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11 años sin Miguel Ángel

Las tres banderas que ondean en la fachada del Ayuntamiento de Ermua lo harán mañana a media asta. Ayer, día 11 de julio, hizo 11 años que ETA secuestró y mató al edil del PP de esta localidad Miguel Ángel Blanco.

el 15 sep 2009 / 07:49 h.

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Las tres banderas que ondean en la fachada del Ayuntamiento de Ermua lo harán mañana a media asta. Ayer, día 11 de julio, hizo 11 años que ETA secuestró y mató al edil del PP de esta localidad Miguel Ángel Blanco. Por eso, la enseña española, la ikurriña y la local serán arriadas en cumplimiento de un acuerdo plenario adoptado tras el atentado, en el que se decidió ondear a media asta cada 13 de julio estos estandartes en homenaje a Blanco y a "la lucha del pueblo de Ermua por la libertad".

Con motivo del triste aniversario, La Fundación Miguel Angel Blanco entregó ayer el XI Premio a la Convivencia a dos personas que han sufrido en sus carnes la masacre terrorista, Irene Villa y a su madre María Jesús González, víctimas de un atentado de ETA con coche bomba el 17 de octubre de 1991. La fundación les concede el galardón por considerar que ambas son "ejemplo de esperanza y de fortaleza" para las demás víctimas y para el conjunto de la sociedad española.

Irene Villa declaró ayer que su madre y ella "todavía" no han superado que la gente les parara por la calle para decirles que no querían la paz, que estaban politizadas. La joven, que perdió las dos piernas en el atentando -tenía entonces 12 años-, explicó que "cuando se habló de que no habría vencedores y vencidos me resultó más doloroso que cuando a mí madre y a mí nos arrancaron parte del cuerpo". Se refirió así a la política antiterrorista del Gobierno socialista tras el anuncio de alto el fuego permanente por parte de ETA en marzo de 2006.

Su discurso fue interrumpido en varias ocasiones por el aplauso de los asistentes, entre los que se encontraban familiares y víctimas del terrorismo a los que la joven dio las gracias "por seguir ahí" y "por aguantar" comentarios "injustos" y "absurdos", silencios "incomprensibles" y agravios "indebidos".

La joven, que ha sido durante años delegada por Madrid de la AVT, alabó el mensaje "de no venganza, de memoria, dignidad y justicia" de las víctimas después de "haber tenido que soportar" lo que jamás creían que tendrían que escuchar. "No asumimos quedar en tablas con los asesinos" sentenció Villa, que reconoció sentir que su labor de apoyo a las víctimas "perdía su sentido" en los últimos años y verse "maltratada por ciertos medios de comunicación".

Por su parte, María Jesús González, vicepresidenta de la Fundación Víctimas del Terrorismo , describió como "un bálsamo" para sus "heridas" el galardón.

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