¿Quién puede comer pipas sobre la lápida de un muerto?

Las mesas de novedades de las librerías son en estos días un auténtico recetario para que los más jóvenes se enamoren por fin de la lectura

22 abr 2017 / 18:12 h - Actualizado: 23 abr 2017 / 18:23 h.
"Libros"
  • Las novedades editoriales en materia de libros infantiles y juveniles ofrecen en estos días un surtido interesantísimo de títulos. / El Correo
    Las novedades editoriales en materia de libros infantiles y juveniles ofrecen en estos días un surtido interesantísimo de títulos. / El Correo
  • Detalle de la cubierta de ‘Antón Retaco’, de María Luisa Gefaell (Anaya).
    Detalle de la cubierta de ‘Antón Retaco’, de María Luisa Gefaell (Anaya).
  • Ilustración de Maurice Sendak para ‘La ventana de Kenny’ (Kalandraka).
    Ilustración de Maurice Sendak para ‘La ventana de Kenny’ (Kalandraka).

El misterioso diario sobre el que nuestro protagonista se acaba de orinar comienza, qué casualidad, un 23 de abril. Día Internacional del Libro. Es importante saberlo, porque lo que pone en los comienzos de los libros es lo que anima o disuade a muchos de sus posibles lectores. Hay otro, por ejemplo, que arranca de esta manera: Todo empezó por unas cáscaras de pipas, así, de la forma más absurda. ¿Habría que seguir leyendo? Pero bueno, van dieciséis líneas de párrafo y ya se ha hablado de dos libros sin decir ni sus títulos ni el porqué de que hayan sido citados, así que convendrá empezar de nuevo: para enamorarse de leer cualquier receta es buena. Esa es la primera conclusión que se obtiene de repasar las mejores novedades en materia de obras infantiles y juveniles. Es decir, aquellas que acercarán a los chavales españoles a la lectura. Y entre ellas, las dos que se han citado de pasada.

La primera de ellas es Cómo arreglar un libro mojado, con texto de Roberto Aliaga e ilustraciones de Clara Soriano, y lo publica SM como novela ganadora del Premio El Barco de Vapor. Una divertidísima y entrañable historia que curiosamente trata sobre temas muy, muy serios. Porque el citado diario escondido bajo un seto del parque sobre el que el descuidado Víctor acaba de hacer sus necesidades parece haberlo escrito un niño con un gran problema. En ese momento comienza una búsqueda que conforma la intriga del relato. En cuanto a la segunda, tiene el extraño título de La sonrisa de los peces de piedra, la firma de Rosa Huertas, lleva el sello editorial de Anaya y el orgullo de haber ganado el XIV Premio Anaya de Literatura Infantil y Juvenil.

Esta novela para adolescentes está ambientada en el Madrid de la movida de los años 80, con toda su música, su libertad, sus luces fulgurantes y sus sombras tenebrosas. Cuando se le pregunta a Rosa Huertas por las razones que la han llevado a escribirla, ella también se acuerda de las palabras del arranque: «En realidad», explica, «la primera frase de la novela es el origen de la historia. El libro comienza: Todo empezó por unas cáscaras de pipas. Aunque parezca extraño, así fue. En una visita que hicimos mi madre y yo al cementerio, vi que la tumba de mi padre estaba rodeada de cáscaras de pipas. Aquello me sorprendió y me hizo pensar: ¿a quién se le puede ocurrir ponerse a comer pipas encima de una lápida? A partir de ahí, todo fue surgiendo de forma mágica».

Y al fin sale la palabra: la magia. La magia es el cemento que une a las personas y a los libros a esas edades en las que uno podría ser cualquier cosa que se propusiera. Escribir y editar para criaturas tan extraordinarias, con todo su potencial, implica una altísima responsabilidad. Y cuando un libro sale bueno, ese efecto magnético y sobrenatural dura generaciones. De hecho, se han reeditado ahora algunos de ellos. Uno especialmente maravilloso es La ventana de Kenny, escrito e ilustrado en 1956 por el mítico Maurice Sendak, una de las lecturas más bellas que se pueden regalar a un niño. Lo ha recuperado Kalandraka y es un compendio de todo el entusiasmo, la inventiva, las fantasías, los soliloquios, las preocupaciones y los sueños de la infancia. su sencillez aplastante y su preciosa simbología hacen recordar El Principito, aunque sean obras muy diferentes. Unidas, eso sí, por una misma magia que las emparenta. Dos años posterior, de 1958, es un relato completamente diferente del de Sendak. Quizá porque el suyo venía de una América creciente y fecunda donde los niños solo eran niños y el otro retrataba una España aún temerosa y gris: Antón Retaco, de María Luisa Gefaell; un volumen de Anaya que como bien pregona de sí mismo es una especie de realismo mágico a la castellana. La autora, de padre austriaco y madre española, fue concertista de instrumentos antiguos y llegó a ganar en 1950 el Premio Nacional de Literatura por una colección de cuentos infantiles. Antón Retaco es un libro que todos sin excepción, niños y grandes, deberían leer. Su historia, contada por un niño, es el recorrido de una familia circense por esos tristes pueblos de Dios, cargados de zoquetes, pedradas, superstición, utopías de segunda división, emociones intensas y rústicas y postillas en las rodillas.

Forma parte de una colección llamada Clásicos modernos que también acaba de lanzar El castillo encantado, de Edith Nesbit, escrito hace 110 años. Los necesitados de referencias se contentarán con saber que fue uno de los libros que inspiraron a J.K Rowling y a C.L. Lewis para escribir, respectivalente, Harry Potter y Las crónicas de Narnia. A los demás les bastará con conocer que en la historia hay niños, extrañas estatuas de mármol, un viejo colegio, un jardín, una profesora que no es quien parece... y un sentido de la aventura con su airecillo victoriano que tira de espaldas.

¿Una historia de aventuras de las de toda la vida? Piratas del mar Helado, de Frida Nilsson con el sello de Thule, una muy buena novela juvenil llena de marinería y de espíritu del norte, con ilustraciones del venerado Alexander Jonsson.

Se van acabando los párrafos posibles y hay tantos libros que leer... Siempre será diciembre, de Wendy Davis (pseudónimo que encierra a las escritoras Fátima Embark y Merche Murillo) es otra clara recomendación para adolescentes. Ha sido el último Premio Gran Angular y lo publica SM para un público adolescente dispuesto a tirarse de cabeza a una historia que habla de la muerte, de la búsqueda de la identidad, del mundo que se tambalea a ciertas edades, de la valentía y la esperanza, de la familia, de lo efímero, de las mentiras... del amor, claro.

Los libros infantiles que más están triunfando, y merecidamente, son los Minilibros de Kalandraka, que son una pasada: dos cajitas, cada una de ellas con siete cuadernitos que recuerdan los antiguos cuentos de Calleja, pero con unas historias y unas ilustraciones que serían la envidia de muchos títulos de gran tamaño. Cada obrita tiene su propio estilo, y juntas son una delicia. Pequeños grandes cuentos con un estilazo y un encanto fuera de serie que firman Xosé Ballesteros, Rocío Martínez, Inés Vilpi y muchos otros. Chivos chivones, La gallinita roja, Orejas de mariposa, Gato Guille y los monstruos, Un regalo diferente, Ratones de casa... Aquel que dijo que menos es más, seguro que los había leído.