El cartel era vox-pópuli pero ya es oficial. Andrés Roca Rey y Pablo Aguado dirimirán sus diferencias taurinas el próximo 29 de agosto en una Goyesca de altos vuelos que cuenta con una inmejorable cabecera de cartel: Morante de la Puebla. El diestro cigarrero –dicen- podría haber sustituido a Cayetano Rivera Ordóñez que según la misma rumorología habría decidido cortar esta temporada pos-covid después de cumplir el compromiso de Huelva del pasado domingo. Asuntos personales –aireados en la prensa rosa- mandan más ahora que su faceta profesional. Los toros reseñados para la ocasión, como adelantó El Correo, pertenecen a la divisa de Núñez del Cuvillo.
El cartel ha sido presentado en el mediodía de este martes en el Salón de Grados de la Real Maestranza de Caballería de Ronda en un acto presidido por su teniente de Hermano Mayor, el marqués de Salvatierra, y en el que Francisco Rivera Ordóñez, empresario de la vetusta plaza de piedra, ha explicado los pormenores su gestación. Hay que recordar que la corrida tendrá que guardar todas las medidas previstas de seguridad e higiene, incluyendo la reducción del ya de por sí limitado aforo de la Maestranza a un 50%
No podrá ser una feria de Pedro Romero como las demás. Rivera ha mantenido el adelanto de las fechas habituales y ha suprimido el tradicional festejo rondeño de rejones. Eso sí, la jornada del día 29, intensa, contará con una matiné de promoción. Con erales de Yerbabuena se anuncian los noveles Pablo Maldonado, Ignacio Candelas y Moli de Ronda. Este festejo comenzará a las 11.30 de la mañana. La LXIV Corrida Goyesca, por su parte, se iniciará a las 18 horas.
Hasta ahí la noticia. Pero merece la pena ahondar aún más –antes y después del 10 de mayo de 2019- para tratar de entender las circunstancias que han aplazado este duelo que otorga un plus de expectación al evento rondeño. Para ello hay que retroceder algunos años, hasta la tarde del 4 de mayo de 2015, refrescando algunos datos que, de alguna manera, podrían explicar algunas causas y sus consecuencias. Roca fue el triunfador global y numérico de aquella novillada de la tarde del Corpus, hace ya un lustro. Pero Aguado acabó robándole el titular https://elcorreoweb.es/toros/aguado-roba-el-titular-a-roca-rey-XM428671 al arrancarse con raza para dar un paso al frente, la vuelta a la tarde y la oreja del peor novillo de Villamarta. Es una historia que iba a repetir parecidos argumentos cuatro años después explicando muchas cosas...
Roca se sabía triunfador de la Feria de Abril de 2019 después de cuajar una faena apabullante a un toro de Núñez del Cuvillo del que le llegaron a pedir el rabo. La cumbre, en ese momento, parecía inalcanzable pero el peruano aún tenía que cumplir un tercer pase en la Feria de Sevilla junto a Morante y ese novillero –ya matador- que le había apretado las tuercas cuatro años antes en la misma plaza. Y fue Aguado el que se llevó el gato al agua aquel 10 de mayo cuajando la faena de la feria y de muchas ferias. El sevillano puso el agua a hervir al peruano, que salió de la plaza haciéndose demasiadas preguntas. Ya no volverían a verse en un patio de cuadrillas.
¿Había vetado Roca a Aguado? Ésa fue la primera y única vez que hicieron el paseíllo juntos en toda la temporada. El empresario Carlos Zúñiga sí había conseguido juntar sus nombres para la feria de Colmenar Viejo a finales de agosto de 2019 pero la evolución de la grave lesión que se produjo Roca en San Isidro acabaría precipitando la cancelación de su agenda después de vestirse de luces por última vez en San Fermín. Resumiendo: no se volvieron a ver las caras.
Hubo que esperar a los cabildeos previos a la gestación de la Feria de Abril de 2020 –que no ha pasado del papel en el que fue anunciada- para saber que ese ‘vis a vi’s iba a seguir pendiente. Aún no sabíamos nada de la pandemia, del confinamiento y de la suspensión de la temporada. Pero los nombres de Roca Rey y Pablo Aguado no se unieron en los carteles presentados a mediados de febrero. ¿Qué pasó? La cosa giraba en torno a la inamovible corrida de Garcigrande en la fecha del Domingo de Resurrección, que rechazó Pablo Aguado. A partir de ahí la cosa se enredó. Y de qué modo...
Roca Rey –o su apoderado- había impuesto el prestigioso hierro salmantino en una tarde que ya tenía el cartel hecho en las quinielas del aficionado: la combinación natural no podía ser otra que la de Morante, Roca y Aguado, máximo triunfador y excepcional revelación de la Feria anterior. Pero no fue así...
Desde el primer momento se supo que el sevillano no estaba dispuesto a estoquear los garcigrandes en tan emblemática fecha; también que otro actor natural de tan lujosa jornada –José María Manzanares- había dejado el campo libre después de contratarse en Arlés. A partir de ahí el asunto se enrocó retrasando el tempo habitual de la gestación del ciclo abrileño. El cartel de Resurrección estaba sirviendo de tapón del resto de las combinaciones mientras el tiempo seguía corriendo. Se habló de la presencia de El Juli –que renunció a esa pelea de gallos en corral ajeno- y de otros pretendientes a integrarse en la terna. Hasta que unas declaraciones de Morante confirmaron que ya se había ajustado con Ramón Valencia para hacer el paseíllo el Domingo de Pascua. Hasta ahí todo más o menos normal... hasta que corroboró lo que ya se sospechaba: la corrida, inamoviblemente, era de Garcigrande.
Desde ese momento, las cartas de Pablo Aguado empezaron a tener poco margen de juego. Si Morante y Roca –que está apoderado por la empresa Pagés- tenían plaza fija en el traído y llevado cartel con los manoseados toros de Justo Hernández, a Pablo sólo le quedaban dos opciones: tragar o quedarse fuera. En esa tesitura entró en danza el nombre de Alejandro Talavante que ya había hecho pública su decisión de reaparecer en esta nefasta temporada después de un año en barbecho que finalmente –las cosas del covid- serán dos. Tenía que haber vuelto el pasado Sábado Santo en la plaza de Arlés en un peculiar mano a mano con el joven diestro galo Juan Leal, enfrentándose –precisamente- a cuatro toros de Garcigrande que iba a sumar a dos de Adolfo Martín. Esa cita, ya lo saben, también tendrá que esperar. Al grano: Aguado se quedaba fuera de Pascua.
Ramón Valencia, apoderado de Roca y –sobre todo- empresario de la plaza de la Maestranza ofreció su visión de los hechos en la presentación de los carteles defendiendo con vehemencia la ubicación de la corrida de Garcigrande. El empresario sorprendió a los periodistas al asegurar que él mismo había “convencido” a su torero de que tenía que matar esa corrida argumentando que “tampoco es la predilecta de Roca Rey”. Pero había más tela que cortar: Roca tampoco quería enfrentarse a los hierros de Juan Pedro Domecq y Jandilla, dificultando el definitivo reencuentro con Aguado que, con cuatro tardes contratadas por coleta en el abono sevillano, no iba a coincidir en ninguno de esos carteles convertidos en papel mojado,
Pero Ramón Valencia siguió incidiendo en el asunto: “Si Morante y Roca Rey me admiten la corrida de Garcigrande, ¿por qué no me la va a admitir Pablo, con todos mis respetos? interrogó el empresario en aquella rueda de prensa del pasado 13 de febrero, repitiendo una y otra vez una pregunta que quería ver convertida en titular: “¿Y por qué no Garcigrande?”.
Valencia explicó que ya le había indicado a su poderdante que tendrían que verse en algún momento las caras con Pablo. Se le ofreció compartir un cartel en la corrida de Victoriano del Río. “Dijeron que no”, aseguró Ramón Valencia extendiendo ese ofrecimiento a la feria de San Miguel. “¿Por qué no tampoco Victoriano del Río?”, volvió a preguntarse el empresario... Si Roca no quería Jandilla ni Juan Pedro; Si Pablo no quería la de Garcigrande ni tampoco la de Victoriano se estrechaban todos los márgenes. La pandemia, en cualquier caso, iba a convertir todo en confeti hasta el anuncio de esta Goyesca de altos vuelos que permitirá reeditar un duelo que ha tenido demasiados aplazamientos.