Susana Díaz: «Cuanto antes dejemos el enroque, mejor para todos»

La presidenta de la Junta hace balance de sus primeros nueve meses de legislatura, con poca autocrítica y pocas novedades, y apremia a los partidos a pactar para formar gobierno en España

02 mar 2016 / 18:36 h - Actualizado: 02 mar 2016 / 21:22 h.
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  • a presidenta de la Junta de Andalucía, Susana Díaz, acompañada del vicepresidente del Gobierno andaluz, Manuel Jiménez Barrios(2d), del portavoz del Ejecutivo, Miguel Ángel Vázquez(d), y los diputados Juan Cornejo (i) y Mario Jiménez (c detras). / EFE
    a presidenta de la Junta de Andalucía, Susana Díaz, acompañada del vicepresidente del Gobierno andaluz, Manuel Jiménez Barrios(2d), del portavoz del Ejecutivo, Miguel Ángel Vázquez(d), y los diputados Juan Cornejo (i) y Mario Jiménez (c detras). / EFE

Hace nueve meses Susana Díaz subió a la tribuna del Parlamento andaluz para pedir tanto a los partidos de la derecha como a los de la izquierda el apoyo a su investidura como presidenta de la Junta. Entonces, a diferencia de Pedro Sánchez, no tenía amarrado un acuerdo político con Ciudadanos, de modo que su discurso de investidura se adentró en eso que Zapatero llamó «geometría variable» –la obligación que tiene un gobierno en minoría de pactar todo y con todos– y que Sánchez rebautizó como «mestizaje ideológico».

La propuesta de Díaz al Parlamento rebasó los límites del programa electoral del PSOE incorporando medidas de todas las demás fuerzas, propuestas económicas y fiscales de la derecha, medidas sociales de la izquierda. Sánchez ha seguido el mismo esquema en el Congreso. Ni Díaz convenció entonces a la oposición –ni lo haría en los siguientes 80 días– ni Sánchez lo logró ayer. Pero a la andaluza, que ganó las elecciones autonómicas, la investidura le sumaba por la derecha sin los votos de la izquierda, algo que no le ocurre al candidato socialista a la presidencia del Gobierno. Así que los paralelismos terminan aquí.

Mientras Sánchez fracasaba ayer en su primera votación de investidura, en un Congreso crispado y sumido en la bronca, Díaz retomó la tribuna para hacer balance de sus primeros nueve meses como presidenta de la Junta. Y lo hizo enarbolando la estabilidad política y económica de su gobierno que le permite su pacto con C’s. La presidenta hizo un repaso de sus políticas, prolífico en datos y promesas, y delgado en autocrítica, según dijeron las fuerzas de la oposición.

El primer debate de política general sobre Andalucía coincidió, no sólo con el debate de investidura de Sánchez, sino con la publicación de los últimos datos del desempleo, que contabilizan en esta región más de 988.000 parados. Así arrancó el discurso de Díaz, admitiendo «la gran debilidad del mercado de trabajo andaluz». «No hemos logrado solucionar este problema», pero apuntilló que «Andalucía es la que más puestos de trabajo está creando y la que menos empleo destruye» en los últimos nueve meses.

Hubo muchos datos, pero pocas novedades. Entre ellas, Díaz anunció un decreto de garantías en tiempos de pago para solucionar los retrasos a proveedores en sectores básicos como la salud, la educación y los servicios sociales; o que en 15 días el consejo de gobierno aprobará la recuperación de los días adicionales de permiso de los empleados públicos. También puso fecha a promesas ya anunciadas, como la oficina antifraude de Andalucía, que se creará este año, el decreto de clausulas sociales para regular la contratación pública, o que la Junta fijará un calendario para retomar todos los derechos de los funcionarios suspendidos como decisión del Gobierno central, recortes que hizo la junta para evitar el despido a mansalva de empleados públicos».

Díaz cerró su discurso apremiando a los partidos políticos a llegar a un acuerdo en Madrid para formar gobierno cuanto antes. “España necesita acuerdos y consensos. En Andalucía, sin rencores y maximalismos, hemos demostrado que esos acuerdos son posibles. Cuando antes tomemos conciencia, dejemos el enroque, mejor nos irá a todos. La mera idea de que una y otra vez devolvamos el problema a los ciudadanos por no interpretar el mensaje de las urnas, desalienta y desestabiliza política y económicamente”, advirtió.

La presidenta habló de la corrupción política, admitió que el caso ERE despierta desánimo en la gente y críticas en la oposición, pero tanto como los asuntos que salpican a sus adversarios. Y finalmente pidió « dejar la doble moral a un lado, tratar los casos de corrupción distinta según afecten a unos u otros». «Los que se escandalizaban con razón por los ERE porque se jugaba con el dinero de los parados, no pueden mirar para otro lado con el desfalco de mil millones de dinero para colegios públicos en otra parte de España», avisó. «Propongo que acabemos con la ley del embudo, que pongamos a todos los políticos honestos de un lado, o los ciudadanos creerán que todos estamos del lado de los corruptos.

Sinceramente, creo que en Andalucía hemos dado pasos necesarios para garantizar la limpieza en la vida pública», sentenció.

La oposición le afeó la falta de autocrítica y el incumplimiento de sus compromisos de investidura. IU, su exsocio de Gobierno, le reprochó que haya pasado de gobernar con la izquierda a hacerlo con la derecha. «O se gobierna para beneficiar a los poderosos o para proteger los derechos de los andaluces. No hay compatibilidad», dijo la portavoz de IU y exconsejera, Elena Cortés. La diputada izquierdista fue dura, crítica –llegó a hablar de «prevaricación política» por la inacción de su Ejecutivo– y volvió a reprocharle el instrumentalismo que hizo del 28F para contraponer el envite soberanista de Cataluña y el modelo de Estado plurinacional de Podemos: «Andalucía no está para frenar las ansias de autonomía de nadie. Usted bastardea con manipulación el 28F».

Su socio actual, Ciudadanos, elevó el tono más de lo costumbre, y se mostró defraudado por el desarrollo de su acuerdo. «No estamos satisfechos del cumplimiento de nuestro acuerdo y no necesito recordarle que el tiempo pasa muy deprisa. No vamos a ser comprensivos, si pasa el tiempo y por falta de disponibilidad presupuestaria «su palabra no se cumple», porque el fraude será para los andaluces y la responsabilidad de que no se lleve a cabo lo firmado, nuestra.. Pónganse las pilas», dijo. El portavoz, Juan Marín, insistió en pedir una reforma del Parlamento y de la ley electoral (la primera no ha sido gestionada, la segunda sí la registró en la Cámara).