Cofradías

Altares eucarísticos: liturgia y tradición

Custodiar la reserva eucarística dio paso a una tradición de oración y mantillas. Aquí, una guía de Monumentos

el 27 mar 2013 / 22:15 h.

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Monumento de la parroquia de San Isidoro, situado en la capilla sacramental. Monumento de la parroquia de San Isidoro, situado en la capilla sacramental. La liturgia eucarística y la tradición se dan la mano cada tarde de Jueves Santo y mañana del Viernes Santo en Sevilla. La visita a los monumentos –o más bien, altares de reserva eucarística– por parte de hombres y mujeres vestidos con sus mejores galas, de luto, de mantilla y de negro, tiene un origen sacramental. El Monumento surge de la necesidad de reservar suficientes formas consagradas desde la misa del Jueves hasta la del Sábado porque el Viernes Santo no se dice misa y no se consagra. “Una vez que tenemos las reservas eucarísticas se empieza a tributársele culto, un culto especial porque el pueblo quiere estar cerca del Señor, orando y acompañando a Cristo, e históricamente se fue adornando, cada vez más, el sitio donde estaba el cuerpo de Cristo”, explica Luis Rueda, maestro de ceremonia de la Catedral hispalense. Sin embargo, el nombre de Monumento viene de una idea errónea: “Tras el barroco se extendió una idea falsa, de Monumento funerario porque es cuando iba a morir el Señor”, señala Rueda, y así se le ha quedado el nombre por el que es conocido –Monumento–, pero esa idea ha desaparecido y de nuevo el valor actual es el de reservar las formas eucarísticas y que los fieles la acompañen. El más importante de los altares eucarísticos que cada Jueves Santo se pueden ver en Sevilla es sin duda el de la Catedral, aunque éste se monta desde el Domingo de Ramos para que cada una de las hermandades que hacen estación de penitencia a la seo lleguen hasta allí, es su meta. Curiosamente, no siempre ha estado en el mismo lugar y este año, por las obras en el altar mayor, vuelve a cambiar de ubicación. “El que se montaba en el trascoro era inmenso, llegaba casi hasta arriba, pero se fue deteriorando y se dejó de montar. Luego se puso en los años siguientes el altar de plata que se monta para el baile de los seises, que forma una gran custodia, pero como el altar de reserva eucarística no puede estar donde se hacen los oficios por norma, el año pasado se montó en la capilla de la Virgen de la Antigua y este año se va a montar en la Capilla Real, donde está la Virgen de los Reyes”, destaca Rueda. Cada parroquia, capilla o convento de Sevilla acompaña la reserva eucarística para el Viernes Santo de sus mejores enseres, lo mejor que poseen para acompañar al cuerpo de Cristo. En el caso de la Catedral hay dos piezas específicas para este altar: un copón de oro con brillantes y una urna de oro donde sólo cabe ese copón, bellísimamente labrada. Está también la tradición de las dos llaves de este sagrario: “Una que se lleva el arzobispo, que la tiene que traer el Viernes, y otra que tiene el subdelegado del Gobierno –en este caso, subdelegada, Felisa Panadero–, que también la tiene que traer y con la que procesiona el Sábado Santo en el Santo Entierro”, explica Rueda. Con esas galas que se acompañan a las formas consagradas tiene que ver también la manera con la que los sevillanos, y sobre todo sevillanas, se visten para visitar los templos. De mantilla, de luto, para adorar al Santísimo. “Es como el Corpus pero sin tanta gloria, más de luto”, dice. Luis Rueda insiste en que “lo principal no es visitar los monumentos sino orar ante el Santísimo”, y propone que “cada año se haga una ruta distinta” por los templos y conventos de Sevilla, y recomienda “el de todas las hermandades sacramentales, San Pedro, la Magdalena –el más imponente, equiparado al de la propia seo–, San Lorenzo... las parroquias históricas tienen un patrimonio heredado de años que merece la pena verlo”. Francisco de los Reyes, párroco de San Lorenzo, recuerda que antes se colocaba el Monumento como el lugar más destacado “pero hoy es un altar en el que se guarda el cuerpo de Cristo para la celebración”. Así, señala que “tras el Concilio Vaticano II va más hacia la simplicidad, que es lo que está mandado”. Sin embargo, apunta que es “en los conventos donde más se suelen adornar”. De los Reyes recomienda verlos: “Los más significativos y más hermosos son los de los conventos de clausura, Santa Rosalía, Santa Inés, El Carmen de la calle Baños, el convento de la Encarnación, las Hermanas de la Cruz, y también las parroquias de Omnium Sanctorum, San Isidoro y la Catedral”, aunque recuerda que “se montan en todas las iglesias”, y sin salir de San Lorenzo también hay otro, en la basílica del Gran Poder. Esta vecindad les impide mantener las puertas abiertas hasta muy tarde en la parroquia, “sólo hasta las ocho, hay que desmontarlo todo para que se organicen los tramos de la Virgen del Mayor Dolor y Traspaso”, señala. También recomienda visitar los altares de los conventos de clausura Guillermo Mira, hermano mayor de San Isidoro, parroquia en la que se instala uno de los monumentos más significativos del Jueves Santo. “Dentro de la Capilla Sacramental, con el barroco más suntuoso de Sevilla, se instala una custodia de madera dorada dentro de una urna que es un arca de plata”, explica Mira. Además se coloca la candelería de plata, todas piezas de los siglos XVIII y XIX, todo el ajuar litúrgico, y se alfombra con plantas aromáticas como el romero. Estará abierta de 17.00 a 22.00 horas el Jueves Santo y desde las 10.00 de la mañana hasta el mediodía el Viernes Santo. Mira considera que “los conventos de clausura son los más recomendables: San Leandro, Madre de Dios, Santa Paula...” y, entre las parroquias, junto a la de San Isidoro, recomienda la Magdalena. Jesús Luengo, autor del libro Liturgia, culto y cofradías, apunta como ineludible la visita al Monumento de El Salvador, así como el de la hermandad de la Sagrada Cena “con todos los apóstoles en torno a la mesa con Jesús”. En cuanto a los conventos, resalta el “especial cariño y dedicación” de las monjitas, y destaca los de Santa Paula y las Hermanas de la Cruz.

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