Cultura

Actuación memorable

Hay artistas que parecen estar tocados por la mano divina, en esta obra Concha Velasco nos deja bien claro que ella es un claro exponente.

el 28 feb 2014 / 00:21 h.

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Lugar: Teatro Lope de Vega, del 27 de febrero al 2 de marzo Obra: Hécuba *** Autor: Eurípides Versión: Juan Mayorga Dirección: José Carlos Plaza Intérpretes: Concha Velasco, José Pedro Carrión, Juan Gea, Pilar Bayona, María Isasi, Alberto Iglesias, Luis Rallo, Alberto Berzal, Denise Perimidas, Marta de la Aldea, Zira Montes Si aceptamos la premisa de que hay artistas que parecen estar tocados por la mano divina, desde luego que no tenemos más remedio que reconocer que en esta obra Concha Velasco, por si todavía no lo había demostrado lo suficiente, nos deja bien claro que ella es un claro exponente. concha-velascoDe hecho podría decirse que este montaje se salva gracias a ella. Y es que, dado el tratamiento de la puesta en escena, más que con una tragedia clásica nos encontramos con un dramón en toda regla que no acaba de hacer los honores a su género, a pesar de que la versión de Juan Mayorga no resta ni un ápice de profundidad al texto de Eurípides. Es más, incluso ahonda en una interesante reflexión sobre el dolor y la fuerza del odio, y de paso lleva a cabo un curioso alegato a la figura de la mujer y la madre que, incapaz de defender la vida de sus hijos, se entrega a la venganza no tanto para calmar su odio, sino para defender de la dignidad de su estirpe. Tal vez por eso la dramaturgia se centra más en definir la figura de Hécuba y demostrar que bajo su aparente sumisión se esconde una mujer tan inteligente como indómita, lo que no deja de ser un enfoque novedoso y atrevido, teniendo en cuenta que en definitiva el tema central de esta tragedia es el carácter cruel y despiadado de la venganza. Sin embargo José Carlos Plaza, tal vez debido a imposiciones de la producción, se decanta por una puesta en escena que hace demasiadas concesiones al teatro comercial. Así, aunque tanto la escenografía como el vestuario remiten a la estética clásica, incomprensiblemente renuncia al coro y a cambio recurre a una banda sonora que se resume en unas cuantas canciones, con tintes de musical contemporáneo, que restan solemnidad al texto y su interpretación. Por otra parte, se empeña imponer a los personajes secundarios de las esclavas, cuya misión es representar la grandeza de las troyanas, un continuo deambular por la escena que ensucia la escena más que enriquecerla. Y por si esto no fuera bastante, el reparto resulta irregular y el trabajo actoral carece de un criterio homogéneo y definido. A pesar de todo ello la obra se salva gracias a que Concha Velasco asume su papel con la maestría, la genialidad y la valentía que la caracteriza consiguiendo, una vez más, regalarnos una actuación memorable. Lástima que, salvo José Pedro Carrión en su papel de Ulises y Pilar Bayona en el de vieja agorera, sus compañeros no acaben de darle la réplica.

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