La sede de La Caixa era el sábado un hervidero de ilusión -y algunos nervios- con motivo de los ensayos de El Mesías de Händel, que se presentará en la Catedral de Sevilla con la participación de 200 intérpretes, 60 de ellos simples aficionados de a pie.
Después de las instrucciones básicas, los asistentes al ensayo se distribuyeron convenientemente en la sala y empezaron a atender los dictados del director Jordi Bernacer. Son los preparativos de la gran cita que tendrá lugar el lunes, 10 de diciembre, en la Catedral sevillana.
La batuta de este concierto extraordinario estará en manos del prestigioso director luxemburgués Pierre Cao, quien contará con cuatro voces de primer nivel, varios miembros de coros de la ciudad -Sociedad Musical de Sevilla, Ateneo de Sevilla y coro Manuel de Falla del Conservatorio-, pero también de 60 amateurs que harán realidad su sueño de actuar en un lugar emblemático con una compañía inmejorable.
Jordi Bernacer, el encargado de dar forma al repertorio hasta la llegada de Cao, ya había participado en una experiencia semejante en Valencia. "Hay una diferencia notable con el trabajo con profesionales", explica. "La dinámica, el ritmo de trabajo, son muy distintos. Pero esta agilidad forma también parte de la esencia de este proyecto".
Según Bernacer, esta experiencia musical y pedagógica que empezó a ensayarse en Barcelona doce años atrás es muy enriquecedora para los cantantes, pero también para los directores. "Un director siempre está aprendiendo. Lo que más nos fascina es quizá esa sensación de que la gente amateur lo da todo porque la cosa suena bien, y esa energía se nota en un coro de 20 personas como en uno de 200".
Lo seguro es que este tipo de conciertos necesitan ir asentándose cada año, y la intención de la Obra Social de La Caixa, promotora de la iniciativa, es que tenga una continuidad. De hecho, el año pasado se celebraron recitales en cuatro ciudades españolas, y este año el número se eleva a nueve. En Barcelona, por tradición, ya se reúnen 460 participantes individuales, y en Madrid superan los 120.
"El público va a encontrarse una obra maravillosa, y en una época del año especialmente adecuada", adelanta Bernacer. "Pero van a ver algo diferente a lo que sería un concierto tradicional. En algunos momentos hay una explosión de sonido que no se explica por la cantidad, sino por la intensidad de la gente".
