Que toda la cadena de valor de Heineken España, desde quien cultiva la cebada hasta el cliente final, sea respetuosa con el medio ambiente. Con este propósito, la compañía cervecera que fabrica la sevillana Cruzcampo ha desarrollado de 2010 a 2012 un plan de sostenibilidad bajo el lema Brindando por un mundo mejor, con el que ha conseguido reducir de manera efectiva el consumo de energía y agua, así como las emisiones de CO2. A ello hay que sumar el incremento en el uso de las energías renovables. Tenemos ambición por ser el cervecero que más verde, aseguró ayer la directora de Responsabilidad Social Corporativa de la compañía, María de los Ángeles Rodríguez de Trujillo, durante una visita a la nueva fábrica de Heineken en Sevilla, que cumple cinco años este mes. De hecho, el presidente ejecutivo, Richard Weissend, destacó que la planta sirve de inspiración para las del resto del grupo.
En concreto, la campaña se ha centrado en seis programas. El primero de ellos se centró en la reducción del impacto medioambiental y, de hecho, el pasado año se redujo un 4,6% el consumo de energía, un 5,3% el de agua y el 8,1% las emisiones de CO2. Además, se hizo especial hincapié en el fomento de la reutilización y el reciclaje, así como se implantaron sistemas de refrigeración sostenibles. La tercera pata se refiere al compromiso con los empleados, a los que se les impartió más de 24.500 horas de formación. Además, señalaron fuentes de la compañía, hay una apuesta por las compras locales el 92% de los proveedores son españoles y se va a multiplicar por dos la superficie de cultivo de cebada para abastecer la fábrica, mientras que se han desarrollado campañas de sensibilización para un consumo responsable. A ello se sumó, aseguraron las fuentes durante la visita a la planta, las alianzas con asociaciones y ONG que refuerzan esta premisa.
