En Andalucía, con un 7,6 por ciento de población extranjera, según los últimos datos recabados en 2007, se registraron un total de 4.333 matrimonios mixtos, casi tres veces más que en 1999 (1.175).
Estos datos han sido presentados hoy en el marco del seminario organizado por el Centro de Estudios Andaluces "Parejas binacionales en la sociedad avanzada: realidades y tendencias de la hibridación transcultural", organizado en colaboración con la Universidad de Sevilla.
La ponencia del profesor titular de Sociología de la Universidad de Sevilla Gerhard Steingress se ha centrado en el análisis del origen, desarrollo y la actual situación del creciente número de parejas binacionales asentadas en Andalucía, considerándolas como un fenómeno emergente en el marco de la globalización.
La comparación de las tasas andaluzas con las españolas (a nivel nacional se registró casi un 13% de matrimonios mixtos en 2007 frente a un 4,83% en 1999) pone de relieve que el comportamiento hacia el matrimonio mixto en Andalucía muestra una frecuencia más baja que la media española, una circunstancia que Steingress explica "por la tradicional tendencia hacia la endogamia preservada por su estructura social y tradición".
Sin embargo, este auge, "relativo aún en Andalucía", se debió al creciente interés de una parte de los varones por contraer matrimonio con una extranjera, de modo que los datos reflejan, por tanto, no sólo cambios respecto al comportamiento marital, sino también respecto a su dimensión de género mediante una "tendencia a la masculinización".
Del total de matrimonios mixtos, los de los andaluces con extranjeras, en ascenso interrumpido desde 1999, representan el 49,7 por ciento, mientras que en el caso opuesto, andaluzas con extranjeros, suponen un 30,8 por ciento.
En esta tendencia llama la atención el hecho de que las preferidas por los andaluces, y españoles en general, sean las parejas latinoamericanas (en el caso de las mujeres, esta tasa se ha duplicado entre 1996 y 2007, pasando del 22,3 al 40,7 por ciento).
Tras las de origen latinoamericano, los andaluces se decantan más por las parejas europeas, una preferencia cada vez más notable en el caso de las mujeres, seguidas en tercer lugar, aunque a una distancia mayor, por las de origen africano.
En cuanto a preferencias individuales, entre otros aspectos destacados por el estudio, el dominio del lenguaje del otro se muestra también como un condicionamiento necesario para hacer efectiva la comunicación.
Se demuestra que las personas con un nivel de formación alto tienen mayor predisposición a contraer matrimonio con alguien de otra nacionalidad.
Según Steingress, "son personas más dispuestas a aprender el idioma de su pareja, a viajar a su país de origen y tienen una mente más abierta a superar las barreras culturales que puedan surgir.
Para el sociólogo "los matrimonios mixtos son la consecuencia de la llegada de grandes contingentes de trabajadores extranjeros y, posteriormente, de sus familias, a partir de los años 60, provocada por la demanda de mano de obra adicional para cubrir las necesidades económicas de los países industrializados.
