En mis tiempos, cuando beneficiario, se llamaba A.P.A. Ahora, que soy socio, se llama A.M.P.A, asociación de madres y padres de alumnos. Cambio de nombre que es justo y adecuado, además de reflejar el signo de los tiempos. Aunque se queda corto, ya que para ser coherentes tendría que ser A.M.P.A.Y.A, asociación de madres y padres de alumnos y alumnas; que la misma lógica del lenguaje no sexista hay que aplicar a los padres que a los hijos, me parece a mí. Esta semana han sido las elecciones en el colegio de mis hijos, en nuestro colegio, con dos candidaturas nada menos. Hay interés, gente con ganas de hacer cosas. Incluso hemos llegado a tener dos asociaciones, lo que demuestra que los padres están concienciados y activos. Buena noticia.
Creo que las AMPA merecen nuestra atención y nuestro respeto, porque su papel en el funcionamiento de nuestros centros escolares es fundamental. Cubren las carencias de los centros, y organizan servicios esenciales para alumnos y progenitores. Son auténticos referentes para la comunidad educativa, formadas por personas que hacen aquello que los demás sabemos que debemos hacer, pero que no hacemos. Gente a la que no le valen las excusas de siempre del tiempo, de las ocupaciones? Ojalá yo fuera como ellos, y participara activamente en su trabajo. Hasta entonces, por lo menos voy a votar, y escribo esto. Va por ustedes, y mucha suerte en su gestión.
Catedrático de Derecho del Trabajo
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