jornada, que recuerda cada vez que ve la palma de su mano: «Sí, me ha quedado esta cicatriz... Lamentablemente, no he sido el único. Se han caído un montón de vecinos».

Alcorques vacíos, matorrales, ratas...

Cuentan que tampoco ayudan mucho los alcorques vacíos que jalonan las calles, sobre todo las más estrechas. «No pueden dejar este tropezón así. Viene una persona mayor con un carrito o un andador y, por dónde pasa... Ni que decirte si es con una sillita de bebé o con el carro de la compra», explican al tiempo que critican que no se hayan retirado los tocones de los arboles apeados hace años y que, en la mayoría, han crecido la hierba. «Son matorrales que cogen ya la acera. Se llenan de porquería y son nidos de bichos y ratas», indican otros vecinos de la calle Virgen del Sol, otro de los puntos afectados por estos «años de dejadez».

La presencia de roedores, según estos vecinos, es «una constante» en todo el barrio. «Cuando llueve salen de las alcantarillas y se pasean por las calles. Van y vienen a los contenedores. Son ratas como gatos de grandes», alertan Chary y Pili, que, junto a otros vecinos y tenderos del barrio, como Antonio, han tenido lo suyo con estos molestos inquilinos. «Con los primeros días de agua, me llegó a entrar una rata y tuve que mandar a desratizar el local. El barrio, en general, está muy abandonado. Es una pena. Este alcalde solo se dedica al turismo y al centro».

Igualmente la calzada, sobre todo en los cruces, también muestra las heridas del paso del tiempo. «Está todo agrietado y levantado. Los pasos de peatones apenas se ven. Para cruzar aquí, te los tienes que saber, si no...», subraya con ironía Francisco, quien además pone la lupa en «el abandono» de los contenedores de basura. «Están asquerosos. Muchos rotos y encima, con suciedad por fuera. Este verano al pasar junto a ellos te daba una bofetada de mal olor, que era tremendo».

En la calle Guadarrama, muy próximo a un bloque de pisos de reciente construcción, se repiten las mismas deficiencias: acerado intransitable, alcorques reventados y barreras arquitectónicas a cada paso. «Y si por si fuera poco, en algunos pasos de cebra han quedado restos del anclaje de marmolillos que había y que suponen un obstáculo más, con riesgo de caídas si no se está pendiente».

Fiestas en pisos de alquiler

Los vecinos del Plantinar aseguran que «continuamente» transmiten estas quejas al distrito y a los cauces oficiales del Ayuntamiento pero, dicen, «no se acuerdan». Tampoco de sus reclamaciones para controlar el «desamadre» que sufren a consecuencia de las fiestas que se organizan en los pisos de estudiantes que hay alquilados en el barrio. «Ya empiezan desde el miércoles. Dando voces de madrugada de terraza a terraza; y, luego, cuando vuelven por la mañana temprano, armando jaleo en los portales y pillando todo lo que encuentran». Amen, eso sí, de alterar el derecho al descanso de la barriada. «Tengo que estar pendiente porque en un descuido, me lían algo. O bien en el puesto cuando estoy poniendo las cajas; o bien porque se llevan algo y lo tiran por ahí, llenándolo todo», concluye Pili, que como el resto de vecinos, invita a los responsables del gobierno de la ciudad a visitar el barrio para que vean in situ «las necesidades urgentes» de vigilancia, limpieza y conservación del viario público que padecen.