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Alfonso Jaramillo: "El objetivo del Betis en la 34-35 era hacer una Liga decente y no bajar"

Hay muy pocos béticos que puedan decir que ellos vivieron la primera y única Liga del Betis, de la que hoy se cumplen 75 años. Uno es Alfonso Jaramillo. Y su memoria sigue totalmente intacta.

el 27 abr 2010 / 22:01 h.

Alfonso Jaramillo, junto a la alineación del Betis campeón.
-¿Qué recuerda usted de aquella Liga que ganó el Betis?
-Lo recuerdo todo desde el 12 de diciembre, cuando empezó la Liga y ganamos 1-0 en el campo del Madrid. Luego ganamos aquí al Barcelona por 2-1 y después en el campo del Arenas por 2-4.

-¿Cómo es posible que se acuerde de todos los detalles?
-Porque tuve la suerte de vivirlo y lo tengo grabado en mi pobre mente.

-¿Cuál era la meta del Betis en la temporada 34-35?
-Hacer una Liga lo más decente posible y no descender. ¡Pero con aquel equipo no se podía bajar! Era arrollador. Y muy limpio; entonces no se daban tantas patadas.

-Y ganó la Liga...
-Ninguno lo pensábamos, pero nos animamos mucho después de ganar en el campo del Madrid, y luego tres partidos seguidos. El equipo se coloca primero y no lo suelta en toda la campaña, así que es campeón con todo el merecimiento y los honores.

-¿Fue usted a Santander?
-No. Yo entonces era muy joven y las perras eran muy escasas. El Betis cobró 1.000 pesetas de prima por jugador cuando ganó la Liga. Un futbolista cobraba 50.000 pesetas al año.

-¿Entonces cómo lo vivió?
-En la calle Fernández y González, donde ahora está el Banco de Andalucía, estaba el Bar Jerezano, y allí ponían una pizarra e iban escribiendo el resultado. Llamaban por teléfono y les decían que había marcado el Betis, así que iban poniendo Santander 0-Betis 1, 0-2... y así hasta 0-5, y allí estábamos treinta o cuarenta chavales y gritábamos ‘¡gol!' y saltábamos, y todos pendientes del de la tiza, y cuando salía le decíamos ‘¡otro!', y cuando volvía a salir, ‘¡otro!'. Sólo estábamos pendientes del Betis, no tomamos ni una cerveza porque éramos muy pobres.

-¿Trataba a los jugadores?
-Los conocía a todos porque iba mucho a los entrenos. Luego fui tres veces de delegado a Bilbao y los jugadores antiguos iban al vestuario a vernos. Una vez fue uno muy alto y me dijo ‘¿tú no me conoces a mí?', y le digo ‘no te he visto en mi vida', y me dice ‘yo soy Urquiaga', y yo, ‘hay que ver lo grande y lo gordo que estás'.

-¿Con quién se llevaba mejor?
-Con Larrinoa. En 1985, cuando fui presidente de la comisión de las bodas de oro, vino Larrinoa con su familia y nuestra amistad se fortaleció. Todos los domingos me llamaba para ver cómo había quedado el Betis, y ya lo llamaba yo porque me daba apuro que siempre me llamara él a mí. Tiene un hijo, Patxi, que jugó aquí en el Betis Deportivo.

-¿Quién era el mejor?
-Los que más me gustaban era Lecue, un futbolista de bandera; Timimi, que tenía velocidad y era muy habilidoso; o Adolfo.

-Y usted se sabe hasta la composición geográfica...
-Siete vascos: Urquiaga, Areso, Aedo, Larrinoa, Lecue, Unamuno y Saro; un catalán, Gómez; un sevillano, Peralito; y dos canarios, Adolfo y Timimi.

-¿El Betis, sin la guerra, habría ganado más Ligas?
-No, porque al año siguiente ya quedó quinto o sexto. En la 35-36 ya es un equipo más. Faltaba Urquiaga, que se traspasó al Barcelona, Lecue se fue al Madrid... El equipo ya fue a menos.

-¿Trató a míster O'Connell?
-Yo lo saludaba, pero era muy joven y no tenía el atrevimiento de hoy. Era serio y agradable.

-¿Temieron que el Betis no ganase aquella Liga?
-Teníamos un temor grande de que el Santander podía hacer alguna cosa en favor del Madrid porque el Madrid sabemos que gestionó el partido para que el Betis no ganara, primó al Santander y el Betis se creció. Dijo ‘aquí hay que ganar por cojones' y fue un partido memorable.

-¿Cómo fue el recibimiento?
-Se prepararon unos coches de caballos a la entrada de Sevilla. El equipo viajaba en el Diana, que era una furgoneta de segunda mano y por la que los socios tuvimos que pagar dos pesetas cada uno. El Betis siempre ha sido muy débil. En esa temporada hubo un momento en que necesitó dinero y el presidente, Antonio Moreno Sevillano, empeñó una cubertería de plata y así resolvió aquel problema.

-Volvamos al recibimiento. El equipo se subió en los coches de caballos y...
-Los jugadores pasearon por toda Sevilla hasta el Ayuntamiento, donde fueron recibidos por el alcalde, Isacio Contreras.

-Entonces fue la primera celebración en la Plaza Nueva.

-Es que entonces no se celebraban las cosas. La afición era más chica, no como hoy. Al Ayuntamiento fue el equipo, fuimos a la puerta los que pudimos, atendió el alcalde, se marcharon, aplaudimos y adiós adiós.

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