No contamos ni veintiún olés

El guitarrista Daniel Méndez inauguró ayer las noches del Alcázar, adelantando lo que será su próxima obra discográfica, ‘21’, con cinco invitados relumbrón

Manuel Bohórquez @BohorquezCas /
22 sep 2016 / 07:16 h - Actualizado: 22 sep 2016 / 13:02 h.
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  • Momento de la actuación de Dani de Morón. / José Luis Montero
    Momento de la actuación de Dani de Morón. / José Luis Montero

No hay nada más relajante que, antes de entrar a un concierto de flamenco, pasear por los alrededores de la Giralda de la mano de un otoño que acaba de llegar. Lo bonito que es el Patio de la Montería de los Reales Alcázares, donde, como la velada iba de guitarra, recuerdo que una noche de 1986 escuché en este mismo lugar al gran Sabicas, la última vez que tocó en Sevilla. También a Paco de Lucía y al Niño Miguel. Hay ya mucha música flamenca incrustada en sus paredes. Anoche tocaba el moronero Dani Méndez, sin duda una de nuestras mejores guitarras flamencas, un talento de peso.

Lleno total para deleitarse no solo con su guitarra, sino con los invitados por él a su concierto, un adelanto de lo que será su próxima obra discográfica, 21. Ahí es nada, las colaboraciones que se ha buscado: Rocío Márquez, Israel Galván, Jesús Méndez, Arcángel y Duquende. Su guitarra al servicio de cinco fenómenos y ellos, naturalmente, al de sus seis cuerdas y dos manos prodigiosas, la que recorre el diapasón a una velocidad de vértigo y la que acaricia y pellizca desde el sonido afillado del bordón a la juguetona prima.

Dani de Morón es un portento de técnica, pero además es algo más que una máquina: tiene ya tanto flamenco mamado, en Morón de la Frontera y fuera de su patria chica, que su abrumadora técnica huele ya a vino viejo, a pesar de que es muy joven. Fue él quien abrió la noche, con su estampa inconfundible, echado sobre la sonanta, con unas bulerías frenéticas, largas y flamenquísima. Luego, una vez servida la primera ración de escalofríos, se puso al servicio de la cantaora onubense Rocío Márquez, cuyos arabescos parecían haber nacido justamente en ese lugar. Granadinas, milongas y caracoles, los tres palos preñados de miel y sensibilidad, aunque fríos.

Tiene Jesús Méndez la mejor voz de Jerez. Le achacan que tiene demasiado fuelle, como si eso fuera un defecto. Lo sería si solo tuviera fuerza, pero el jerezano controla esa fuerza con gran talento. Bulerías por soleá fundiendo a Jerez con Sevilla, las dos cunas de este palo, que si grandes fueron Isabelita de Jerez, El Sordera, Tío Borrico y Terremoto, ¿qué me dicen de Tomás Pavón, el rey de la ligazón? Y bulerías, bañando de oro nuevo el oro viejo.

Ves a Israel Galván en ese marco y te imaginas a Félix el Loco mirando extasiado las arquerías. Los críticos hemos agotado ya los adjetivos para calificar a este fenómeno del baile. Creador unas veces y recreador otras, es siempre sorprendente y esa capacidad de sorprender es parte de su éxito. Aunque anoche, comenzando a bailar entre el píblico, reconozco que no entendí nada.

Para refrescar un poco, Dani de Morón nos regaló una granaína intensa y muy flamenca, que hasta invitaba a ser cantada, con la que preparó armonías para los cantes levantinos de Duquende, el cantaor Catalán, tarantos y cartageneras, con tantos ayes lastimeros en su castigada garganta que al cambiar a las seguiriyas casi no se notó el cambio de tercio. Emocionante siempre este cantaor, cante lo que cante, aunque anoche estuviera flojo y sin comunicación.

Arcángel conocía ya la Montería, que es algo así como su casa. Otra voz que no extraña la arquitectura mudéjar, gótica, renacentista y barroca, porque algo de todo ello hay en su precioso timbre, como lo hay en el Alcázar. Tientos y soleares, con un gusto y una musicalidad que invitaba al deleite.

Para cerrar una noche fría y de formato festivalero, todos por tangos, mientras La Campanera se asomaba desde el campanario de la Giralda buscando entre las estrellas los ojos de El Tato.

Esperaba más de esta noche, por las voces invitadas, pero el frío y el hecho de que hubiera pocas cosas novedosas en lo que respecta al cante, no permitieron otra cosa. Eso sí, Dani dio muestras que justificaron las dos horas de concierto.


Flamenco /
Dani de Morón * * *

XIX Bienal de Flamenco de Sevilla. Real Alcázar. 21 de septiembre. Toque: Dani de Morón. Cante: Rocío Márquez, Jesús Méndez, Duquende y Arcángel. Compás: Antonio Montes, Manuel Montes, Carlos Grilo y Diego Montoya. Invitado especial al baile: Israel Galván.