Gestión privada en escenarios públicos

El Ayuntamiento propondrá a los promotores culturales que asuman la programación de espacios municipales como el Teatro Alameda y la Sala Turina

30 ago 2015 / 17:42 h - Actualizado: 31 ago 2015 / 14:11 h.
"Cultura"
  • El Alameda, con 416 butacas, está especializado en programación infantil y familiar. / Antonio Acedo
    El Alameda, con 416 butacas, está especializado en programación infantil y familiar. / Antonio Acedo
  • La Sala Joaquín Turina, donde caben 498 espectadores, se pretende centrar en música sinfónica. / Paco Puentes
    La Sala Joaquín Turina, donde caben 498 espectadores, se pretende centrar en música sinfónica. / Paco Puentes

Asegura el nuevo delegado municipal de Cultura, Antonio Muñoz (PSOE), que quiere instaurar no sólo nuevas formas sino también nuevas fórmulas en el microcosmos cultural sevillano, y que eso implica cambios que alcanzan a la gestión de los espacios escénicos municipales. La apuesta en este terreno es sencilla: ofrecerle al sector privado la cogestión de recintos como el Teatro Alameda y la Sala Joaquín Turina, que mantendrían la titularidad pública pero se abrirían a los promotores para configurar su programación.

Muñoz tiene claro que estos espacios «sencilla y llanamente están infrautilizados», así que para revitalizarlos su intención es implantar ahí «un modelo de cogestión con el sector privado, con los promotores culturales de la ciudad, que garantice una actividad casi permanente». Un cambio, dicho sea de paso, que supone «un giro de 180 grados en la manera en que el Ayuntamiento gestiona sus espacios, que es autoprogramando o alquilando: yo quiero tener unos socios que sean las empresas y promotores culturales de Sevilla, que puedan cogestionar».

El responsable municipal de Cultura excluye de esta nueva filosofía a los espacios «más consagrados» como el Maestranza o el Lope de Vega, y considera que el recinto ideal para aplicar esta fórmula es el Teatro Alameda, con capacidad para 416 espectadores. «Reúne todas las condiciones para tener una programación mucho más ambiciosa de lo que ha tenido hasta ahora», aunque respetando las que han sido sus señas de identidad hasta la fecha. Así, seguirán unas actividades teatrales infantiles y familiares «que han funcionado bastante bien, pero un equipamiento de primer orden en un barrio con una singularidad tan determinada no puede permanecer cerrado tantos días al año».

Con la Sala Joaquín Turina, con 498 butacas y en manos municipales desde hace unos meses tras renunciar la anterior gestora, la Fundación Cajasol, el objetivo es el mismo, aunque los socios para este viaje serían los propios protagonistas. «Si las orquestas de cámara y los grupos de música contemporánea estuvieran dispuestas a unirse con el Ayuntamiento y configurar una programación de música antigua (en la que Sevilla destaca tanto), clásica de cámara y contemporánea, estamos dispuestos a ceder el espacio» para que haya actividad «más allá de los festivales, que nacen y mueren en el tiempo». Entre los interlocutores estaría la Orquesta Barroca, que «puede compaginar» actuaciones en este espacio y un Lope de Vega que se ha convertido en su sede principal.

La aspiración es contar con «una programación continuada de este tipo de orquestas», y para ello nada mejor que la Sala Turina, «que tiene la caja, dicen los expertos, de mayor calidad para albergar este tipo de música», apostilla Muñoz, quien subraya que el gobierno local asumiría la función de «vigilar el cumplimiento de los objetivos» que se pacten con el sector privado.

«El objetivo es que en estas salas podamos tener socios que garanticen una programación», una invitación que abre a todos los gestores y promotores del sector cultural. «Yo lo que quiero hacer ver es que estoy abierto a gestionar los espacios de la cultura del Ayuntamiento de otra manera», y para ello «resulta imprescindible la colaboración de los agentes culturales de la ciudad», a los que «hará una invitación para iniciar un proceso de participación». El paso final sería una licitación pública «si en el sector veo que hay una sensibilidad y es una fórmula bien acogida».

La vía de la cogestión con el sector privado no sólo se utilizará en el Teatro Alameda y la Sala Joaquín Turina, sino que también se pretende aplicar en el edificio histórico vacío que, todavía por determinar, se remodelará para acoger usos culturales. La intención aquí es, en palabras de Antonio Muñoz, aplicar «un modelo de responsabilidad compartida en el que haya una parte importante de autogestión de los propios agentes culturales», preservando la titularidad pública del inmueble.

El modelo a seguir sería el de Matadero de Madrid, que el propio Muñoz visitó en julio en compañía del alcalde, Juan Espadas, para conocer al detalle un sistema que está funcionando de manera rotunda. La idea es que el edificio (el objetivo prioritario es la Fábrica de Artillería) se convierta en un «facilitador de todo el que quiera hacer cultura en Sevilla y que sea un hervidero de producción cultural».