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A falta de dignidad, al Betis sólo le queda la venganza

Cinco años después, el conjunto verdiblanco vuelve a recibir a su verdugo entonces, el Valladolid, en el adiós a su afición antes de jugar de nuevo en Segunda.

el 07 may 2014 / 00:02 h.

31 de mayo de 2009. El Valladolid celebra su salvación. Pavone no se cree el descenso del Betis / Javier Díaz 31 de mayo de 2009. El Valladolid celebra su salvación. Pavone no se cree el descenso del Betis / Javier Díaz El Betis concluirá su penosa temporada en casa, donde ya acumula la friolera de once derrotas, con la visita del Valladolid, que aún tiene esperanzas de evitar el descenso y no acompañar al conjunto verdiblanco en su ya inevitable periplo por la Segunda División. Para los anfitriones hay muy pocos alicientes en este encuentro. Como en España existe la presunción de inocencia, hay que dar por hecho que los jugadores no cobrarán ninguna prima de algún tercero, ni por ganar ni por no hacerlo; la dignidad se da por perdida por mucho que venzan a su oponente; y del mismo modo no cabe esperar satisfacción alguna para su dolorida hinchada, cuyo estado de ánimo, se supone, no mejorará lo más mínimo con una victoria en la despedida de los suyos. Al Betis quizá sólo le quepa pensar que debe ganar por honradez profesional, naturalmente, y por cierto afán de revancha. Hace cinco años, en su penúltimo descenso, su verdugo fue precisamente el Valladolid en una  tarde histórica y funesta: empató con su visitante (1-1) y el resto de rivales hicieron lo que debían para no descender, de modo que el millonario equipo construido por Manuel Ruiz de Lopera se fue a Segunda. Fue el 31 de mayo de 2009. El Betis venía de empatar también en Málaga y desperdiciar una magnífica ocasión para llegar a la última jornada sin problemas. Si hubiera ganado allí, estaría salvado. Incluso se puso por delante (gol de Edu), pero se dejó empatar a 12 minutos del final por un adversario que no se jugaba nada. Con dos agravantes: su portero titular, Goitia, ya había sido fichado por el Betis, con lo que no jugó, y su entrenador, Antonio Tapia, también acabó recalando en Heliópolis pocos días después. El caso es que los heliopolitanos, en manos de José María Nogués, eran quintos por la cola y tenían 41 puntos: uno más que Sporting y Osasuna; los mismos que el Getafe; y uno menos que el Valladolid. Numancia (35 puntos) y Recreativo (33) ya estaban descendidos. Hasta ese momento, el Betis sólo había estado dos jornadas entre los tres últimos, en las jornadas 5ª y 6ª (colista entonces). Después resucitó y seis jornadas más tarde era octavo. Fue en esa coyuntura cuando Lopera pronunció aquella célebre frase: "Mientras unos llevan al Betis a los juzgados, nosotros lo llevamos a Europa". El conjunto de Nogués, a pesar de una horrible racha de 4 puntos de 24 en las ocho jornadas anteriores, dependía de sí mismo. Le bastaba con vencer en casa al Valladolid, que se había despeñado más incluso que su anfitrión y llevaba 3 puntos de 30 en diez jornadas. Como curiosidad, los dos contendientes se concentraron aquella semana muy próximos el uno al otro: el Betis se marchó a Jerez, a Montecastillo, y el Valladolid se quedó en Sancti Petri, en Chiclana de la Frontera. Al Betis también podían valerle la derrota y el empate, pero entonces dependía de lo que hiciesen sus otros enemigos directos. El problema es que todos se enfrentaban a contrincantes que no se jugaban nada. Osasuna recibía al Real Madrid, el Sporting al Recreativo y el Getafe visitaba al Racing. Todo comenzó de la mejor manera posible:Higuaín adelantó al Madrid en Pamplona, Ersen marcó para el decano en Gijón y hasta el Racing marcó primero en Santander, aunque Granero empató pronto para el Getafe. Sin embargo, Osasuna empató pronto por medio de Plasil y, sobre todo, el Betis vio cómo Aguirre marcaba el 0-1 en el Villamarín en el descuento de la primera parte después de que Sergio Asenjo, entonces meta blanquivioleta, frustrase tres ocasiones verdiblancas en los primeros minutos del choque. Llegado el descanso, los verdiblancos aún sobrevivían en Primera. Lo peor estaba por llegar. Paradójicamente, fue después de que Oliveira empatase, nada más comenzar la segunda parte (49’). En poco más de diez minutos, el Sporting remontó con tantos de Barral (57’) y Luis Morán (61’), Osasuna anotó el gol de su triunfo sobre el Real Madrid (Juanfran, 59’) y el Betis lanzó dos remates a los palos, uno de Oliveira y otro de Juanito. Con algo menos de media hora por delante, el pánico se adueñó de las piernas y las mentes de los futbolistas y el Betis consumó el décimo ascenso de su historia. Empató a puntos con el Getafe, pero una diferencia de un gol en el balance general (-6 contra -7) lo apuntilló. Aquel partido, como el que se avecina, se jugó un domingo de mayo a las siete de la tarde. En el Betis jugaron Ricardo;Nelson, Juanito, Rivas, Fernando Vega;Rivera, Capi (Pavone, 75’); Sergio García (Emana, 70’), Edu, Mark González (Juanma, 86’); y Oliveira. En el banquillo se quedaron Casto, Melli, Monzón y Juande. No queda ninguno de ellos en la actual plantilla del Betis, pero sí permanecen los que aquella tarde llenaron el Villamarín: los béticos.

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