Toros

Veinte años de ferias y carteles (2011-2020)

Culminamos este especial con el relato de una década que se inició con el indulto de ‘Arrojado’ y se cerró con la presentación de un ciclo que nunca tuvo lugar

28 feb 2021 / 09:57 h - Actualizado: 28 feb 2021 / 10:03 h.
"Toros"
  • Paseíllo de Morante, El Juli y Manzanares el Domingo de Resurrección de 2011. Foto: Álvaro Pastor Torres
    Paseíllo de Morante, El Juli y Manzanares el Domingo de Resurrección de 2011. Foto: Álvaro Pastor Torres

2011 fue el año de la suspensión de la añorada Feria del Toro por problemas económicos que revelaron la escasa unidad del planeta taurino. No ha vuelto a abrir sus puertas... Los carteles de aquella temporada se desvelaron oficialmente el 4 de marzo presentando a Morante, El Juli y Manzanares como bases del abono. Los tres ases, inusualmente, estuvieron presentes en aquel acto. Juntos formaban la terna del Domingo de Resurrección. En esa rueda de prensa se habló del estado de la tremenda lesión de tendones de Manzanares, de los supuestos planes de Morante para encerrarse en solitario en Sevilla y hasta de ciertos movimientos de trastienda que colocaban a El Juli como líder de la torería. Pero aquella feria acabaría ofreciendo otros titulares históricos: los dictó el mejor Manzanares, indultando al célebre toro ‘Arrojado’, marcado con el hierro de Núñez del Cuvillo, además de un Juli pletórico que cortó un total de cinco orejas y volvió a abrir la Puerta del Príncipe.

Veinte años de ferias y carteles (2011-2020)
Morante, El Juli y Manzanares estuvieron presentes en la presentación del abono de 2011. Foto: Toromedia

Una de las primeras noticias taurinas de 2012 fue la presentación del cartel que había pintado Manolo Valdés reivindicando la figura de Joselito ‘El Gallo’. El abono se desvelaría el 22 de febrero en una inusual y densa rueda de prensa que en algunos momentos tuvo aires de acto de contrición colectiva y taurina. El telón de fondo era la traumática y torpe gestión de los derechos de televisión impulsada desde el llamado –y efímero- grupo de toreros bautizado como el G-10 que abonaría la guerra que estallaría tres años después. Se habló de José Tomás, que había dejado colgados a los empresarios después de acatar sus exigencias; no hubo acuerdo con El Juli; ni siquiera se llamó a Perera...

El marco de la recesión económica seguía pesando y se redujo una corrida y tres novilladas respecto al modelo anterior. Al final la feria volvió a marcarse a fuego con el nombre de Manzanares, que acabó con el cuadro el Viernes de Preferia volando a alto, altísimo nivel, con una corrida de Victoriano del Río que marcó las diferencias. No hubo mucho más...

Veinte años de ferias y carteles (2011-2020)
Manuel Escribano sustituyó a El Juli en la corrida de Miura de 2013 y se convirtió en la revelación de la temporada.

Escribano, ‘Datilero’ y la gravísima cornada de El Juli

Los carteles de 2013 se presentaron un 15 de febrero con la sorpresiva presencia de José María Manzanares en el acto. El alicantino se encontraba el epicentro de su idilio con la plaza de la Maestranza. Valencia y Canorea desvelaron un abono –con Morante y El Juli como diestros base- en el que el alicantino asumía el reto de encerrarse en solitario con seis toros, incluyendo un ejemplar de Victorino Martín. Aquel año se seguía hablando de crisis y, de hecho, el serial volvía a reducirse en cinco corridas de toros con respecto a la temporada anterior. No fue la única encerrona que se programó aquel año.

Diego Ventura también asumió el reto con mejor resultado que Manzanares, que sólo salvó el empeño gracias a la gran faena cuajada a un toro de Juan Pedro Domecq en el filo de la navaja. Pero aquella feria acabaría pasando a la historia por la gloria y la tragedia de El Juli, que volvía a abrir la Puerta del Príncipe el Domingo de Resurrección, antes de resultar herido de mucha gravedad por un toro de Victoriano del Río que le impidió cumplir su compromiso con la corrida de Miura. Inesperadamente fue sustituido por Manuel Escribano, que se volvió a subir al tren del toreo después de cuajar de cabo a rabo a un excelente ejemplar llamado ‘Datilero’. Por cierto ese año no hubo televisión...

Veinte años de ferias y carteles (2011-2020)
El almuerzo que compartieron Canorea y Valencia con la prensa especializada en noviembre de 2013 abrió la caja de todos los truenos...

Dos años sin figuras

La presentación de la Feria de Abril de 2014 pesó como una losa. Se trataba de poner de largo el ciclo que Valencia y Canorea nunca hubieran querido haber organizado. En noviembre habían convocado a la prensa a un almuerzo, inicialmente distendido, que acabó acelerando la locuacidad de Eduardo Canorea. El empresario no hizo otra cosa que evidenciar las guerras larvadas que estaban a punto de estallar. Canorea desautorizó a los representantes de la Unión de Matadores -su presidente Juan Diego, El Fundi y Gómez Escorial- como interlocutores válidos de las conversaciones entre los coletudos y la patronal.

“Supongo que son unos mandados pero vienen con un disco puesto y no quieren oír ningún argumento”, señaló el gestor en ese mismo almuerzo con los periodistas que arrojó un buen puñado de titulares. “¿Dónde está Manzanares? ¿Dónde está Julián López, Morante, Talavante, Perera?”, interrogó Canorea –que también envió a José Tomás al mismísimo Senegal- haciendo la lista exacta de los matadores de toros que firmarían en diciembre un comunicado por el que se descolgaban de su contratación en Sevilla. Estaban certificando, de paso, el definitivo estallido de esa guerra sin cuartel entre los principales estamentos del toreo. El telón de fondo, no se olvide, era un supuesto asalto empresarial a la plaza de la Maestranza que nunca ha quedado aclarado.

Los platos rotos se recompusieron a duras penas pero el daño iba a durar dos largas y tristes temporadas... La gran faena de Antonio Ferrera a un toro de Victorino Martín de embestida mexicana endulzó el final de aquella extraña y amarga feria que subrayó la derrota de todos los estamentos taurinos en un momento que pedía altura de miras. El ciclo, que se inició con un atípico mano a mano de Escribano y Luque con los ‘miuras’ en la tarde del Domingo de Resurrección también incluyó buenos momentos del propio Escribano y una buena faena de Enrique Ponce, reaparecido en Sevilla después de la gravísima cornada de Valencia. Tampoco se puede olvidar la esperanzadora alternativa de Javier Jiménez y, especialmente, el gran juego del toro ‘Niñito’, un boyante ejemplar de El Pilar que le tocó en suerte a David Mora.

La última lección de Espartaco

En 2015 no se habían arreglado las cosas. Morante amagó pero no terminó de culminar su acercamiento a la empresa que llegó a entablar negociaciones con todos encontrando una única negativa rotunda, la de Miguel Ángel Perera. En esa tesitura se produjo el inesperado anuncio de la reaparición de Espartaco, que volvería a vestirse de luces una vez más, la última de su vida, para darle la alternativa a su paisano y pupilo, el novillero Borja Jiménez. El gesto del gran maestro de Espartinas no dejaba de ser una suprema lección en medio del desaguisado que suponía una nueva ausencia del grupo de toreros rebelados del que ya se había descolgado José María Manzanares. Hubo algunas reapariciones –Rivera Ordóñez celebraba su vigésimo aniversario de alternativa- y otra vuelta puntual: la de Eduardo Dávila Miura para saludar el 75 aniversario de la lidia ininterrumpida de los toros de su familia en la plaza de la Maestranza.

En el resumen apresurado de aquella feria singular hay que escribir con letras de oro el nombre de Espartaco, que dio una lección de grandiosa figura y abrió la Puerta del Príncipe por sexta vez en su vida a hombros de sus compañeros de profesión. A partir de ahí hay que subrayar un nuevo trasteo de altura de Antonio Ferrera, perfectamente enhebrado a otro toro de Victorino Martín llamado ‘Mecanizado’. Manzanares, por su parte, se acercó a sus mejores fueros con ‘Encumbrado’, un gran ejemplar de Núñez del Cuvillo, seguramente el mejor de aquella feria que, entre otros sucesos, también contempló la feliz reaparición de Dávila Miura o la solvencia de Escribano con la doble ración de ‘miuras’ y ‘victorinos’.

Llega la reconciliación

En 2016 tuvimos cartel pictórico de Navarro Valdeweg y la presentación de un ciclo taurino en la que Ramón Valencia –que se estrenaba como gerente único de la empresa Pagés después de la salida de su cuñado Eduardo Canorea- ya empezó a tomarle gusto a dictar titulares impactantes. “Esta es la Feria más cara de la historia”, sentenció el empresario destacando también las dificultades para confeccionar unas combinaciones de toros y toreros que implicaban la reconciliación con las primeras figuras después de dos años largos de absurda ausencia.

Fue el año en el que Morante exigió el rebaje del peralte del ruedo para volver a anunciarse aunque el diestro de La Puebla ya había anunciado el fin de las hostilidades en absoluta primicia para El Correo de Andalucía. El Juli, Talavante y Perera también volvían a estar anunciados en esas combinaciones. También fue la feria de la gran faena de Morante en el octavo y último toro que mataba en la feria, un dulce ‘cuvillo’ que le permitió cuajar uno de los mejores trasteos de su vida. Pero fue, sobre todo, la feria del indulto de ‘Cobradiezmos’, ese gran toro de Victorino Martín que arrastró el hocico en la poderosa muleta de Manuel Escribano, y hasta de la salida a hombros por la Puerta del Príncipe de Juan José Padilla, que tenía aire de premio global a su última etapa en los ruedos. Fue, por cierto, la primera Feria que ya no pudo contar el compañero Fernando Carrasco...

En 2017 hubo fumata blanca para las combinaciones feriales el 21 de febrero. Valencia destacó el altísimo presupuesto de aquella feria en la que brillaba la presencia rutilante de Morante de la Puebla y José María Manzanares, que empataban a cuatro contratos. Tres son los que cumplió Alejandro Talavante, además del joven paladín peruano Andrés Roca Rey que ya afianzaba su papel de gran figura en ciernes. También se anunciaron dos alternativas otoñales: las de Pablo Aguado y Rafa Serna. Había otras novedades, como la tarificación de las localidades en función de su altura o el estreno de las novilladas picadas en las noches de los jueves de junio.

2017, en cualquier caso, tuvo el nombre de Antonio Ferrera, heroico con los ‘victorinos’ y definitivamente sinfónico y artista con un toro de El Pilar que le permitió concebir el toreo como tratado de armonía. El del diestro extremeño fue uno de los nombres indiscutibles del año; seguramente su mejor intérprete. No nos olvidamos de la feliz simbiosis de Roca Rey con los toros de Victoriano del Río –en la memoria sigue el juego y la lidia de ‘Derramado’-, de una honda faena de El Fandi con la de Torrestrella o el toque de atención de Pepe Moral con la de Miura.

Veinte años de ferias y carteles (2011-2020)
Pepe Moral brilló a gran nivel toreando con la mano izquierda a este toro de Miura en la Feria de Abril de 2017.

Los carteles de 2018 se desvelaron el 12 de febrero. Manzanares, con cuatro contratos, se erigía en columna vertebral de aquella temporada sustituyendo en ese papel a Morante, que eligió la feria de San Miguel para retomar a la plaza de Sevilla después de su breve y estratégica retirada del año anterior. El diestro de La Puebla se llevó a Ramón Valencia hasta su casa de La Puebla para que estampara su firma en el contrato sobre la misma mesa de despacho que había pertenecido a Gallito pero no hubo forma de adelantar su vuelta a la primavera. Pero había más notas destacadas, como la inclusión de Antonio Ferrera en la tarde del Domingo de Resurrección para premiar su condición de mejor intérprete del año anterior. Fueron tres tardes las que firmó el extremeño, el mismo número que Talavante y Roca Rey. Eso sí: la ausencia más destacada fue la de Diego Ventura, evidenciando una brecha con la empresa.

¿Qué pasó después? La Feria de Abril pasaría a la historia por el indulto de ‘Orgullito’ aquel excelente ejemplar de Victoriano del Río acompasado a los mejores registros de El Juli. Tres orejas se llevó Manzanares que, a pesar de todo, anduvo lejos de sus mejores fueros. También hay que consignar la excelente impresión de Pepe Moral: primero, con una corrida de Las Ramblas pero, sobre todo, con dos Miuras de buena nota que estuvieron a punto de pasaportarle la salida por la ansiada puerta.... Aguado, por su parte, anunció que estaba preparado para sucesos mayores.

Veinte años de ferias y carteles (2011-2020)
El último gran suceso acaecido en la plaza de la Maestranza lo protagonizó Pablo Aguado el 10 de mayo de 2019. Foto: Arjona

La de 2019 es, hasta ahora, la última Feria de Abril que se ha celebrado en la plaza de la Maestranza. Sus carteles fueron presentados un 22 de febrero consagrando el papel de Morante, El Juli, Manzanares y Roca Rey –con cuatro tardes firmadas cada uno- como columna vertebral de un abono en el que también tuvieron cabida toreros emergentes, recuperados o en un especial momento de gracia como Emilio de Justo, Paco Ureña, Diego Urdiales, Ginés Marín y, especialmente... el sevillano Pablo Aguado que firmó la faena del año, de muchos años, y pulverizó el marcador de un ciclo que hasta ese momento tenía el nombre de Roca Rey sin olvidar la Puerta del Príncipe de El Juli, a la que se le pusieron demasiados matices.

En 2020 llegaron a presentarse los carteles de una feria que no pudo celebrarse. Ramón Valencia prestó a la prensa aquel titular, “¿Por qué no Garcigrande?”, que venía a resumir su versión en torno a la ausencia de Pablo Aguado en el cartel del Domingo de Resurrección que había alimentado la comidilla previa a la presentación de las combinaciones. Se presentaron un 13 de febrero. Un mes después se acababa la normalidad que habíamos conocido. No sabemos cuándo volverá.