Local

Andaluces en la cima del vino

El pasado día 9 nuestros mejores sommelier asumieron el reto de construir un vino ayudados sólo de sus sentidos. Elegidos por la revista 'Vino+Gastronomía' se reunieron en Logroño para enfrentarse a este reto.

el 15 sep 2009 / 12:01 h.

TAGS:

El pasado día 9 nuestros mejores sommelier asumieron el reto de construir un vino ayudados sólo de sus sentidos. Elegidos por la revista 'Vino+Gastronomía' se reunieron en Logroño para enfrentarse a este reto.

El apasionante mundo del vino es poliédrico y complejo, lleno de caras nuevas y aristas aún por descubrir para el gran público. En esta ocasión las mejores narices de España, elegidas por la prestigiosa revista Vino+Gastronomía por todo el territorio nacional, se reunieron el pasado día 9 en La Rioja. Hasta allí llegaron todos los finalistas del concurso y el ganador 2008, Jordi Raventós.

Estos profesionales venidos de todos los rincones del país se dieron cita en La Rioja para participar en una de esas experiencias, diferentes y novedosas, pero llenas de contenido y técnica. Había que crear un vino partiendo de ocho muestras de tempranillo con características diferentes cada una.

El marco elegido fueron las instalaciones que la bodegas Domec tienen en Logroño y que son la cuna de vinos como Marqués de Arienzo, Campo Viejo y sobre todo Azpilicueta y Viña Alcorta. Esta bodega tiene capacidad para gestionar 31 millones de kilos de uvas.

70.000 barricas de roble esperan al vino para acompañarle durante su etapa de crianza y una sala contigua contiene más de seis millones de botellas en su crianza en botella. Todo este despliegue se acompaña de una política de apertura para dar a conocer al mundo su forma de trabajar el vino y de una gran capacidad para apoyar a los nuevos talentos. Es en esta línea donde se encuentra este reto.

De Andalucía acudieron a este taller Matías Vela de Abades Triana y Antonio Suárez de la Taberna del Alabardero, ambos en Sevilla; Sergio Vergara del Hotel Guadalpín de Marbella y Cristian Postigo del Café de París, también de Málaga; y, por último, Raúl González, onubense, profesor de la Escuela de Hostelería de Islantilla y que a la postre resultó ser el ganador del concurso, gracias a su ensamblaje del vino que sorprendió al jurado por su equilibrio y personalidad. La bodega puso sobre la mesa una sola uva, la tempranillo, pero en ocho formas diferentes. Había muestras con fruta muy marcada, otras con más acidez o más madera, más terruño o más mineralidad?

Con estas muestras los sommelier debían realizar la compleja tarea, propia de enólogos, de ensamblar un caldo a su gusto pero también con posibilidades de gustar al jurado, y con vocación comercial.

  • 1