Y por fin se desveló el misterio. La primera parte del enigma, que no lo era tanto, apuntaba a la inminente salida de Cristóbal Ortega de la dirección de la Bienal, tras cuatro años al frente del evento. La segunda era cuándo se anunciaría su cese, y todo parecía indicar que vendría acompañado automáticamente del anuncio de un nuevo director. Dicho anuncio se produjo en la mañana de ayer, y el elegido no fue otro que José Luis Ortiz Nuevo, precisamente el fundador de la Bienal. Su nombramiento, que se produce en medio de una fuerte crisis del mayor festival flamenco del mundo, con graves acusaciones contra sus cuentas y dudas sobre el contenido de su próxima edición, parece haber apaciguado los ánimos en la parroquia flamenca, que se mostraba expectante de puertas para fuera, pero muy inquieta en su seno ante la incertidumbre.
Así, dos semanas después de que el delegado de Cultura del Ayuntamiento de Sevilla, Antonio Muñoz, anunciara en un pleno que la Bienal necesitaba un cambio de modelo y de dirección, aterriza en su puente de mando quien quizá conoce mejor no solo los mecanismos del invento, sino también uno de los más acreditados investigadores de lo jondo de la actualidad. Lo hace, además, no tanto como director al uso, esto es, con los focos largos, sino –según afirmaron ayer fuentes del Consistorio– en calidad de «comisario especial», con motivo de la XX edición de la Bienal de Flamenco de Sevilla.
Nacido en la localidad de Archidona, Ortiz Nuevo cursó sus estudios de Ciencias Políticas en Madrid, ciudad en la que se aficionó al mundo del flamenco. Por Enrique Morente conoció a importantes cantaores como Pepe de la Matrona y Pericón de Cádiz, y a partir de grabaciones con estos artistas aparecieron dos libros que darían lugar a un nuevo género en la literatura flamenca, y a estos dos siguieron otros varios dedicados a otros tantos como Tío Gregorio el Borrico, Tía Anica la Piriñaca o Enrique el Cojo, que se irían sumando poco a poco a aquella colección.
Su actividad profesional se encuentra muy vinculada con el mundo flamenco de Sevilla, ya que en el año 1980 funda, junto con otros aficionados, la importante muestra conocida como Bienal de Flamenco, de la cual es su director durante quince años.
Entre sus obras destacan títulos como Pepe el de la Matrona: Recuerdos de un cantaor sevillano (1975), Las mil y una historias de Pericón de Cádiz (1975), Tío Gregorio Borrico de Jerez: Recuerdos de infancia y juventud (1984), De las danzas y andanzas de Enrique el Cojo (1984), Pensamiento político en el cante flamenco (1985), Tía Anica la Periñaca: Yo tenía mu güena estrella (1987), Antonio Mairena: Veinticinco aniversario del concurso III Llave de Oro del Cante (1987), 77 Seguiriyas de muerte (1988), Guía de lo oculto y lo resplandeciente: La Feria de Sevilla (1990), ¿Se sabe algo? El flamenco en la prensa sevillana del siglo XIX (1990), ¿Quién me presta una escalera? (1997), Mi gustar flamenco very good (1998), En 1925 hubo en Sevilla un concurso de cante flamenco (2000), Coplas Flamencas del siglo XX (2001) o Érase una vez una ciudad... (2004).
El nombramiento de Ortiz Nuevo ha satisfecho también a Participa Sevilla, que afirma que aunque «no había tiempo» para convocar como tal la plaza de director de la Bienal de Flamenco, «es una buena noticia» el nombramiento de Ortiz Nuevo como director, porque como fundador del certamen está plenamente «legitimado» para el asumir el cargo, «conoce» la organización del evento y está capacitado para «resetear» la organización.