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Alberto Barea: "Sevilla todavía no le ha dado a los músicos el lugar que estos merecen"

Organista de la Basílica de la Macarena. En su caso, lo de ‘artista del Renacimiento’ no es un tópico. Medievalista, creador de marchas procesionales, coralista. Un músico total.

el 04 nov 2011 / 21:18 h.

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El músico Alberto Barea mantiene abiertas numerosas líneas de trabajo como organista, coralista y compositor, entre otras tareas ‘sonoras’.

Lo que menos puede esperarse una persona a punto de conocer al organista de la Basílica de la Macarena es encontrarse con un músico bohemio e inquieto como Alberto Barea. Tan ajeno al boato cofrade como cercano en espiritualidad a este universo, Barea es uno de los músicos grandes y sabios de Sevilla. Sea como miembro del referencial conjunto de música medieval Axabeba, cantando por los Beatles en el grupo Quarti Toni, entonando un motete en la Schola Gregoriano o componiendo una marcha procesional.

-¿Siendo desde hace poco organista de la Macarena ya puede colgarse el galón de sevillano de primera categoría?
-Sólo en el primer segundo, justo cuando te lo comunican. Es más la parafernalia que la realidad que se vive cuando estás dentro. Mi principal labor consiste en acompañar al Coro de la Hermandad.

-Pero toca usted en uno de los templos más señeros de toda la ciudad...
-Hay algunos grandes órganos. Desde luego el de la Catedral, luego los que hay en las dos basílicas (Macarena y Gran Poder), el de la Colegiata de El Salvador, el de la Universidad de Sevilla y el de la Iglesia de la Anunciación. Con todos mis respetos hacia el Padre Ayarra, titular del de la Catedral, en Sevilla, por fortuna para los músicos y los aficionados, hay bastante vida organística al margen de la que él desarrolla.


-Sin embargo, el órgano de la Macarena tiene más celebridad por el lugar en el que está que por su propio valor instrumental...
-Así es. Se trata de un órgano electrónico muy viejo y usado, de los años 40, al que de vez en cuando se le funden los fusibles. La Basílica nunca ha contado con un órgano de tubos porque la zona del coro es demasiado estrecha. Ahora que estoy yo debo decir que se está implantando la idea de que la Macarena debe contar con un gran instrumento y tal vez pueda adquirirse uno en el futuro.


-Para un organista recién titulado no debe ser fácil acceder a tocar uno, ¿no?
-Tiene razón. No existe un carné de organista, lo que hay por medio es un jaleo burocrático. Ahora, por mi posición, noto cómo me abren la puerta otros templos cuando digo que soy el organista de la Macarena. No debería ser así, un órgano de una iglesia es patrimonio de todos.

-¿A nivel personal en qué consiste la gloria de su cargo?-En sentir que han reconocido mi trayectoria, más aun no siendo organista, si no organetista [pequeño órgano portátil]. Ni siquiera me han pedido que sea macareno.-También es compositor. ¿Le dejan meter baza?
-Todo el tiempo. El repertorio lo determino yo, lo que sí tengo que tener en cuenta es la difusión de las marchas de la Hermandad Digamos que si hoy interpreto Virgen del Valle... mañana toca sí o sí Coronación de la Macarena.

-En su perfil profesional dice usted que es organetista y gregorianista. Si se quedara en paro en el INEM lo llevaría crudo...

-(risas) Lo tendría imposible. La cultura no está reconocida al nivel que debe y menos aún la música antigua. En el entorno social en el que vivo lo que prima, por desgracia, es el flamenco. Y cada vez más.

-Toca usted en varios grupos. ¿No le resta credibilidad tanta diversificación?

-Yo creo que eso da una idea de versatilidad. De todos modos no es que me guste la situación, pero no hay otro remedio. Los músicos somos hijos de la crisis como cualquier otro trabajador y aquí todos estamos tocando en todos los sitios en los que podemos. Ojalá fuera España como Francia o Alemania, donde los grupos dan decenas de conciertos, están bien apoyados por instituciones y empresas, y hay mayor estabilidad.

-¿Ser intérprete de música antigua y compositor no son dos conceptos peleados?

-No. En mi caso compongo basándome en variaciones de formas ya establecidas. Respeto enormemente la música de vanguardia pero al mismo tiempo tengo que reconocer que hay una cierta añoranza del pasado y en Sevilla esto pasa más que en ningún otro sitio. Ahí está la música de Semana Santa para demostrar la enorme pervivencia de la tradición.

-A propósito, ¿cuál es su relación con ese universo?
-Intento preservar esta música. Llevo compuestas 12 marchas de concierto. Y no es que sea capillita, tampoco religioso, pero sí me siento bastante místico. Soleá dame la mano es una obra maestra que no se debería tocar en la calle, si no en concierto. También Pasan los campanilleros es una grandísima marcha.

-De las malas ni hablamos...

-Cada día das una patada y salen 100 compositores nuevos de marchas procesionales. Cuando era subdirector de la Banda del Carmen de Salteras recibía cada semana varias composiciones. Una de cada diez se tocaba.

-¿Cómo lleva su relación con el mundo cofrade?

-No encajo bien en este ambiente, pero se reconoce mi labor y el respeto con el que me acerco a él. Lo artístico y lo ideológico no tiene que estar reñido.

-Sevilla tiene dos grupos de música medieval: Artefactum y, el suyo, Axabeba. Si mañana tocaran los dos en escenarios distintos, ¿cuál debería elegir?

-A ser posible, los dos. Podría resumirlo someramente explicando que Axabeba es más serio; intentamos ser lo más puros posible basándonos en los tratados de la época. Artefactum es más goliardo, da más relevancia al bagaje y la impronta de sus músicos

-¿Cuál de sus grupos le ha dado más satisfacciones?

-El primero, El jardín de Schönberg, un grupo vocal masculino con el que trabajé obras de muchos estilos. También colaboramos con el programa de Canal Sur, Con otro aire. Luego, por supuesto, Axabeba es el que más llena mi identidad musical.

-¿Qué siente al saber que vive en Sevilla Ciudad de la Música según la Unesco?
-Nada. Estamos igual de mal que siempre y hay muchas semanas en las que no hay programación. Eso no puede pasar en una Ciudad de la Música.

-¿Algún encargo para la delegación de Cultura, ahora en manos del PP?

-Le pediría que diese al músico el lugar que merece en la ciudad y que todavía no tiene. Carecemos de sitio para ensayar y, por ejemplo, el Conservatorio Cristóbal de Morales tiene tres hermosos edificios cerrados los fines de semana. En Europa muchos centros están abiertos 24 horas. También pediría una programación musical más amplia y que el Maestranza no fuera sólo el templo de la música romántica y de la ópera de repertorio.

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