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Alquilo subfusil por 400 euros

Un grupo de traficantes de las Tres Mil facilitaba armas de guerra a otros narcos. La Policía Nacional ha encontrado un arsenal al desarticular un punto de venta de droga.

el 18 dic 2010 / 13:10 h.

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Algunas de las armas de guerra intervenidas

Un golpe contra una banda de traficantes de droga de las Tres Mil Viviendas ha permitido a la Policía Nacional descubrir un negocio paralelo de venta y alquiler de armas de guerra, ya que la organización arrendaba sus aparatosos fusiles y subfusiles a narcos que los empleaban para robar droga a otras bandas. La investigación ha desvelado que se alquiló un subfusil durante un fin de semana por 400 euros, aunque los precios dependían del tipo de arma, el tiempo de alquiler e incluso el uso que se le fuera a dar, según explicaron fuentes de la investigación. La Policía Científica debe analizar ahora cada una de las 12 armas de fuego intervenidas para afianzar con pruebas físicas este intercambio de armas ilegales, y para determinar si alguna fue utilizada para cometer algún otro delito.

La investigación, iniciada en agosto, culminó el viernes con un espectacular asalto a cinco pisos del Polígono Sur que se saldó con 35 detenidos y en el que participaron 80 policías, incluidos los grupos especiales. La Policía cree que se ha desmantelado del todo un punto de venta de drogas que podía llevar "bastante tiempo" moviendo unas mil dosis diarias, sobre todo de heroína y cocaína, con márgenes de beneficios de 7.000 u 8.000 euros al día, según informó ayer el jefe de la Brigada de Policía Judicial de Sevilla, el comisario Manuel Piedrabuena.

En los registros se incautaron distintas cantidades de cocaína, heroína y hachís, pero lo más llamativo fueron las armas: tres subfusiles UZI, una réplica de un fusil de asalto M16, un rifle del calibre 22, un revólver Magnum del calibre 44 -cuya munición, de extrema potencia, "puede atravesar un camión", destacan fuentes policiales-, cuatro pistolas de 9 milímetros y dos de aire comprimido, además de un trabuco, tres catanas, machetes, cuchillos, 1.800 cartuchos de munición, dos chalecos antibalas, dos antifragmentación como los del Ejército... el muestrario detallado por Piedrabuena dejaba claro que las armas, muchas al parecer adquiridas en países del Este, eran fundamentales para la organización.

Por eso el asalto, que duró seis horas, se planeó al milímetro y se inició a las 8 de la mañana, para sorprender a los narcos cuando abrían el negocio. Lo lograron: ninguno empuñaba armas cuando la Policía irrumpió en los pisos. En el dispositivo participaron 80 agentes, 30 de la Unidad contra las Drogas y el Crimen Organizado, Udyco, y el resto de unidades especiales como los Grupos de Operaciones Especiales de Seguridad, Goes, expertos en intervenciones de alto riesgo -como los Geos pero con sede en Sevilla- o los perros detectores de droga.

En el piso del cabecilla, un joven de sólo 28 años y con una única detención, se incautaron la mayoría de los efectos y se arrestó a 27 de los 35 detenidos. La Policía trata de determinar la participación de cada uno, ya que es posible que algunos sean consumidores sorprendidos al ir a comprar, o aguadores -encargados de alertar de la presencia policial al grito de "agua"-. La Udyco cree que nueve de ellos eran los que lideraban la organización.

La operación ha dejado anécdotas como la incautación de un cartel, escrito a mano, en el que se especificaba el "horario de apertura" de este negocio: de ocho de la mañana a seis de la tarde, de lunes a sábado.

Piedrabuena recordó ayer que, tras ser desmantelada tras dos investigaciones de Asuntos Internos -una de ellas por el robo de 150 kilos de droga de la Jefatura-, la unidad antidroga se reestructuró por completo con nuevos jefes, nuevos agentes y más medios, y ha sido reforzada con 20 policías más alcanzando los 65, "para darle un impulso especial porque es una unidad importantísima".


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