Hubo un tiempo en que fuimos muy críticos con el Centro Andaluz de Flamenco, sobre todo en la época que lo dirigieron dos cantaores, de cuyo resultado mejor no hablar. Menos mal que estaban por allí Paco Benavent y Ana Tenorio. El primero ya no está, pero Ana sigue y les aseguramos que hace una labor digna de encomio. Es la documentalista del centro, y de esa materia sabe lo que no está en los escritos. Por eso nos ayuda tanto a quienes escribimos sobre la historia del flamenco. La Junta debería apoyar aún más este ya importante centro de documentación porque lo jondo necesita medios para ayudar a los investigadores que, aunque mal vistos por los propios artistas, se gastan sus ahorros en la loable labor que desempeñan. Olga de la Pascua, la actual directora, seguramente no sabe cómo se llamaban los galgos de Manuel Torre -o sí lo sabe-, pero es una persona dispuesta siempre a trabajar en positivo por el flamenco y a escuchar a la gente.
