Toros: la Junta de Andalucía tiene la última palabra
La consejería de Gobernación delimitará fechas y aforos y, en su caso, la posibilidad de materializar los carteles de la reapertura de la plaza de la Maestranza
La plaza de toros de La Maestranza. / Álvaro R. del Moral
Álvaro R. del Moral
Fue, indiscutiblemente, la noticia de la pasada semana. La empresa Pagés ha redondeado los carteles de la temporada 2020. Pero todo pende de un hilo finísimo que, a estas alturas, nadie puede asegurar. La empresa Pagés habría hecho sus cuentas –sin haberse pronunciado oficialmente sobre ello- en base a la posibilidad de poder vender el 50% del aforo disponible en la plaza de la Maestranza. Hablamos de poco más de 5.000 localidades que hay que acotar, limitar, medir y calcular antes de diseñar el nuevo mapa de los tendidos y gradas e imprimir el nuevo boletaje.
Todo eso lleva bastante tiempo aunque la empresa podría tener todo previsto para levantar las persianas a mediados de marzo. A partir de ahí, si fuera posible, habría que establecer plazos y estrategias para reubicar a los antiguos abonados y captar a los nuevos. Pero quedaría bastante menos tiempo para que la Junta de Andalucía se pronuncie; podría ser este mismo miércoles aunque es posible que en esa fecha no pueda haber respuestas concluyentes. Las competencias taurinas las detenta en la actualidad la macroconsejería de Presidencia, Administración Pública e Interior, con Elías Bendodo a la cabeza del asunto y Miguel Briones al frente de la secretaría general de Interior y Espectáculos Públicos. La pelota está en su tejado....
Y dudas razonables
Vamos al turrón: en órbitas muy cercanas a ciertos despachos de San Telmo se menea la cabeza. El mes de febrero deja detrás una demoledora lista de víctimas del maldito virus: casi 2.000 personas que ya no podrán contarlo. El estado de alarma permanece vigente y el proceso de vacunación es el cuento de la lechera. Mientras tanto, se amplían cada vez más los plazos para alcanzar un nivel de inmunización aceptable. Ése es el telón de fondo, sin hablar de la previsible cuarta ola... A pesar de todo hay algún resquicio para el optimismo. En Extremadura, que maneja cifras de contagio algo más moderadas, ya se ha autorizado la apertura de las plazas de toros a un 40% de su aforo. Podría ser el espejo en que mirarse aunque, ésa es la verdad, parece difícil que sea factible en torno a las fechas que maneja la empresa. En primavera, eso es seguro, no correrán tiempos aptos para la lírica pero el trabajo de los Pagés sería perfectamente válido en otros momentos del calendario, liberado por completo de ataduras a las fechas tradicionales. ¿Habría que ir pensando en otoño? Ojalá sea antes. Pero toca tener los pies en el suelo.
El caso es que hay combinaciones de toros y toreros y hasta cartel pictórico para anunciarlas. Algún duende ha permitido que –contraviniendo los usos y costumbres de la Real corporación- se filtre el cuadro en las páginas culturales del diario de las tres letras. Lo firma, presuntamente, el artista norteamericano Julian Schnabel. No es momento ni lugar para emitir un juicio crítico pero sí aventuramos el escaso entusiasmo que provocará entre el público que va destinado. No, no ha sido presentado oficialmente aún y en el paseo de Colón no deben estar demasiado divertidos con el asunto. En cualquier caso –ojo, que la cosa no es de ayer- se unirá a ese elenco de grandes firmas iniciadas en 1994 bajo el impulso del recordado pintor y caballero maestrante Juan Maestre de León.
Otras cosas que contar
Hay más cosas que comentar, como el anuncio fresco de la reaparición de Manuel Díaz ‘El Cordobés’, que ya ha rebasado de sobra el medio siglo de vida y arrastra una compleja lesión de caderas que le obligó a implantarse una doble prótesis. La intervención precipitó su salida del tablero de juego en un momento dulce. A pesar de la inevitable decadencia profesional y física había encontrado un nuevo lugar en el mundo en simbiosis con su hermano de padre, Julio Benítez, con el que toreó un puñado de tardes en la temporada 2017. Más allá de los gustos de cada cual, el binomio Díaz-Benítez supo dar en el clavo y contentar a su público. Pero todo se cortó en seco a raíz de un tremendo accidente de tráfico de Julio primero y de la artrosis galopante de Manuel después. Aquel breve paseo triunfal –y el dinero que suponía- se quedó en barbecho. Manuel Díaz vio frustrada su vuelta en 2020 pero pretende materializarla en 2021 con permiso del coronavirus. El asunto, en cualquier caso, contará poco en el mapa del toreo.
Y nos marchamos ya, recordando la figura de un maestro y compañero de las letras periodísticas como Antonio Petit Caro. Un cáncer fulminante se lo ha llevado cuando aún le quedaban tantas y tantas cosas por disfrutar de la vida. No hace falta repetir aquí su intachable currículum profesional. Preferimos detenernos en su condición de aficionado y erudito del toreo, condensada en su premiado portal Taurología.com, frecuente espejo de estas líneas. La última vez que pudimos saludarlo iba vestido con la túnica blanca y el escapulario negro de la Virgen de la Soledad, en la tarde del Sábado Santo. Ya se encuentra a sus plantas. Descanse en paz.
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