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El Sevilla deja vivo al Leicester (2-1)

Dos postes, un penalti fallado y un despiste que aprovechó Vardy dejan para la vuelta la decisión final sobre quién pasa a cuartos. Los goles de Sarabia y Correa, renta insuficiente ante un Leicester ultradefensivo

22 feb 2017 / 23:02 h - Actualizado: 23 feb 2017 / 08:25 h.
"Champions League"
  • Jovetic se lamenta tras fallar una ocasión. / Manuel Gómez
    Jovetic se lamenta tras fallar una ocasión. / Manuel Gómez

El Sevilla tendrá que saber sufrir en Leicester igual que el Leicester supo sufrir este miércoles en Sevilla. Esa es la conclusión principal que arroja el choque de anoche en Nervión, donde los de Jorge Sampaoli fueron superiores en casi todo al equipo de Claudio Ranieri. Ganó el Sevilla, pero dejó vivo al conjunto inglés, que sacó un gran resultado de Nervión: cayó por la mínima y marcó en una de sus poquísimas aproximaciones a Sergio Rico. Así es la Champions y no debe coger por sorpresa a los sevillistas, que pudieron, sin brillar, haber dejado el pase a los cuartos de final encarrilado. Schmeichel hizo dos paradones, Rami cabeceó al larguero, Vitolo disparó al poste y Correa desperdició un penalti cometido sobre él mismo. Pero un momento de baja concentración permitió a Vardy anotar su primer gol en la Liga de Campeones y dejar los tantos de Sarabia y Correa como insuficientes llegados al ecuador de la eliminatoria.

Bajo el guión preestablecido, el Sevilla controlaba, buscaba resquicios en la defensa del Leicester. Necesitaba precisión y eso casi encuentró Correa, la sorpresa de Sampaoli en el once inicial, al poco de empezar. El argentino metió el pie antes que Huth en una jugada que no aparentaba ya peligro a pesar de estar en el área. Penalti. Claro. Nasri lo pidió pero Correa estaba tan venido arriba por la jugada que agarró el balón y nadie se lo quitó. Su tiro, bajo la presión de la Champions y sus pocas apariciones en la titularidad, fue muy defectuoso: al lado natural pero telegrafiado y blando. Schmeichel no necesitó resucitar el espíritu de su padre para ser héroe. Adivinó las intenciones del sevillista y lo paró sin problemas. Fue un momento de angustia, pues era tan defensivo el planteamiento de Ranieri que por las mentes de los jugadores nervionenses planeó durante unos minutos ese error fatal. Tuvo la sapiencia el Sevilla de pausar su ímpetu, controlar los estériles intentos de contrataque del Leicester y tirar de paciencia. Necesitaba su mejor versión en los metros finales para tumbar al oponente.

Con N’Zonzi de sostén, Nasri de equilibrista y Vitolo intentando sorprender a la muralla azul, el Sevilla no corría riesgos y controlaba atrás. El mismo Huth casi remata de cabeza en uno de los pocos acercamientos de los ingleses. Justo antes de que la precisión tan demandada apareciera sin contemplaciones. Vitolo vio que no podía penetrar en el área, se la cedió a Escudero, que se incorporó desde atrás, y el lateral puso un centro fortísimo al segundo palo, donde esperaba la cabeza de Sarabia. El fichaje más rentable del Sevilla sólo tuvo que poner la cabeza bien orientada, ante el estéril salto de Simpson: gol. El balón salió pegado al palo y fue imposible para la estirada de Schmeichel.

Enmendado el error del penalti, el Sevilla se tranquilizó. No se fue a lo loco porque las eliminatorias se ganan poco a poco. El Sevilla sólo inquietó a Schmeichel con tiros desde la frontal de Jovetic y Escudero. Dos buenas estiradas del portero que evitaron un daño probablemente irreparable. El Leicester no se derrumbaba. Seguía tan cómodo con 1-0 que con el empate. Era buen resultado. Sólo le faltaba al planteamiento de Ranieri mordiente arriba, pero Vardy y Mahrez nunca conectaban y Rami y Lenglet aparecían siempre. Así se llegó al descanso. Quedando 45 minutos para que el Sevilla sacara más tajada.

Sampaoli no sabía qué hacer y mandó a los suyos seguir igual: controlar, buscar huecos con pausa y arriesgar lo mínimo. Con poco, el Sevilla casi pone el 2-0 en el 50’, con un tiro muy escorado de Vitolo que sorprendió a Schmeichel, al que el palo salvó del gol. El rechace, que se paseó casi por la línea, no encontró rematador. El Leicester seguía a lo suyo y dejaba la responsabilidad a un Sevilla que echaba de menos la chispa de Nasri, que sigue en claro bajón de forma.

El primer cambio fue obligado: Lenglet se lesionó y reapareció Carriço. Pero el Sevilla sólo sorprendía ya con alguna jugada aislada de Sarabia por la derecha y las contadas internadas de Vitolo por la izquierda. Estaba el partido raro, pero un pelotazo desde la defensa sirvió para que Jovetic controlara con el pecho, se metiera en el área y asistiera a Correa, que con un gran disparo se desquitaba del penalti errado. Gran premio para un Sevilla sin brillo pero claro merecedor de esa renta.

Inmediatamente Sampaoli sustituyó a Correa por Iborra en busca de equilibrio. El mensaje era claro: cero riesgos. Y Ranieri lanzó otro a los suyos: sin locuras pero a buscar un gol. No pasaba apuros el Sevilla más allá de tiros lejanos que se envenenaban con algún que otro rebote. Es más, Jovetic puso otra asistencia marca de la casa que no encontró rematador, para alivio del Leicester. Con Gray ya en el campo, la velocidad amenazaba a Carriço y al que se despistara. Y eso pasó en un centro de Drinkwater desde la izquierda que no cortó el portugués y que envió a la red Vardy. El gol fue una losa para el Sevilla, que se conformó con el 2-1 ante la falta de fuelle. Sólo el cabezazo de Rami al larguero en un córner inquietó a Ranieri. El Leicester supo sufrir y ahora al Sevilla le toca dar un paso adelante el 14 de marzo.