Qué bonito el ímpetu con que se descalifican las pruebas nucleares de Corea del Norte! A ninguna persona medianamente razonable le agrada la idea de que algunos países no sólo posean ese tipo de máquina de destrucción, sino que la utilicen. Así que poca gracia me hace que Corea del Norte añada más miedo al que ya generan Francia, Reino Unido, Israel, Rusia, China o EEUU, por ejemplo. Por eso aplaudo las sanciones que los estados puedan imponer a quienes posean, y más aún a quienes utilicen, armamento nuclear... ¿Cómo? ¿Sanciones sólo a Corea? Ya entiendo...
Podría soñar que la ONU algún día llevará a cabo esa batalla quijotesca contra el miedo, sin preguntar antes quién lo provoca.
Y puestos a soñar, ¡Qué maravilloso sería observar una ONU nueva! Me contentaría con dos cambios. El primero sería la desaparición del órgano. Aquí se hace lo que me interese y nada de lo que yo no quiera, llamado Consejo de Seguridad. El segundo, dotarle de un nivel de acción similar a las organizaciones económicas como la OMC. Es inadmisible que internacionalmente sea más punible aplicar impuestos a la importación que masacrar a miles de personas.
¡Venga! ¡Soñemos!
