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El mejor día para exigir la corona

Sin Varela, Xavi ni Rennella y con Casado titular, el líder Betis recibe al Zaragoza

18 abr 2015 / 21:22 h - Actualizado: 18 abr 2015 / 21:56 h.
"Previa Real Betis","Pepe Mel","Rubén Castro","Jorge Molina"
  • Varios jugadores, durante el entrenamiento de este sábado. / Manuel Gómez
    Varios jugadores, durante el entrenamiento de este sábado. / Manuel Gómez
  • Posibles alineaciones.
    Posibles alineaciones.

En horario matinal y con la vitola de líder en el equipaje, el Real Betis de Pepe Mel recibe hoy al Real Zaragoza, un histórico del fútbol nacional que, después de esquivar la guadaña de la desaparición, trata de asegurarse su participación en la pedrea del play off, aquel sendero que la tropa de Heliópolis maldice a diario. El técnico del cuadro del Benito Villamarín deberá buscar una solución a las ausencias de Xavi Torres, sancionado, Varela, aquejado de neumonía, y el delantero Rennella, en reposo por unos problemas en la rodilla. El aval de la tabla y la inercia de los últimos encuentros propiciarán que el preparador verdiblanco no altere en exceso la hoja de ruta del Mini Estadi.

Con tres puntos de renta sobre el tercero y un colchón especialmente mullido sobre el limbo de la séptima plaza, por fortuna una pesadilla del pasado para la fiel clientela del Villamarín, el Real Betis buscará un triunfo revelador ante un rival, el Real Zaragoza de Ranko Popovic, que acude al envite con Borja Bastón, autor de 20 dianas y escolta de Rubén Castro en la carrera de fondo por el pichichi, en la expedición de 19 elegidos. Será, sin duda alguna, un partido de reencuentros entre los que un día rellenaron el petate en silencio después de tramitar el pasaporte a Europa y aquellos que hoy son protagonistas en el once de La Palmera después de vivir en el exilio.

Salvo sorpresa mayúscula, Mel elegirá a Casado para relevar a Varela en el flanco siniestro, mientras que Jordi Figueras y Bruno ejercerán en el eje de la zaga. Molinero repetirá en el carril diestro. Con Lolo Reyes y N’Diaye en el doble pivote, el ingenio será para Dani Ceballos y Portillo, que actuarán en la zona de enganche, mientras que el área de definición será para Jorge Molina y Rubén Castro, la pareja de oro de un Betis con alma de líder y una ventaja sustancial para afrontar el partido con sobredosis de confianza.

Después de golear en su última comparecencia como anfitrión a Osasuna, los heliopolitanos retornan al Villamarín con la sombra del caos esperpéntico ante el Leganés en la hoja de ruta. Mel alertó de la decepción encajada ante Chuli, ausente aquel día por contrato, y su tropa para activar la maquinaria de un líder al que sus más inmediatos rivales, con menos músculo y masa social, tratan de exigir la versión más fiable para mantener las distancias e imponer el respeto necesario en una categoría en la que se ha ganado la credibilidad de forma gradual.

Las sesiones intersemanales se han consumido sin noticias extradeportivas en los periódicos ni tramas que desestabilizan en el interior del vestuario. Simplemente fútbol en una mañana en la que el Real Betis quiere ser el rey. Un reinado con el que buscará cerrar una jornada que, con 24 puntos aún por subastarse, podría ser decisiva en la pelea por alcanzar el anhelado propósito del anhelado e irrenunciable retorno a Primera División. Por la autopista sin peaje y con un vehículo de gama alta y con todos los extras.

El rival, un Real Zaragoza al que los resultados de sus más directos oponentes exigirán su versión más convincente, se presentará en La Palmera sin el delantero Eldin, lesionado. La única duda real en el once de La Romareda será la titularidad del lateral diestro Fernández, que en caso de ceder el rol protagonista propiciaría la participación del infatigable Rico. El nutrido vagón de perseguidores del Real Betis se afanó en cumplir y multiplicar la tensión competitiva de una zona, la que sella el salvoconducto hacia la panacea, en la que el cuadro de Mel ha sabido vivir en las últimas semanas. El mejor día para exigir la corona de una Liga en la que el Benito Villamarín debe ser sinónimo de transición hacia el edificio de los nobles, el del confort, los horarios correlativos y los descansos por los envites de la Selección.