Presión a la banca para evitar el concurso de Abengoa

La multinacional sevillana anuncia que solicitará «a la mayor brevedad» el preconcurso de acreedores tras el paso atrás de Gonvarri, lo que provoca un desplome de sus acciones del 54%

26 nov 2015 / 10:00 h - Actualizado: 26 nov 2015 / 10:36 h.
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  • Planta solar de Abengoa en el municipio sevillano de Sanlúcar la Mayor. / Pepo Herrera
    Planta solar de Abengoa en el municipio sevillano de Sanlúcar la Mayor. / Pepo Herrera

La pelota está sobre el tejado de los bancos. El paso atrás dado por Gonvarri, filial del grupo vasco Gestamp, para liderar la nueva etapa de Abengoa desembolsando una inyección de capital de 350 millones de euros para hacerse con el 28 por ciento y convertirse en accionista de referencia de la multinacional sevillana motivó que Abengoa anunciara que solicitará «a la mayor brevedad» el preconcurso de acreedores, una fase previa a la declaración del concurso que le permite contar con un periodo de cuatro meses para negociar con sus acreedores un plan B con el que evitar la antigua suspensión de pagos. De cumplirse los peores pronósticos, se convertiría en el mayor concurso de la historia del país, con una deuda bruta de 9.000 millones de euros, por delante incluso de la inmobiliaria Martinsa Fadesa.

Las acciones de la andaluza, que permanecieron suspendidas de cotización durante varias horas, se hundieron un 53,84 por ciento, hasta 0,42 euros, si bien el desplome llegó a alcanzar casi el 70 por ciento. Hoy continuaban en caída libre en su último día de cotización en el Ibex 35, al desplomarse más de un 25%, hasta intercambiarse a un precio de 0,312 euros pasadas las 9.40 horas.

A primera hora de la mañana Abengoa comunicaba a la Comisión Nacional del Mercado de Valores (CNMV) esta decisión como consecuencia de la retirada de la oferta de Gonvarri, conocida la víspera, ya que no se han cumplido los supuestos que condicionaban la operación, entre ellos, contar con un importante respaldo de la banca, a la que pedía una línea de liquidez de 1.500 millones de euros.

Aunque desde diversos ámbitos se ha interpretado la renuncia de Gonvarri como un órdago para presionar a las entidades financieras acreedoras, lo cierto es que el presidente y consejero delegado de Gestamp, Francisco Riberas, aseguró que la decisión de no entrar en Abengoa a través de su filial Gonvarri es «definitiva».

A pesar de que la operación era «muy estratégica» para Gonvarri y estaba «perfectamente alineada» con los desarrollos de la empresa, Riberas aseguró que necesitaban «tiempo» para ver un plan a largo plazo pero que no ha podido ser por los bancos. «Para ganar ese tiempo hemos pedido a los bancos implicados en la negociación que nos dieran un paquete suficiente para articular ese plan, pero no ha podido ser así», apostilló.

El directivo subrayó que el proyecto era «complejo» y necesitaba del «consenso de todas las partes», circunstancia por la que ha optado por «dar un paso atrás y desistir de la operación», para cuyo análisis, abundó, solo había manejado «información pública».

Una rotundidad que contrasta con las palabras del presidente de la patronal española CEOE, Juan Rosell, quien varias horas antes de esa declaración aseguraba que contaba con «información» para pensar que se va a resolver la situación, sin querer entrar en más detalle.

La entrada de Gonvarri como socio industrial para tomar las riendas tras la marcha de Felipe Benjumea era el revulsivo esperado para reflotar una compañía que, a pesar de su alto valor tecnológico como líder en energías renovables, especialmente en termosolar, ha pagado muy caro en los últimos meses su rápido crecimiento basado en un elevado nivel de endeudamiento (la deuda neta asciende a 6.300 millones de euros) y la poca transparencia que ha caracterizado el gobierno corporativo de la multinacional.

Con Gonvarri se garantizaba buena parte de la ampliación de capital de 650 millones imprescindible para reconducir la gestión, un acuerdo que fue anunciado el 8 de noviembre y que formaba parte de un plan más amplio de desinversiones en activos no estratégicos, de freno de inversiones, de reorganización de la cúpula directiva y de transparencia y de rendición de cuentas.

La compañía presentó recientemente sus resultados trimestrales, con unos números rojos de 194 millones de euros, aunque lo más llamativo fue el informe de la auditora Deloitte que los acompañaba, en el que condicionaba la supervivencia y la continuidad de la compañía a la operación de entrada de Gonvarri en el capital.