Los altercados, sucedidos antes del derbi de filiales que protagonizaron Sevilla Atlético y Betis B y programados por ambos colectivos, fueron controlados minutos más tarde por efectivos de la Policía Nacional, que, ya en el interior del recinto, formaron un cordón de seguridad y cachearon a algunos aficionados asistentes al encuentro.
La zona acotada por seguidores visitantes finalmente no fue ocupada, sobre todo, por los graves incidentes ocurridos antes de la hora de la celebración del partido. Los efectivos policiales requisaron objetos contundentes -bates, cadenas, puños americanos...-, aunque no procedieron a efectuar ninguna detención.