“Yo creo que Sevilla no quiere conocer a Amalio, lo vengo notando desde hace muchos años, no me pregunte el porqué, pero sé que esto que le digo es así”. Son palabras de María José García del Moral, hija del pintor y responsable de la Fundación que lleva el nombre de su padre en el número 7 de la Plaza de Doña Elvira. Ese dar continuamente la espalda al artista sevillano no ha sido impedimento para que el centro abra al fin sus puertas en el corazón del barrio de Santa Cruz, tras años con el caserón prácticamente cerrado.
Ese legado enclaustrado de quien fue denominado “el pintor de la Giralda” puede admirarse ya en la propia casa del artista, “un centro de carácter plenamente europeo, lleno de encanto, donde el espectador no se siente ni abrumado ni saturado porque es un espacio de dimensiones modestas, donde hacerse una idea cabal de quién fue Amalio (Granada, 1922 - Sevilla, 1955), de toda su obra, de su relevancia en el arte español contemporáneo”, explica García del Moral.
En el año 1973 el artista compró la casa de Doña Elvira con la ilusión puesta en que, algún día, ese hogar fuera “un punto de encuentro creativo”. Pero no ha sido hasta 2013 cuando la Fundación parece al fin despegar. Y lo hace basándose en el empeño propio de su heredera y del marido de esta, Manuel Caballero. “Con nuestros ahorros hemos restaurado por completo la casa y hemos la hemos reestructurado, también le hemos dado un claro carácter museístico que antes no tenía, con una amplia sala en la planta baja que podrá acoger exposiciones temporales”, cuentan los responsables de un espacio que todavía hoy continúa pasando de puntillas, desapercibido para la mayoría de los turistas y, más gravemente, para un gran número de sevillanos.
Puede no obstante que los políticos vengan a reparar esto en breve. Hoy mismo una delegación municipal encabezada por el primer teniente de alcalde, Javier Landa, visitará la Fundación. “Hace muchos años que dejamos de pedir ayudas públicas para abrir la casa al público porque siempre pasaron de nosotros... ahora tampoco vamos a hacerlo, solamente queremos que, al menos, incluyan la Fundación Amalio dentro de los circuitos de promoción turística de la ciudad, porque este pequeño museo, en el corazón de Santa Cruz, es tan europeo por sus características que estamos seguros va a encantar a mucha gente”, dice con irrefrenable entusiasmo María José García del Moral.
Pero además, este espacio con múltiples proyectos de futuro no aspira a ser únicamente el fosilizado contenedor artístico del célebre pintor Amalio, “tal y cómo él deseó, este sitio es también una mano tendida a los jóvenes creadores”. Por eso, en su interior y varias veces en semana, su directora se reúne con estudiantes de la Facultad de Bellas Artes de la Universidad de Sevilla para la planificación y la elaboración de diversos proyectos artísticos, sea el rediseño pictórico de todo un pueblo –caso de Piornal, en Cáceres– o la decoración de una de las salas infantiles del Hospital Virgen del Rocío. El convenio con la Hispalense y con másteres específicos también permitirá “mantener un contacto fluido con profesionales que quieran realizar trabajos de investigación aquí o, simplemente, exponer su obra”.
“Vamos poco a poco, no queremos hacer ningún ruido porque Sevilla es una ciudad muy difícil... confiamos en que funcione el boca a boca, que quien tenga que venir, que venga”, concluye la responsable de la Fundación.Abierta de lunes a viernes de 18.00 a 21.00 horas –con entrada libre– aquí se encuentran algunos de los trabajos más relevantes de Amalio como su inmensa serie dedicada la Giralda, los paisajes o las muy avanzadas Tactopinturas. En otra ciudad hace años que sería una visita obligada. Que se mantenga abierta aquí es cuestión de todos.
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