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Juan Marín, portavoz por Ciudadanos en la Junta de Andalucia. / José Luis Montero
Juan Marín (Sanlúcar de Barrameda, 1962), presidente del grupo parlamentario de Ciudadanos en Andalucía, está “razonablemente satisfecho” del acuerdo de investidura que firmaron este martes con el PSOE, y que ha permitido desbloquear el nombramiento de Susana Díaz como presidenta tras 80 días de duras negociaciones. En la primera entrevista escrita que concede tras la firma, Marín sostiene que “no podíamos continuar sin gobierno por más tiempo sólo por el tema de la dimisión de Chaves”, y admite que llegó a pensar que “en realidad Díaz quería repetir las elecciones”. El portavoz de C’s afirma que la “gran diferencia” entre este acuerdo de investidura y el pacto de gobierno entre PSOE e IU la pasada legislatura es que “IU no tenía fuerza moral para fiscalizar al gobierno, porque era gobierno, y nosotros nos hemos quedado en la oposición conscientemente para poder hacerlo”. El acuerdo, con 72 medidas, incluye un pacto contra la corrupción, iniciativas para impulsar la economía, para democratizar los partidos por dentro y para salvaguardar los servicios públicos. Marín era consciente de que apoyar al PSOE supondría “un desgaste” para Ciudadanos, un partido nuevo que se ha nutrido tanto del voto desencantado del PP como de los socialistas. En esta entrevista, realizada esta mañana en el Parlamento, reconoce que “no esperaba los whatsapp de militantes” que ha recibido de ayer a hoy diciéndole que “no les volverán a votar por haber apoyado a Susana Díaz”. Otros simpatizantes y colectivos sociales, sin embargo, aplauden “la decisión arriesgada pero responsable”. También lo ha hecho así el líder nacional de C’s, Albert Rivera. Lo que sigue es un extracto de la entrevista:
-¿Está satisfecho con el acuerdo firmado este martes con el PSOE?
-Estoy contento, no se me ha quedado ninguna espina clavada. Hemos sido una oposición bastante rigurosa y exigente, pero a la vez bastante razonable y responsable con lo que teníamos que hacer. Soy consciente de que en cualquier negociación hay que ceder en ciertos aspectos, no puedes pretender que el 100% de tus propuestas se lleven a cabo, y es evidente que nosotros hemos cedido en algunas cuestiones, como la planteada con el cese de los expresidentes Chaves y Griñán. Susana Díaz nos pidió que tuviéramos la flexibilidad de esperar a que el Supremo se pronunciara, y hemos sido razonables con eso. También es cierto que estamos hablando de esperar poco tiempo, y de que no podíamos continuar en la situación en la que estábamos, sin gobierno, sólo y exclusivamente por la fecha de la dimisión de Chaves. Había muchas otras cosas en juego, que ahora están plasmadas en el acuerdo.
-¿Por qué el acuerdo no pone fecha al cumplimiento de las 72 medidas? ¿No teme que se retrasen sine die, como ocurrió con el pacto PSOE-IU la pasada legislatura?
-Primero vamos a esperar a ver si algún otro partido se suma al documento. Luego crearemos una comisión de seguimiento para elaborar el timing de cumplimiento de este programa. Estoy satisfecho porque tenemos las manos libres, si hubiéramos estado en el gobierno, quizá tendríamos que haber asumido a rajatabla las directrices del PSOE. Tenemos las manos libres porque estamos en la oposición, y lo que hemos firmado es un acuerdo de investidura exclusivamente. Yo creo que nosotros tenemos más libertad que IU.
-¿Dónde está el cambio fundamental?
-El simple hecho de no entrar en el gobierno es un avance. Cuando Ciudadanos dice que no entrará en gobiernos que no presida, es un avance. Porque puede fiscalizar. Si tú estás dentro del gobierno, ¿qué fuerza moral tienes para presionar? ¿Qué fuerza tenía IU estando dentro del gobierno? Tenía un pacto firmado. IU no podía fiscalizar al gobierno, porque era gobierno. Nosotros no tenemos que aceptar nada porque no tenemos un pacto, tenemos que exigir al PSOE que cumpla con lo que ha firmado, igual que en Madrid si finalmente se firma con el PP. Igual que en los ayuntamientos: tenemos fuerza moral y además un documento escrito que avala que la presidenta o el alcalde se ha comprometido a hacer ciertas cosas. Si no lo hace, tenemos fuerza moral para decirle que han mentido a los ciudadanos. Esa es la gran diferencia entre estar dentro o fuera.
-¿Este acuerdo se podía haber firmado hace un mes?
-Bueno, no con todo lo que lleva ahora, pero yo pienso que sí. No ha cambiado mucho, quizá en la parte de regeneración de los partidos. Hace un mes se podía haber firmado perfectamente el pacto anticorrupción, pero el posicionamiento con ese pacto sólo habría sido la abstención.
-Los otros dos acuerdos son prácticamente un calco del discurso de investidura de Susana Díaz.
-Sí, así es. Pero no estaban firmados. Es una diferencia grande, porque yo no me fío de lo que prometa Díaz en un discurso. Son muchos los discursos de investidura que hemos oído en este Parlamento, que luego no se han cumplido. El último el pacto con IU. Me tenía que fiar de su palabra exclusivamente, y esa no era una opción: lo quería por escrito y firmado por dos partidos.
-El acuerdo de C’s en Andalucía con el PSOE y en Madrid con el PP, ¿forma parte de la estrategia del partido para mantener una equidistancia de ambos y reivindicar la centralidad política?
-En absoluto. Nosotros no podíamos calcular la decisión de los andaluces ni de los madrileños en sus votaciones. Es fruto de la casuística temporal y de que allí parece que la señora Cristina Cifuentes está más cerca de las pretensiones de Ciudadanos que otras formaciones. Pero nada más. No hay ninguna estrategia para buscar la centralidad. En Andalucía vamos a darle nuestro voto a alcaldes del PSOE y del PP, pero no por estrategia, sino por coincidencia. Por el número de concejales que puedan dar un gobierno y también de que esos alcaldes estén en disposición de firmar nuestro acuerdo. Si no lo hacen, no apoyamos.
-Este nuevo gobierno andaluz, ¿será de centro? ¿De centro derecha? ¿De centro izquierda?
-Va a ser un gobierno de sentido común. Las propuestas planteadas son de todo índole, si queremos calificarlas de izquierdas o de derechas. Pero esos términos están quedándose ya un poco atrás, ahora es un nuevo tiempo en política. En la centralidad caben ideas más progresistas y otras más conservadoras, es probable...
-Ciudadanos recoge votos desencantados del PP y del PSOE. ¿Dónde encontráis mayor caladero de apoyos?
-Si te soy sincero, en la abstención. Había mucha gente que creía que no era posible cambiar. Y te lo digo porque me están llegando mensajes de gente que me dice: yo no he ido a votar, pero estáis demostrando coherencia, y en las próximas voy a votar.
-A todos sus simpatizantes les ha gustado su acuerdo con el PSOE?
Bueno, no, también hay otros que me han dicho: oye, ya no os voto más. Lo confieso. Pero, son mensajes que no esperaba. Desde ayer por la tarde, te puedo enseñar el whatsapp, y te sorprendes de los militantes que me han dicho que ya no nos volverán a votar. No tanto por el acuerdo con el PSOE como por la figura de Susana. Hubieran preferido que nos mantuviéramos al margen. Pero bueno, esto es como todo.
-Bueno, usted ya adelantó que estaba dispuesto a asumir el desgaste de apoyar al PSOE.
-Por supuesto. Hay una frase del profesor Félix Ovejero que a mí me gusta mucho: “Hay que asumir el riesgo de nuestras discrepancias si queremos ser libres”, y yo la comparto cien por cien. Y si eso supone perder votos, los perderemos. Y si los ganamos, mejor. Tendré que lidiar con que unos me digan que soy la muleta del PSOE y otros con que soy la marca blanca del PP, sinceramente no me preocupa. Forma parte del juego político.
-¿Llegó a pensar que Susana Díaz quería realmente repetir las elecciones?
-Sinceramente, yo llegué a pensar de que ella estaba convencida de que sacaría mayoría absoluta si repetía los comicios y sí, llegué a pensar que en realidad ella quería otras elecciones. Y tampoco me preocupaba, porque los sondeos decían que C’s habrían subido.
-Muchos creen que el ultimátum que dio la presidenta antes del fin de semana: acuerdo entre el lunes y el martes o repetir las elecciones no era necesario. ¿Usted qué cree?
-Yo creo que sí, que se podía haber ahorrado el ultimátum, si de verdad tenía la intención o la voluntad de aceptar este documento. Pero también entiendo esa posición: una presidenta en funciones tiene que tomar una decisión, lo que no puede hacer es eternizar esta situación.