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“Al defender sus propios intereses, Alemania mata a toda Europa”

La eurodiputada Elisa Ferreira alerta de la debilidad del discurso alemán

el 24 may 2013 / 21:16 h.

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euro Europa no puede seguir como está. La crisis actual ha tambaleado los cimientos de una unión que se creía sólida, pero que no estaba preparada para afrontar este revés económico en el que se encuentra atrapada. Frente a las políticas de austeridad y de recortes impuestas desde Alemania a los países en recesión, algunas voces empiezan a hablar de la necesidad de entonar otro discurso como salida a una situación “que Europa no ha sabido digerir” y en la que los países del sur, como España, están al límite de ajustes y siguen sin ver mejorías al crecimiento exponencial del paro. Así, la eurodiputada y miembro de la Comisión de Asuntos Económicos y Monetarios Elisa Ferreira se ha mostrado partidaria de desterrar“la narrativa de buenos y malos o de virtuosos y pecaminosos” en relación a los países con problemas económicos, y buscar “una nueva narrativa” desde la que plantar cara a la crisis sin perder la esencia que hace años llevó a la creación de lo que hoy conocemos como Unión Europea (UE). En su intervención en el Foro Hablemos de Europa, organizado por El Correo de Andalucía bajo el patrocinio del BBVA y celebrado en el Hotel Manager Gran Meliá Colón, Ferreira ha repasado la situación actual de Europa, así como el papel que desempeñan sus instituciones. En ella, ha resaltado “la ausencia total de estrategia en la definición de cuál es el interés común de UE”, pues, según señaló, “los más poderosos [por los países sin problemas económicos, caso de Alemania y los de Este] se defienden, y los otros [como los del sur, ya soportando el tercer año de recesión] se quedan en desventaja”. En este sentido, esta eurodiputada de origen portugués apuntó que la crisis está invitando a “renovar la mayoría de los elementos” sobre los que se construyó esta unión continental. Ferreira recordó que Europa nació como “un proyecto político” de izquierdas y derechas con el que se buscaba “entre todos una estabilidad democrática”, aunque matizó que “también todos sabían que no se tenía las condiciones adecuadas para ganar en una competición”. A ello se sumó la teoría de la libre concurrencia, “que iba a equilibrar los niveles de renta, de productividad y de competitividad”, todo en base a “una moneda única y un crecimiento permanente que no ha sido suficiente”. Ferreira aseguró que finalmente este crecimiento global ha resultado “muy lento” y “artificial”, que se limitó a transferencias del norte al sur. Pero hay más en esta decadencia europeísta. La eurodiputada expuso asimismo la “débil” relación comercial que en términos generales ha mantenido este continente con el resto del mundo. Como muestra, recordó que los 27 países tienen “un déficit muy grande” con China. Eso sí, a excepción de Alemania, que copa el 46% de las exportaciones. Otro de los elementos que analizó fue el papel del Parlamento Europeo, que se reforzó en defensa del interés europeo pero que finalmente no fue así. A este respecto, expuso que la Comisión se ha convertido en “un secretariado técnico del Consejo, y ello se nota en todas las temáticas”. Al llegar a este punto, resaltó que en los últimos años se ha producido además un “desplazamiento” del centro de Europa, pasando a estar en los emergentes países del Este (lEstonia, Lituania, Letonia...) y en Alemania, motores económicos de hoy en día. Ferreira insistió pues en el “desequilibrio completo del área económica” que vive el Viejo Continente, sobre todo, a raíz del liderazgo de una Alemania “que no ha asumido la responsabilidad y que cuando defiende sus intereses acaba por matar toda Europa”. Pero, pese a estas desigualdades evidentes, apeló a “mantener el interés del objetivo político de Europa”, completándolo con “una nueva arquitectura” para que no se destruya algo tan significativo. Sobre la legislación financiera, apostó porque se trabaje “la dimensión internacional” para encontrar la fórmula que beneficie por igual a todos los países. Además, defendió la creación de “un equilibrio en el comercio internacional” para decantarse por “seguir teniendo una producción o ser solo importador”.

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