Cultura

Amenábar regresa a Alejandría en 'Ágora' y la lleva hasta Cannes

El quinto filme del director Alejandro Amenábar, Ágora, presentado ayer en el Festival de Cannes, celebra el diálogo en un mundo, el de Alejandría hace 1.700 años, asediado por la lucha entre la razón y el fundamentalismo.

el 16 sep 2009 / 02:54 h.

El quinto filme del director Alejandro Amenábar, Ágora, presentado ayer en el Festival de Cannes, celebra el diálogo en un mundo, el de Alejandría hace 1.700 años, asediado por la lucha entre la razón y el fundamentalismo. Amenábar participa fuera de competición en Cannes con una cinta que calificó de "viaje de exploración al pasado" y que presenta a los cristianos como perseguidores en un mundo en crisis que ilumina con el intelecto del personaje de Hipatia de Alejandría (la actriz británica Rachel Weisz). Esta película es "una celebración del diálogo", explicó el director español, quien aseguró que el filme, cuya producción ha costado 50 millones de euros y que le trae por primera vez a este festival, pretende demostrar que "no hay que matar por nuestras ideas personales". Ágora, un "peplum" situado en la Alejandría dominada por las tensiones entre cristianos y judíos durante la decadencia del control del Imperio romano, plantea en largometraje (141 minutos) el conflicto entre la razón y la intolerancia.

La película "cuenta el momento en el que los cristianos comienzan a ser perseguidores", lo que aleja la propuesta del cineasta de origen chileno del tratamiento habitual de los primeros seguidores de Jesús en los convulsos años del declive de Roma en su imperio oriental. El director aseguró que ha intentado representar "dos mundos en crisis" y los conflictos surgidos en una sociedad "que se está desintegrando" y añadió que aprecia paralelismos con la época actual. Amenábar admitió ante la prensa internacional las posibles comparaciones que se hagan entre la indumentaria de los parabolanos, los clérigos de la antigua Iglesia oriental, cuasi ejército fundamentalista en lucha contra la razón de Hipatia de Alejandría, y los talibanes de Afganistán.

Pero el director, que recordó su condición de ateo, defendió que su filme no es anticristiano y que la cinta "explora el lado bueno del cristianismo", del que destacó el concepto de "piedad", y agregó que Ágora se dirige contra el "fundamentalismo". Amenábar había considerado antes del primer pase de su película en Cannes -recibida con aplausos de la prensa y crítica, antes del visionado de gala por la noche- que es su filme "más ambicioso" y reconoció que "no es fácilmente clasificable". Confesó sentirse como "un niño con zapatos nuevos" por su estreno en Cannes, la primera oportunidad de ver la reacción del público ante la película.

"Está a medio camino de lo comercial, pero es muy personal", declaró Aménabar sobre el filme, rodado en inglés y protagonizado por Weisz (El jardinero fiel, My blueberry nights) en el papel de Hipatia. La propia Weisz, que acompañó al director, explicó que Ágora evita la declamación propia de otros ejemplos de películas históricas y que los actores tuvieron que adoptar un estilo de interpretación que calificó de "naturalista".

La actriz evocó la inevitable apelación a la intolerancia talibán al aludir a la mujer representada en Hipatia, una figura histórica de la que el director recordó que no existen representaciones y para la que Weisz quiso en algún momento pedir a Amenábar una demostración de sensualidad en la cinta. Pero ella misma reconoció la coherencia del director al no permitir una cesión al "romance" en una historia que destaca la personalidad única de una mente -en este inhabitual caso con nombre de mujer- inmersa en un desgarrador conflicto entre razón y fe.

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